El envejecimiento se ve por los ojos
Un malagueño logra un premio de la Real Academia Nacional de Medicina por descubrir que una prueba oftalmológica mide el ritmo al que envejece una persona
Todos tenemos un reloj biológico. En unas personas va adelantado y envejecen más de prisa, en otras está en hora y se hacen viejas en concordancia con su edad, mientras que en algunas va con retraso porque su envejecimiento es más lento de lo normal.
Un investigador malagueño ha descubierto que una prueba neuroftalmológica sirve mucho más que para medir la tensión ocular: también mide el ritmo del envejecimiento y diagnostica de forma precoz el alzheimer. Por su hallazgo, el oftalmólogo Antonio Alcalá Malavé ha recibido el premio al mejor trabajo de cronopatología de la Real Academia Nacional de Medicina. La distinción reconoce una línea de investigación que puede ser en el futuro la clave para la lucha contra el alzheimer y el envejecimiento.
El estudio premiado arroja varias conclusiones. La primera, que la campimetría computerizada -como se llama la prueba- sirve para medir el ritmo de envejecimiento de una persona. Es decir, para saber si tiene el reloj biológico adelantado, en hora o retrasado.
La campimetría dura unos ocho minutos y consiste en recibir estímulos luminosos ante los que la persona debe pulsar repetidamente un mando.
La segunda conclusión es que también es útil para hacer un diagnóstico precoz del alzheimer. Esta propiedad tiene su explicación. "La campimetría lee el cromosoma 19 como si fuera un código de barras", explica Alcalá Malavé. Y justamente ese cromosoma es el que determina la capacidad de una persona de sufrir infarto o alzheimer.
Pero el estudio aporta aún más conclusiones. Por ejemplo, que los fármacos usados para tratar el infarto de miocardio (estatinas) ralentizan el envejecimiento. De hecho, otras investigaciones ya han constatado que pacientes infartados a los que se medica con estatinas padecen menos alzheimer.
Para comprobar estas hipótesis, Alcalá Malavé trabajó con dos grupos. Por un lado, 117 personas con predisposición a sufrir alzheimer y otras tantas, normales. En pacientes propensos a padecer esta enfermedad neurodegenerativa, la administración de estatinas ralentizaba el ritmo de envejecimiento. Según la dosis y el tipo de estatina, el reloj -que iba adelantado debido a un envejecimiento prematuro- "casi se ponía en hora e incluso se retrasaba", explica el investigador malagueño. Según el estudio, la campimetría es útil además para medir la eficacia de estos tratamientos farmacológicos.
Otra conclusión del trabajo premiado -que confirma investigaciones anteriores- es que en aquellas personas con predisposición al alzheimer, su ADN utiliza el colesterol para causar el daño neuronal que desencadena la patología.
El neurocientífico malagueño también constató que en las 117 personas normales estudiadas -es decir aquellas sin riesgo de padecer alzheimer- el envejecimiento se aceleraba por factores como el colesterol, el azúcar o la obesidad. "Es decir, que el reloj biológico se adelanta y que en ese envejecimiento precoz influyen más estos factores que la edad cronológica", aclara Alcalá Málave. El trabajo distinguido con el premio Doctor Espina y Capó también demuestra que con el alzheimer se pierde la visión de los colores.
Este premio no es el primero que recibe el investigador malagueño. Alcalá Malavé ya cuenta en su currículum con otros tres galardones nacionales, obtenidos en 2000, 2002 y 2005. El investigador es académico de la Real Academia de Medicina de Cádiz y profesor de la Universidad de Málaga. Su recién galardonado trabajo se titula "¿Puede ser la visión la clave en la prevención precoz de la enfermedad de alzheimer?" Por sus conclusiones, parece que sí.
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