Susana Díaz reúne apoyos mientras medita su estrategia
La presidenta andaluza reinicia la carrera en una semana redonda, con Pedro Sánchez noqueado, Borrell descartado y la 'asistencia' de Felipe González y Cristina Cifuentes
L style="text-transform:uppercase">a presidenta andaluza ya lleva los focos alrededor, el marco está colocado, ahora sólo queda que se decida a dar el paso de competir por la Secretaría General del PSOE en el próximo congreso. El miércoles pasado, un grupo de periodistas le preguntó por la rectificación de la Lomce, el Gobierno de Mariano Rajoy la ha paralizado y el decreto que iguala la reválida con la antigua selectividad ya se conoce. Es lo normal, probablemente a todos los presidentes regionales se les preguntó por un asunto relacionado con la educación, competencia autonómica en este país, pero Susana Díaz clavó el titular en los informativos nacionales: "Al PP se le ha acabado el absolutismo". Inmediatamente, los periodistas, probablemente los mismos que preguntaron, titularon que Susana Díaz asumía la oposición del PSOE a Rajoy. Eso se llama llevar los focos puestos, camina por una pasarela que le lleva hacia ese congreso que se celebrará lo más cercano posible al verano.
A Susana Díaz le ha salido una semana redonda. Comenzó en los programas de televisión del lunes de Ana Rosa Quintana y Ferreras, dos cadenas de los dos grandes grupos de la pantalla; se fue creando la expectativa de Felipe González en el Foro Joly, llegó el ex presidente y afirmó aquello de que "no la apoyaría porque le perjudicaría", aunque aseguró que la ve "con fuerza y empuje", y justo cuando la semana se venía abajo, la presidenta de la comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, se descolgó con una acusación que sigue la estela del relato nacionalista catalán contra Andalucía y las comunidades menos ricas. El líder del PP andaluz, Juanma Moreno, tuvo que salir a criticar a su compañera de partido, que dejaba así la guinda en una semana redonda.
Y es redonda porque los dos previsibles contrincantes de Susana Díaz se vienen desinflando. Uno de ellos es el ex lehendakari Patxi López, un tipo querido en el PSOE, pero de colmillos romos; forma parte de la nata obrerista del partido, ha sido presidente del Congreso y en los sucesos de Ferraz, que llevaron a la dimisión de Pedro Sánchez, azuzó la batalla. Se estrenó en la carrera con un artículo en El País que no ha tenido ninguna trascendencia. López se apaga, aunque pudiera resurgir, es un pata negra.
Quien no resurgirá es el ex ministro José Borrell, que aspiraba a formar un dúo con Pedro Sánchez. Uno aspiraría a ser el secretario general y el otro candidato a la Presidencia del Gobierno. Borrell ha sido imputado (ahora es investigado) por la crisis de Abengoa, de cuyo consejo de administración formaba parte. La sección cuarta de la Audiencia Nacional ha decidido considerar investigados a los 19 actuales y anteriores consejeros de Abengoa y Deloitte, incluido Borrell. La sala de lo Penal ha admitido a trámite una querella por la que estas personas deberán declarar ante el juez para responder a las acusaciones de administración desleal y de falseamiento de documentación contable y de información económico-financiera. Una denuncia similar se había archivado, y es posible que Borrell salga sin ningún tipo de acusación, pero es complicado que vaya en compañía de quienes acusaron a Susana Díaz y Felipe González de perpetrar un golpe interno con ayuda del Íbex. La estafa de 150.000 euros que ha denunciado Borrell, a cuentas de una falsa compañía financiera en internet, tampoco ayuda.
Pedro Sánchez, por otra parte, sigue sin montarse en el coche propio con el que iba a recorrer las agrupaciones socialistas de España. Se retrasa su segundo lanzamiento. La entrevista que dejó en Salvados ha sido casi letal para sus aspiraciones, no por los términos en los que se expresó contra sus contrincantes, sino por su propuesta de acercamiento a Podemos. Sánchez, no obstante, sabe utilizar los recursos mediáticos, también sabe esperar.
Susana Díaz no sólo lleva los focos puestos, sino también tiene el campo de juego despejado. La imagen de la presidenta salió muy perjudicada como consecuencia de los hechos de Ferraz, la dimisión de Pedro Sánchez y la abstención a Mariano Rajoy, por eso necesita un tiempo no sólo para "coser" el partido, sino para componer su figura mediática ante la opinión pública y ante la militancia. Los pedristas dirigieron contra ella, y contra Felipe González, todas las críticas, pero aún hay una corriente interna en el partido más perjudicial para sus intereses: el sesgo andaluz. En Ferraz, cuando allí mandaban César Luena y Sánchez, llegaron a llamar al partido en Andalucía "el PSOE de los Morancos", una organización clientelar, incapaz de sacar a la comunidad de los peores puestos de las lista del paro, enfrentado a Cataluña; en definitiva, le hicieron un traje, por seguir con las metáforas del corte, que puede perjudicarla bastante. Tampoco hay que ser un analista fino para comprobar que Susana Díaz sabía de esto.
La gestora que preside Javier Fernández realizará su propuesta de calendario en los próximos días, y será en un comité federal, que se celebrará en diciembre, donde se apruebe la fecha definitiva del congreso y de las primarias. La gestora está recibiendo críticas, incluso de entre quienes la apoyan, por su inacción. El modo en que ha resuelto el castigo a los diputados que votaron no a Mariano Rajoy ha sido un tanto caótica, desigual, a los del PSC no los reprende porque está en conversaciones con el partido, pero a Meritxell Batet sí la saca de la dirección del grupo en el Congreso. Margarita Robles, que además de crítica se despachó a gusto contra el portavoz Antonio Hernando, se queda al frente de la presidencia de una comisión por el miedo a que el PSOE pierda el puesto en una venganza del PP por oponerse al nombramiento del ex ministro Jorge Fernández Díaz. Todo es complicado para el PSOE en estos tiempos, por eso los dirigentes andaluces quieren que la gestora rompa con esta dinámica de incertidumbre, al menos, presentando un calendario.
Susana Díaz, según uno de sus colaboradores, "sube como la espuma" en estos días, tiene grandes apoyos en Extremadura, las dos Castillas, Valencia y Asturias; Madrid está muy dividido, y Cataluña sigue pendiente de cómo resolverá su crisis. El problema que se ha encontrado la gestora con el primer secretario, Miquel Iceta, es que su propuesta pasa porque todo siga igual, pero eso no asegura que una decisión del comité federal sea derribada, posteriormente, por su consejo nacional. Ése es el problema: cuál es la jerarquía de direcciones, si la de Ferraz o la de Barcelona. Por eso se han dado dos meses de plazo. Una de las soluciones a la vista es que el PSC esté presente en los órganos de dirección del PSOE con una cuota, pero que sus militantes no participen en las primarias para elegir secretario general. Esto, en principio, beneficiaría las opciones de Susana Díaz, aunque no se ha planteado. En todo caso, el PSOE sí exigirá al PSC un mayor control sobre el censo de militantes si éstos votan en las primarias. Hasta ahora, la dirección catalana enviaba a Ferraz una certificación de validez sobre un censo que estaba blindado ante el federal.
Lo que es seguro es que Susana Díaz no revelará sus cartas hasta después de la Conferencia Política que el PSOE celebrará de modo previo a su congreso. En el caso de que diese el paso y ganase las primarias, Díaz intentaría compatibilizar durante un tiempo este cargo con la Presidencia de la Junta. No sería hasta la convocatoria de las elecciones generales cuando debería decidir dejar San Telmo.
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