La única fábrica de paneles solares para satélites de España está en Málaga
DHV, creada hace dos años, ya tiene productos en el espacio, prevé invertir medio millón de euros en equipamiento y abrir filiales
Málaga alberga la única empresa española y la cuarta en Europa especializada en el desarrollo, fabricación y comercialización de paneles solares para satélites. Se llama DHV Technology y pese a que este pasado viernes cumplió solo dos años, sus gestores están satisfechos porque ya han conseguido que sus productos estén en el espacio, tiene varios proyectos internacionales, una previsión de inversión de medio millón de euros en los dos próximos ejercicios y, además, dan beneficios, algo digno de mención en una empresa de nueva creación.
Sus fundadores son Miguel Ángel Vázquez, Vicente Díaz y Francisco Rubiño. Los dos primeros son doctores en física y el tercero es ingeniero industrial. Los tres habían trabajado previamente en grandes empresas del sector de energías renovables y tanto Vázquez como Díaz están muy especializados en energía solar fotovoltaica pues operan en esa línea desde 1995. Eran pues, expertos, pero eso no es suficiente para crear una compañía. "La empresa no surge porque sí, sino porque conocíamos cómo funcionan las células solares, veníamos observando la industria espacial desde hacía tiempo y vimos que había un nicho de mercado por explorar con los paneles solares ya que en España no había ninguna compañía", comenta Díaz.
Ser la única empresa en España ya aporta una ventaja competitiva, pero hay que tener en cuenta que el mercado es internacional, por lo que no es decisivo para obtener clientes. En este sentido, explican que "antes de fundar la compañía analizamos el mercado, empezamos a contactar con empresas del sector espacial en España, vimos que no colisionábamos con ningún interés y, posteriormente, ha sido fácil encontrar alianzas en España porque nos ven como un complemento".
Fue prácticamente llegar y topar. A los cinco meses consiguieron su primer contrato. Una empresa llamada Gauss les llamó para instalar sus paneles en el satélite italiano Unisat 6. Se lanzó en junio de 2014, por lo que lleva en órbita más de un año "y la información que nos llega del cliente es que está funcionando bien". Este arranque sorprendió a los propietarios de DHV porque, según narra Vázquez, "pensábamos que podrían pasar dos años hasta que consiguiéramos nuestro primer contrato y a los ocho meses ya estábamos volando, superando así nuestras mejores expectativas".
El mercado de pequeños satélites está en auge y cada vez hay más empresas y universidades en este segmento. El cuello de botella, no obstante, está en el reducido número de plataformas para lanzar cohetes -ubicadas principalmente en EEUU, Europa, Rusia, China e India- y de permisos. DHV vende a integradores y ensambladores de satélites, pero para que otras empresas confíen en una nueva debe tener experiencia en vuelo. La firma malagueña la está consiguiendo gracias al Unisat 6 y eso le ha dado visibilidad. De hecho, ya han vendido paneles para una empresa de Kazajistán, participan con una compañía de Reino Unido en el proyecto europeo QB50, tienen un acuerdo de distribución en Corea del Sur, operaciones comerciales en la antigua Yugoslavia y Rusia, han trabajado con la Universidad de Hawaii y están en negociaciones con otras universidades norteamericanas. "La verdad es que no paramos, es un trabajo intenso y estamos muy activos", bromean.
DHV está instalada en el BIC Euronova, en el PTA. Allí tienen una nave de 160 metros cuadrados con zona de fabricación, prototipos y oficina. Cuenta con una decena de empleados, que oscila en función de la carga de trabajo. Sus paneles, afirman, están hechos con tecnología propia, son fabricados e integrados en Málaga, aunque tienen como socios a la Universidad Politécnica de Madrid y al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, que pertenece al Ministerio de Defensa. Este último posee un laboratorio que certifica los módulos a escala internacional. También poseen convenios con las universidades de Málaga, Granada y Jaén.
El sector de satélites se estructura en aplicaciones y órbitas. Se habla de órbita baja cuando se lanza entre 150 y 1.500 kilómetros de altura. Suelen ser satélites más pequeños dedicados a la observación del planeta, comunicaciones, experimentación... Aquí es donde está DHV. La órbita media y elíptica está entre 1.500 y 36.000 kilómetros, pero está poco frecuentada por problemas con la radiación. En tercer lugar está la órbita geoestacionaria, con más de 36.000 kilómetros de altura. Es, valga el símil, la Champions del mercado. Son satélites con misiones que duran 15 años, muy costosos y en los que operan multinacionales como Airbus, Thales Alenia, Loral u Orbital. El famoso Meteosat, por ejemplo, está en esta órbita.
El objetivo de DHV sería entrar en esa Liga de Campeones, pero son conscientes de que les queda mucha tarea por delante. No obstante, se hace camino al andar. La empresa malagueña prevé invertir medio millón de euros entre 2016 y 2017 en nuevo equipamiento y desarrollo de productos y se plantea la apertura de filiales.
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