Las salidas carmelitas acaban a lo grande

El amplio calendario carmelita de la capital se cerró ayer con numerosas procesiones en distintos puntos de la ciudad. La jornada empezó al filo de la mañana en el bario del Perchel, Nuestra Señora del Carmen Coronada salía de la parroquia que lleva su nombre en rosario de la aurora en dirección a la Catedral. Una cita que siempre se caracteriza, y en esta ocasión no fue menos, por la fidelidad de un numerosísimo publicó que siempre acompaña la imagen. Una vez, el cortejo llegó al primer templo de la diócesis, allí se celebró una misa estacional que dio paso al traslado de la imagen hasta el Puerto donde quedó expuesta bajo el dintel del edificio de la Autoridad Portuaria.

Esto ocurría cuando por el barrio de La Malagueta ya iba de camino de la parroquia de San Gabriel la Virgen del Carmen de los submarinistas. Hasta allí había llegado en su procesión terrestre después de subir a la superficie. Tras un año en su capilla sumergida en la Caleta, la mañana comenzaba con una cita ineludible para la asociación de los submarinistas de la ciudad, la emersión de la imagen. La calma y la buena temperatura del mar favorecieron que la navegación de las embarcaciones que se dieron cita, jábegas incluidas, transcurriera sin ningún problema.

Por la tarde, el barrio de Huelin veía como su Virgen del Carmen salía para bendecir las aguas. Además este año contó por primera vez con representantes de la Marina en su cortejo, muy nutrido, y también estrenaba la cruz guía, obra de Rafael Ruiz Liébana. A su vuelta de la procesión marítima, la Virgen fue depositada en su capilla callejera del barrio.

Mientras tanto la Virgen del Carmen volvía a su templo tras la procesión por la bahía. Su paso por la iglesia de Stella Maris o por el Puente de la Misericordia bajo un despliegue de fuegos artificiales volvieron a ser algunos de los puntos más concurridos. Ya por la noche, la agenda la cerraba la procesión del Carmen de la Colonia Santa Inés.