El 'tren' de Nuevo San AndrésUna barrera arquitectónica menos
Los vecinos de este punto de la ciudad conviven con las obras que se llevan a cabo para soterrar la línea férrea a su paso por la capital · Se trata de un proyecto que cerrará definitivamente la brecha que divide MálagaUna vecina de Cortijillo Bazán, ciega y con problemas de movilidad, acudió a la iniciativa de Presupuestos Participacivos por una rampa junto a su vivienda y ya es una realidad
Nuevo San Andrés es un pequeño barrio de Carretera de Cádiz, construido en los años setenta del pasado siglo XX, principalmente, para trasladar a los vecinos del entonces alicaído San Andrés, de ahí su denominación. Como el distrito en general, se trata de una zona densamente poblada, que comparte las necesidades e inquietudes de la zona, pero cuyos vecinos reivindican especialmente un centro social para adultos. Además, se trata de uno núcleo urbano que mantiene una singular relación con la red ferroviaria, pues da nombre a una de las paradas del Cercanías. Sus vecinos son testigos de los trenes que entran y salen de Málaga, pues viven más cerca que nadie de esta infraestructura, actualmente en obras, que en el futuro irá soterrada a su paso por la capital.
Este actuación se trata de un tren muy importante para Nuevo San Andrés, que ganará enteros cuando se cierre esta brecha histórica de la capital. No sólo en cuanto a su atractivo, también en calidad de vida para sus residentes. "Los vecinos tienen el cielo ganado, no se quejan nunca, pese a las molestias que suponen una obra de este calado. Cuando termine quedará todo precioso, pero mientras tenemos que aguantarlo, aunque nos informan puntualmente de todo para generar las menores molestias posibles", explica Teresa Retamero, presidenta de la asociación de vecinos de Nuevo San Andrés.
Pero el autentico caballo de batalla del colectivo vecinal de este barrio es la que llaman "guardería de mayores". Se trata de una antigua reivindicación que realizan a la Junta de Andalucía, para que ponga en marcha un centro de adultos en la zona. "Nos dan la callada por respuesta pero pensamos que sería necesario", argumenta Retamero, quien subraya que además padecen "problemas sociales de todos los tipos aunque prefiero no entrar en detalles".
En Nuevo San Andrés, según su portavoz vecinal, son conscientes que físicamente no tienen espacio para grandes infraestructuras como un polideportivo o similar, pero están contentos con los servicios municipales que reciben, como la limpieza. Sobre las comunicaciones, esperan que la cosa mejora cuando terminen las numerosas obras del entorno.
Josefa Contreras, de 64 años, ha convivido con sus problemas de visión durante toda su vida (desde los 3 años cuenta que necesitaba de gafas para ver) pero en la actualidad ya apenas percibe algo de claridad por uno de sus ojos, que se están apagando. No así su estado de ánimo ni la vitalidad que destila en una conversación telefónica. Además de sus problemas en la vista, una fuerte subida de azúcar también le dejó con problemas de movilidad. Por ello, esta vecina de Cortijillo Bazán acudió a la iniciativa de los Presupuestos Participativos en busca de una solución a las barreras arquitectónicas que tenía que sortear a diario en la puerta de su domicilio. Hoy son historia.
Los Presupuestos Participativos se han convertido en un importante apoyo para el área de Urbanismo y de Accesibilidad Universal, pues como el caso de Josefa Contreras, existen otros muchos similares que han encontrado respuesta gracias a esta iniciativa. En este concreto, se trata de una actuación en la calle Lágrima, a la altura del número 19, valorada en 10.000 euros. La intervención consistió en la eliminación de barreras arquitectónicas, con la supresión de dos tramos de escaleras que dan acceso al citado inmueble. En el coste total se incluye la ejecución de la obra y la colocación de barandillas de seguridad en ambas rampas.
Esta actuación fue solicitada por una sola vecina, pero desde el área de Accesibilidad se consensuó la con toda la comunidad de propietarios Santa Teresa, en la barriada Cortijillo Bazán, antes de llevarla a cabo. Curiosamente, según explica Contreras, inicialmente no todos los propietarios respaldaron la iniciativa, pero finalmente dieron luz verde al proyecto, que ha sido financiado en su totalidad por las arcas municipales. "Algunos vecinos no querían pero sino hubiésemos tenido que pagarlo nosotros más adelante. En la reunión de la comunidad una de las vecinas más jóvenes recordó que quizá todos no necesiten la rampa en la actualidad, pero que alguna vez podría ser necesaria. Hoy algunas de las vecinas que dijo no, también la utiliza", subraya Contreras, que muestra su felicidad porque su reivindicación llegó a buen puerto.
También te puede interesar
Lo último
Un mundo con incertidumbre y desencanto al alza
El parqué
Álvaro Romero
Tono mixto
Tribuna Económica
Gumersindo Ruiz
Cómo pagar la recuperación de la catástrofe
Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Por libre