El Clínico iniciará el lunes la obra para duplicar el área de Radioterapia
La ampliación cuesta 2,5 millones e incluye la incorporación de un segundo acelerador para radiar a enfermos de cáncer · La mejora evitará las derivaciones a otros centros
El Clínico va a empezar el lunes una obra que le permitirá duplicar su capacidad para tratar a enfermos de cáncer. Se trata de la construcción de un nuevo búnker para instalar el segundo acelerador lineal. Debido a que este equipo emite radiaciones, se necesita levantar una habitación con blindajes especiales que luego tendrá que pasar los controles del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
Las obras durarán seis meses, de modo que el aparato estará en funcionamiento el próximo verano. En la actualidad, el Servicio de Oncología Radioterápica trata a unos 700 pacientes al año. Con el segundo acelerador podrá atender a unos 500 enfermos más. Esa diferencia entre el rendimiento de los dos equipos se debe a que el nuevo -que se incorporará dentro de seis o siete meses y es uno de los más avanzados- exige un manejo más complejo.
La obra permitirá además crear un área de braquiterapia de la que actualmente carece el hospital. Esta técnica es un tipo de radioterapia que se da de forma local a los pacientes. "El segundo acelerador y el radioquirófano para braquiterapia nos permitirá ser autosuficientes", explicó José Antonio Medina, director de la Unidad de Oncohematología del Clínico. En la actualidad, el hospital tiene que derivar al año al Carlos Haya a unos 350 pacientes.
El acelerador emite rayos X, sólo que muy potentes. Al radiar al paciente, se matan las células cancerosas. El objetivo siempre es atacar la zona tumoral protegiendo al máximo los tejidos sanos. Una veintena de profesionales de Radioterapia trabaja codo con codo a fin de que las dosis sean las adecuadas y se circunscriban al lugar afectado por el tumor. Para ello, los oncólogos diagnostican y definen el tratamiento que debe recibir cada paciente y los radiofísicos se encargan de que el acelerador haga lo que quiere el médico. Para ayudar a los radiofísicos en su labor, se hace un escáner al enfermo que permite planificar la radioterapia. Mario Lobato, radiofísico del servicio, explica sobre el ordenador cómo se va programando la dosis y la localización de la radiación. Esta planificación se hace con una representación virtual de las radiaciones sobre los cortes gráficos que el escáner hace cada tres milímetros de la zona afectada por el tumor.
Con el acelerador se tratan enfermos con tumores cerebrales, de mama, recto, próstata, pulmón o laringe, entre otros. El 60% de los tratamientos son curativos. En el 40% restante de los casos, la radioterapia es paliativa. Este último porcentaje es un indicador de buena atención asistencial según los estándares de la especialidad ya que está orientada no a curar, pero sí a evitar dolores y síntomas al paciente, es decir a mejorar su calidad de vida.
Justamente, ese parámetro es uno de los más de 100 que han sido tenidos en cuenta por la Agencia de Calidad Sanitaria de la Junta para conceder a la Unidad de Oncohematología el certificado que acredita su trabajo bien hecho.
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