Las máquinas que cobran vida
El IES Politécnico Jesús Marín organizó ayer una nueva edición del certamen Malakabot Impresión en 3D, drones, realidad aumentada y campeonatos de robótica convocaron a más de 600 personas de toda España
Donde aparentemente se encuentra el vacío, una mano se desliza por cuerdas invisibles para tocar una melodía. Es un arpa láser hecha por los alumnos de primer curso del ciclo superior de Mantenimiento Electrónico del IES Politécnico Jesús Marín. Con este modelo que genera un sonido cuando se corta el haz de luz participarán en un concurso en el País Vasco. Un poco más allá, el robot de un compañero localizaba con ultrasonidos la salida del laberinto. Eran dos de las muchas máquinas y proyectos que se pudieron ver ayer en Malakabot, el certamen organizado por el instituto desde 2009. Por primera vez ampliaron espacio y se trasladaron al aulario Juan López Peñalver de la Universidad de Málaga. Aunque se quedó casi pequeño para acoger a las más de 600 personas de todo el país convocadas en torno a la robótica.
"Se trata de un punto de encuentro para la comunidad robótica, tanto los estudiantes y amateur como los profesionales, los que quieren aprender y los que buscan algo específico en alguna ponencia", comentó ayer uno de los organizadores del evento, el profesor Enrique Norro. "Es una forma de hacer cantera y un escaparate estupendo para las empresas, también se establecen muchos contactos y se comparten ideas", agregó. En torno a la impresión 3D, los drones, la realidad aumentada y los concursos de robótica giró la jornada, que contó con una veintena de ponencias.
En ellas se habló de prótesis médicas realizadas con impresoras 3D, de las TIC en la música, del uso de la electrónica en el arte y de la robótica al servicio de la accesibilidad, entre otros temas. Mientras, en el hall se celebraron las actividades que más expectación generan en este tipo de eventos, las competiciones. "Tenemos tres modalidades de seguidores de línea, velocistas, rastreadores y carrera, esta última para profesionales. En ella sus robots se detectan unos a otros y hacen adelantamientos, como en una carrera de fórmula uno", indicó Norro. Una decena de profesionales, que recorren el mundo buscando los mejores campeonatos y que participan en la liga profesional, acudieron ayer a Malakabot. También el minisumo, en el que luchan dos máquinas autónomas. En total, un centenar de estudiantes y aficionados se inscribieron en estos concursos para poner a prueba sus creaciones.
Bípedos y cuadrúpedos que parecen tener vida a pesar de ser un collage de piezas metálicas, un robot entrenador de la tercera edad o un vigila bebés, juguetes que al mismo tiempo que divierten a los más pequeños analizan la calidad del aire certificaban ayer en Malakabot que todo lo que se imagina tiene posibilidades de llegar a ser real. Y todo ello empujado desde la escuela.
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