Más allá de los libros
El colegio Rectora Adelaida de la Calle, en Soliva, es uno de los centros pioneros en trabajar por proyectos · No usan libros de texto en ningún curso y enseñan a raíz de la investigación propia
En la clase de primero de Primaria, los niños trabajan por grupos los músculos, el esqueleto y el aparato excretor. El profesor, Antonio Miguel Lozano, les pregunta qué información buscaron ayer y los alumnos le explican el proceso del sistema urinario. Usan palabras técnicas y son capaces de distinguir todas sus partes en un maniquí del cuerpo humano. Tienen 6 años y escriben y dibujan sus investigaciones en folios en blanco. No saben lo que es trabajar con un libro de texto. Son alumnos que aprenden de una forma diferente en el colegio Rectora Adelaida de la Calle.
El centro, situado al inicio de la barriada de Soliva, nació hace dos cursos con la intención de iniciar una experiencia única. "Algunos vinimos de otro centro, el Francisco de Quevedo, en el que trabajamos de esta forma en Infantil y se nos ocurrió que era un buen sistema, que los niños aprendían mucho y quisimos asumir el reto", recuerda la directora del colegio, Virginia Rodríguez, que lleva más de 20 años en la enseñanza. Después de cuatro años sumergidos en una formación que aún hoy continúa en el propio centro, decidieron que todos los niveles educativos, desde 3 años hasta sexto de Primaria aprendieran de esta forma que parte de los intereses del propio alumno, es decir, que ellos mismos sugieren lo quieren aprender.
Esto puede resultar difícil de entender, pero en el manejo diario del aula resulta más sencillo de lo que parece. El profesor guía a los alumnos planteando el tema a tratar y ellos dicen qué les interesa saber, que en la mayoría de los casos, trasciende de lo que reflejan los libros de texto y, por tanto, de los objetivos marcados. "Vimos que los más pequeños arrancaban hojas de los árboles e iniciamos un proyecto de medio ambiente y entre las diversas actividades ha salido un huerto que lo siembran, riegan y cuidan entre todos", comenta la directora. Ya han recogido las primeras lechugas que degustarán los pequeños agricultores.
Rocío Rodríguez es profesora de uno de los grupos de primero de Infantil. Sus escolares tienen 3 años y cuando les ha tocado aprender cosas del cuerpo humano han querido saber cómo somos por dentro. El exterior, ya estaba más que superado. "Una madre me contó que en un concurso televisivo preguntaron cómo se llamaba el conducto que va desde la garganta hasta el estómago y su hija le dijo, mamá eso lo sé yo, es el esófago, y se quedó pasmada", comenta a sus compañeras a la hora del recreo.
Alicia Sánchez y Rocío Castro también son maestras del CEIP Rectora Adelaida de la Calle. Asegura Alicia que "al principio sentí mucho miedo, porque trabajar de esta manera te puede crear inseguridad, es algo desconocido, pero los resultados no están gustando mucho", asegura. Tanto ella como Rocío coinciden en que "tienes que trabajar mucho en casa, nos seguimos formando, leemos sobre el tema, asistimos a charlas e intercambiamos experiencias e ideas con otros profesores que tienen este sistema, hay que dedicarle muchas horas porque tienes que programarlo absolutamente todo", dicen.
Esta forma flexible de aprendizaje surge de una premisa: no se limita el conocimiento. Parten de que todo alumno tiene un saber adquirido, en la guardería, en casa, con la familia, con sus iguales. No son mentes en blanco. "Nosotros no decimos que pueden aprender sólo hasta el número tres en primero porque esa es la pauta, los números forman parte de su vida, los ven a diario en el calendario", asegura la directora.
Ni tampoco inician la lectura con el canturreo de hace medio siglo. Eso de "mi mamá me mima" es algo totalmente obsoleto en este centro. "Aquí se empieza a escribir a partir del nombre propio del niño y de sus compañeros, y así comienzan a relacionar las sílabas", comenta Virginia Rodríguez. En cuanto a las diferentes asignaturas ya en Primaria, "se pide sobre todo una labor de investigación, buscan en internet, en libros y revistas de la biblioteca de aula o preguntan en casa, luego tienen que sintetizar, redactar lo que han investigado y exponerlo en clase a los demás", comentan los responsables del colegio.
Con este sistema "lo trabajan todo sin darse mucha cuenta", aseguran. "No les damos nada hecho, les enseñamos a investigar, a averiguar las cosas por sí mismos", considera la profesora Rocío Rodríguez. Cuenta la directora que en primero de Primaria querían trabajar las ciudades y lo han hecho a través de la Liga de fútbol. Los partidos del Málaga contra otros equipos han servido de base para situar las capitales españolas que visita el equipo en el mapa.
"Han averiguado las distancias entre dos puntos, han tocado el sistema métrico, la escala, están multiplicando aunque no se sepan las tablas y de cada ciudad cada uno ha investigado una cosa, sus fiestas, su gastronomía, si tiene mar o no, sus ríos y montañas", explica Virginia Rodríguez, orgullosa de su equipo docente y, sobre todo, de la implicación de los padres.
Porque potenciar la creatividad de los más pequeños sin algo tangible a lo que agarrarse, sin un manual que seguir, no es sencillo de asumir por todas las familias y en muchas planteó dudas. Por eso, durante el periodo de escolarización, el equipo directivo además de mostrar las instalaciones recién construidas, explica el sistema y advierte a los padres de lo necesaria que será la ayuda en casa. "Algunos se muestran temerosos, creen que sus hijos así no van a aprender, pero en cuanto llevan aquí unos meses ven los resultados", asegura la directora del CEIP Rectora Adelaida de la Calle, considerado por toda la comunidad como "un centro abierto en el que todos hemos de intervenir".
El colegio es tan receptivo que en el comedor un grupo de cuatro madres ayudan a los niños a hacer galletas de mantequilla en el taller de cocina. Belén Caballero y María José Vargas son delegadas de padres y sólo hablan del colegio en positivo. "Los niños están siempre investigando, llegan hasta donde pueden, no se ciñen a los conceptos establecidos", asegura María José y se ríen de las ocurrencias de sus hijos. "Mamá me he roto la rótula", "me he dado un golpe en el cráneo", "hoy me duele la clavícula", les dicen sus pequeños que con 4 años ya manejan la lectoescritura.
"Lo antiguo no tiene por qué ser lo mejor, están más ilusionados por aprender", dice Belén. A Nuria García y Carmen Lobato, otras dos madres, también les encanta implicarse y aseguran que, aunque trabajan, "se saca tiempo si se quiere, porque yo me he tirado hasta las dos de la madrugada buscando información".
Lo que tanto profesores como padres destacan también es que con el trabajo por proyectos no sólo adquieren conocimiento los escolares, sino que los adultos están en un aprendizaje constante. "Los niños aprenden más cosas y se aburren menos, y nosotros los docentes también, es un reciclaje continuo, conoces muchas curiosidades a las que no dan respuesta los libros de texto", comenta la profesora Alicia Sánchez.
El CEIP Rectora Adelaida de la Calle es uno de los pocos colegios malagueños que ha implantado en su totalidad el trabajo por proyectos. Una experiencia pionera en la que los 320 niños se siente protagonistas de su propio aprendizaje.
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