Álex quiere ser Álex en la Universidad

Álex no es el primer chico transexual que estudia en la Universidad de Málaga, ni será el último. Sin embargo, de entrada no lo está teniendo demasiado fácil para que se respete su intimidad y su autodeterminación de género. Acaba de empezar Psicología, el tránsito lo hizo en enero y aún no se ha hormonado. Se siente blanco de algunas miradas, generador de dudas entre sus compañeros, y no quiere que éstas tengan que despejarse porque su nombre femenino aparezca en una lista de clase. Antes de comenzar el curso fue de tutoría en tutoría junto a la asociación Trans Huellas para explicar a sus profesores su historia y pedirles el trato con el que se identifica. Sin embargo, en la documentación interna y en el campus virtual aún no se ha cambiado. Su caso, según le cuentan desde la Facultad, está en el Rectorado.

El protocolo de actuación de identidad de género elaborado por la Consejería de Educación no trasciende al ámbito universitario, pero en junio de 2014 el Parlamento andaluz aprobó la ley integral de transexualidad y "no se puede hacer patologizante la transexualidad, la Universidad no le puede exigir un diagnóstico que certifique su identidad", comenta Felipe de Lima, secretario de la asociación Trans Huellas. "Enviamos al decanato tanto la ley como el protocolo educativo diseñado por la Consejería y nos pidieron una especie de diagnóstico o justificante médico para cambiar los datos de Álex", dice De Lima. "Hicimos otro escrito diciendo que no íbamos a presentar ningún certificado y pidiendo una serie de adaptaciones a su tránsito universitario", agrega.

Como Álex aún no tiene su modificación registral y en su DNI aparece su nombre femenino, el alumno entiende que la emisión de cualquier documento oficial irá con su nombre registral. "Pero solicitamos que en la documentación interna, en las listas y el campus virtual aparezca su nombre masculino y que el trato sea masculino", apunta Felipe de Lima.

"Si un profesor no me trata como Álex, los compañeros tampoco lo van a hacer, si duda o titubea a la hora de utilizar mi nombre también sembrará dudas y no quiero ponerme en el punto de mira", dice Álex. "La gente es muy prejuiciosa con la imagen, yo siempre estoy tratando de evitar la evidencia", añade este joven de 25 años que tras el careotipo comenzará con la hormonación. "Estas medidas que pedimos son para evitar la discriminación y los comentarios, si tú no tienes que decirle a todo el mundo que eres una mujer, por qué un chico transexual tiene que explicarse constantemente", reclama el secretario de la asociación Trans Huellas. "Una cosa es que desde el movimiento asociativo se visibilice el tema y otra que Álex tenga que señalarse", agrega.

Saúl Blanco es graduado en Educación Primaria y cursa un máster, también en la UMA, de Igualdad y Género. Hasta segundo de carrera su nombre femenino continuó apareciendo y fue una profesora la que insistió al decanato para realizar el cambio. Este joven de 21 años recuerda que "todos los profesores lo sabían y todos me llamaban Saúl" pero para lograrlo tuvo que ir contando su historia uno a uno. "Mi caso no llegó al Rectorado, en segundo curso una profesora consiguió que el decano diera la orden para cambiar mi nombre y no fue necesario que trascendiera más, una vez que se dio el visto bueno se pudo cambiar sin problemas", dice Saúl, muy seguro de sí mismo. En su familia, aunque al principio costó asumirlo, el apoyo ha sido incondicional y eso le ha ayudado a afrontar su transexualidad con mucha madurez. Álex aún está iniciando ese camino que Saúl ya ha recorrido. Ahora lo que espera es que sea lo más llano posible.

Desde la UMA señalan que a la hora de expedir un título no hay problema si se acredita otra identidad con su DNI ya cambiado o con un documento del registro civil, según marca la normativa vigente. Pero en relación a la vida universitaria y la documentación interna, aseguran que no hay un protocolo específico de actuación para estos casos.