La edil Carmen Revilla pide perdón a Roca por delatarlo

Encarna Maldonado / Málaga

14 de marzo 2012 - 01:00

La concejal del GIL Carmen Revilla, que en junio de 2006 dio alas a la investigación del caso Malaya al reconocer que había recibido sobornos de Juan Antonio Roca, pidió ayer perdón al exasesor de urbanismo de Marbella por involucrarlo en una confesión que, de acuerdo con su confesión de ayer, estuvo "llena de falsedades" porque la realizó con el único objetivo de evitar la cárcel.

Carmen Revilla reconoció ante el juez instructor Miguel Ángel Torres que Juan Antonio Roca le entregó 240.000 euros y que había prometido tres millones de euros a los ediles que firmaron la moción de censura. Además, la Policía halló entre los documentos de su marido un relato pormenorizado de cómo se fraguó la alianza entre parte del GIL, ediles del PSOE y del PA para echar a Julián Muñoz de la alcaldía de Marbella.

Revilla, que efectivamente no ingresó con carácter preventivo en la cárcel, se ha retractado después de esta confesión y lo volvió a hacer ayer ante el tribunal que juzga el caso Malaya.

Explicó que tras producirse la primera oleada de detenciones sintió miedo y acudió al que había sido abogado de Jesús Gil, el letrado José Luis Sierra, hoy día gravemente enfermo, para que le ayudara a idear una estrategia defensiva que le sirviera para defenderse en el caso de ser arrestada. Fue este abogado, que ya había roto las relaciones con Jesús Gil, quien supuestamente le pidió que hiciera un escrito incriminatorio porque de esa forma podría gozar del estatus de testigo protegido.

Sin embargo, cuando se lo entregó al abogado no le parecieron suficientemente graves las acusaciones y datos que proporcionaba relativos a la corrupción política en Marbella para que fuera aceptada como testigo protegido, siempre según la declaración que ayer proporcionó. No obstante, guardó el escrito porque podría ayudarle en su defensa si las cosas se le ponían feas.

Carmen Revilla afirmó ayer ante el tribunal que la juzga que Roca jamás le entregó ningún soborno. Simplemente le hizo un préstamo porque quería comprar una vivienda y no tenía dinero suficiente para pagar la entrada. Estos fondos se los proporcionó en dos talones que en conjunto sumaban algo menos de 160.000 euros. Finalmente no pudo adquirir la casa y devolvió al exasesor de urbanismo de Marbella los dos talones.

Respecto a los 11.000 euros que la Policía encontró en su casa, indicó que era dinero de su marido, con quien está casada en régimen de separación de bienes, pero que al ser detenida lo ocultó porque temía perjudicar también a su esposo. "Por eso dije que eran de un amigo".

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