El germen malagueño de la arquitectura
educación Su proyecto fin de carrera proponía una mediateca en los cines Astoria
Ana García Puyol es la primera arquitecto titulada por la UMA · De 80 alumnos ha sido la única en terminar en seis años
Su 9,83 de nota media le hizo entrar la primera en la recién nacida Escuela de Arquitectura de Málaga en septiembre de 2005. Seis años después, Ana García Puyol también ha sido la primera en salir con el título de arquitecto por la UMA. Ingresó junto a otros 80 compañeros pero es la única que, por el momento, ha terminado la licenciatura con la lectura en junio de su proyecto fin de carrera. Ana, a sus 24 años, representa el germen de la arquitectura de sello malagueño.
Asegura que lo suyo no fue un camino elegido "por vocación". De hecho, se decidió un mes antes de presentarse a la selectividad. Sólo sabía que le gustaba el dibujo técnico. El empuje de un amigo de la familia hizo el resto. Así se encontró inmersa en una titulación que le ha exigido horas y horas de trabajo, dedicación casi exclusiva, disciplina y una férrea constancia. La pasión se fue instalando dentro a lo largo de los años.
Junto al resto de alumnos, Ana formó una peculiar familia en la que coexistían sinergia creativa y competitividad. "Nunca fuimos números para los profesores, tuvimos una dedicación muy grande por su parte", asegura García Puyol. Pero su afán por viajar y conocer otros puntos de vista la llevó a pedir dos becas de intercambio, una para estudiar cuarto en la Escuela Superior de Madrid y otra para terminar el quinto curso en Estados Unidos, al sur de Illinois.
Tras finalizar los estudios de Arquitectura trabajó cuatro meses en Chicago pero volvió a Málaga para centrarse en su proyecto de fin de carrera, que terminó en tan sólo nueve meses. Sobre el papel, Ana convirtió los antiguos cines Astoria y Victoria en un centro cultural basado en las nuevas tecnologías. Un edificio abierto, dividido en tres partes para continuar el trazado natural de las calles Victoria y Alcazabilla hacia La Merced fue su propuesta, que contemplaba cubrir la plaza con una carpa de hormigón para aprovecharla en dos niveles, uno bajo techo para colocar cafeterías, exposiciones o actividades culturales y otro sobre él para el paseo al aire libre.
Una biblioteca, salón de actos y salas de usos múltiples adaptables a diferentes necesidades y locales de ensayo en el sótano incluía su proyecto sobre este polémico enclave comprado por el Ayuntamiento a finales de 2010. Siete profesores ejercieron de tutores en este trabajo que le valió el título de una escuela que se ha ido formando a la par de sus alumnos.
"Empezamos en los talleres de Renfe, nos trasladamos al convento de María Auxiliadora y posteriormente a El Ejido, no tuvimos biblioteca hasta 4º curso y hasta el año pasado no se abrió una sala con ordenadores", afirma Ana Puyol. Sin embargo, sus elogios son continuos. "De las tres escuelas por las que he pasado, sin duda la de Málaga es la más exigente", añade.
Sus arquitectos favoritos son los suizos Herzog & De Meuron y Peter Zumthor y dice que los daneses Big "son lo mejor". Y en este panorama desolador ella se decanta por el optimismo. "Creo que la cosa va a mejorar", dice Ana que tiene meridianamente claro hacia dónde ha de ir esta disciplina. "Las nuevas tecnologías nos van a ayudar a especializarnos y a diversificar las labores del arquitecto", considera.
Aunque pretende seguir con su formación, Ana aspira a tener su propio estudio. Pero no se lo imagina a la manera tradicional sino como un punto de encuentro multidisciplinar, un lugar virtual en el que arquitectos, diseñadores, sociólogos e ingenieros colaboren en la creación de espacios tan efímeros como la sociedad actual.
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