Empate con mucha garra en el Argüelles

La fuerza y la garra con la que el Balonmano Antequera salió ayer al parqué del Fernando Argüelles fueron las culpables del valioso empate que los hombres dirigidos por Antonio Carlos Ortega cosecharon ante el temido Valladolid (32-32).

Concienciados de la importancia de sumar en este envite, los locales salieron a darlo todo con una defensa de 6-0, la misma que Carlos Pastor colocó al inicio del envite en el conjunto pucelano, y comenzaron a apretar en ataque sin dar apenas tiempo a sus rivales.

Tal fue la efectividad ofensiva mostrada por los antequeranos, que el Valladolid tuvo que cambiar rápidamente su defensa a un 5-1, con Bilbija adelantado, para que los de casa no pudieran mover el balón a gusto.

Así las cosas, el cambio empezó a afectar a los de Ortega, que tuvieron que soportar cómo Perales y Tvedten pasaban por encima de Jorge Martínez una y otra vez. No obstante, los pucelanos no se fueron nunca en el marcador de más de cuatro goles. Tras los primeros 30 minutos, el electrónico quedaba en un 15-17, nada deshonroso para un Antequera que llegaba al envite con 10 puntos menos en la clasificación que su adversario.

Los minutos de descanso sirvieron a los hombres de Ortega para volver más concentrados al partido. Tras la reanudación, el Antequera volvió a mostrar su mejor cara. Jorge Martínez, uno de los más destacados durante todo el encuentro, siguió protagonizando majestuosas paradas. La defensa se hizo más ruda e impenetrabale y en el ataque brilló una rapidez no vista hasta el momento en el partido. Las cosas salían tan bien al Antequera que llegó incluso a ponerse por delante en el marcador (27-25) a diez minutos para el final.

Tal fue el acoso local al Valladolid, que Pastor se vio obligado a utilizar portero jugador, sobre todo durante las exclusiones a los locales, para atacar así con siete jugadores.

El público se vino arriba y el Fernando Argüelles se convirtió en una fiesta, hasta que un fallo tonto en ataque dio alas a los pucelanos. El Antequera, que había tenido el partido en sus manos, se vio obligado a remontar la diferencia de goles y lo hizo con la ayuda de Kogovsek, grande en defensa.