Míchigan, prisión provincial

Crítica '321 días en Míchigan'

Pablo A. Valdivia

27 de marzo 2014 - 05:00

321 días en Míchigan. Sección Oficial. Drama, España, 2014. Dirección: Enrique García. Guión: Isabel Sánchez, Enrique García. Intérpretes: Chico García, Virginia DeMorata, Héctor Medina, Virginia Muñoz, Salva Reina.

Drama social carcelario ambientado en Málaga, 321 días en Míchigan supone un acercamiento más que correcto a la vida entre rejas, filmada con buen pulso, sobre un guión a cuatro manos del director Enrique García junto a Isabel Sánchez. Sierra (Chico García) tiene que ingresar en prisión por haber cometido delitos financieros. Tras preparar una coartada para que sus más allegados no se enteren, debe hacerse a la rutina de su nueva vida.

Aunque al espectador del cortometraje Tres razones -del mismo realizador- pueda asaltarle un cierto déjà vu, 321 días muestra entidad propia. Hay mucha humanidad en sus perdedores, y en su diversidad el grupo carcelario resulta una composición armónica, creíble. Y no sólo eso: pese a algunos altibajos, el filme es atrevido a la hora de rehuir los tópicos, y va creciendo durante su metraje conforme sus personajes van metiéndose en problemas.

Personajes, por cierto, encarnados en su mayoría por toda una generación privilegiada de actores malagueños. Porque aunque el peso de la acción recae en paralelo sobre las historias de Sierra y Sara (luminosa Virginia DeMorata), la cinta gana enteros cuando se cruza cualquiera de las tramas secundarias. Especialmente con la aparición de Carmona y Juani, interpretados por unos extraordinarios Héctor Medina y Salva Reina respectivamente; sin olvidar a Virginia Muñoz o Juanma Lara. Un verdadero dream team local complementado con la banda sonora de Fernando Velázquez (El orfanato) y la aparición de músicos malagueños como Pasión Vega, Toni Zenet, Tabletom, El Kanka o Javier Ojeda, que incluso se permite un par de cameos durante el metraje.

Sin contar lo que pueda venir, a nivel local 321 días ya supone indudablemente una buena noticia. Con una industria cinematográfica deprimida desde hace años, García supone para Málaga una esperanza de tiempos mejores.

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