Ministra de Fomento y de Málaga

Las obras ejecutadas o comprometidas por Magdalena Álvarez en la provincia ronda los 6.000 millones de euros, una inversión sin precedentes con el AVE y el aeropuerto como grandes pilares

Ministra de Fomento y de Málaga
Ministra de Fomento y de Málaga
Javier Gómez / Málaga

08 de abril 2009 - 01:00

En el número 67 del Paseo de la Castellana de Madrid se ubica el imponente edificio de Nuevos Ministerios, un conjunto de arquitectura contradictoria, inspirado en el Escorial, rematado por el franquismo, pero concebido en 1932 con una filosofía moderna por encargo del entonces ministro de Obras Públicas, su admirado Indalecio Prieto. Hasta ayer y durante los últimos cinco años, allí ha estado el despacho de Magdalena Álvarez. Aunque en realidad la provincia de Málaga ha sido su segunda oficina, y en la mole administrativa madrileña bien podría haber numerosas dependencias dedicadas exclusivamente al desarrollo de su tierra, tan contundente ha sido la apuesta de la política socialista. El análisis de las inversiones licitadas, ejecutadas o comprometidas por Álvarez en Málaga arroja una cifra que parece de ficción: más de 6.000 millones de euros, un billón de las antiguas pesetas.

Nunca en toda su historia la provincia había recibido semejante desembolso de dinero público, y hay que remontarse a la figura de Cánovas del Castillo, como ayer hizo el PSOE, para encontrar un ministro con tamaña influencia en la transformación de la ciudad. Aunque desde el PP se celebrara ayer la salida de la malagueña del Ejecutivo, en un comunicado de su presidente provincial, Elías Bendodo, en el que se tildaba como "nefasta" su gestión y se aseguraba que Álvarez sólo ha continuado los proyectos iniciados por el Gobierno de Aznar, la versión extraoficial es muy distinta. Alcaldes y concejales populares coinciden de forma unánime en señalar las "facilidades" que han tenido para conseguir financiación para sus principales actuaciones, cómo los altos cargos del Ministerio de Fomento han sido permanentemente "sensibles" a sus peticiones y todos destacan la inequívoca apuesta por Málaga de la ya ex ministra.

Otra cosa han sido el carácter y las formas de la ministra Mandatela, una política hiperexigente, que devora asesores -se le cuentan cuatro jefes de gabinete y seis de comunicación diferentes-, y que no oculta sus filias y fobias. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, se ha quejado amargamente de que el Ministerio se usaba para hacerle oposición, con agravios como no invitarle a actos a los que sí acudía para hacerse la foto con Álvarez su entonces rival, Marisa Bustinduy.

Pero lo cierto es que Fomento ha sacado de más de un problema al Ayuntamiento por el empeño de una ministra que lo mismo estaba para un roto que para un descosido. Cuando el presupuesto de la rehabilitación del Mercado de Atarazanas, una obra municipal, se disparó, ahí estaba el Ministerio para aportar 6,3 millones de euros. También fue la ministra la que firmó el compromiso estatal de financiar el 60 por ciento de los más de 200 millones de euros que costará el soterramiento de las vías del tren, una actuación discutida durante años por De la Torre con sus antecesores populares, Arias Salgado y Álvarez Cascos, y con los que se llegó a llevar un portazo en las narices, de manera casi literal.

Magdalena Álvarez, nacida en San Fernando pero siempre ligada a Málaga, se ha comportado como la otra alcaldesa de la ciudad. Aunque eso haya provocado numerosos conflictos diplomáticos con el Ayuntamiento popular y una agria enemistad con Celia Villalobos, su némesis en el Congreso. La ministra intervino en el largo pulso mantenido con De la Torre a cuenta de la titularidad de los terrenos del Campamento Benítez. Cierto es que sin consultar, pero Álvarez comprometió el apoyo estatal y de la Junta para crear allí un Museo del Transporte por 300 millones de euros, una actuación que sigue sin gustar al alcalde y que con el cese de la ministra queda algo en el aire. Si la ronda este se quedaba pequeña, en un plazo récord el Gobierno sacaba a concurso el estudio, realizaba el proyecto y ponía en marcha las obras para el tercer carril. ¿Que la circunvalación tenía pendientes varios accesos en Ciudad Jardín y Barriguillas desde su construcción en 1992? Ahí estaba Álvarez. Por pagar, hasta costeó los 2 millones de la rehabilitación del Palacete del Jardín de la Concepción.

Tiene razón el PP cuando señala que las dos grandes obras faraónicas de Álvarez se iniciaron en tiempos de Aznar: el AVE y el aeropuerto. Aunque habría que recordar a los populares que fue Magdalena Álvarez como consejera de Economía de la Junta la que lanzó el proyecto de la Alta Velocidad Córdoba-Málaga en 1997 y que ha sido bajo su mandato de cinco años cuando ambas infraestructuras han alcanzado una velocidad de crucero inversora sin titubeos. Con la malagueña en Fomento, se ha garantizado y potenciado la actividad del taller de los Prados, dando empleo a unas 300 personas en la fabricación de trenes AVE y su mantenimiento. También se ha iniciado el eje Antequera-Granada y se ha comprometido la llegada del AVE a un aeropuerto con capacidad para más de 20 millones de pasajeros al año y tras una inversión de 1.400 millones de euros.

El único debe en la cartera de la ministra ha sido su enfrentamiento con la Junta por el diseño del tren de la Costa del Sol y su empeño en mantener la duplicación de la vía del actual Cercanías hasta Fuengirola por un trazado que no permitirá el paso de trenes de alta velocidad. Aunque también habría que señalar que todas las inversiones en ese tren litoral hasta ahora las ha hecho el Gobierno de España y no el autonómico, que lo prometió.

Álvarez tenía claro desde que llegó al Ministerio en 2004 que Málaga sería una prioridad. Se rodeó de un equipo de malagueños y andaluces: Manuel Azuaga como presidente de Aena, Antonio González Marín en Adif, José Salgueiro en Renfe, Josefina Cruz como secretaria general de Infraestructuras. Incluso incorporó el año pasado como jefe de su gabinete al entonces portavoz socialista, Enrique Salvo Tierra. Y estos cinco años, Málaga ha sido la tercera provincia española, por detrás de Madrid y Barcelona, en inversiones del Ministerio. De algunas de las actuaciones se han beneficiado provincias vecinas (autovía del Mediterráneo Nerja-Adra) o Córdoba (autovía A-45 Córdoba-Antequera o el propio AVE), y también se han hecho importantes apuestas por otras infraestructuras de la comunidad andaluza, como la nueva ronda sevillana y la ampliación de su cercanías, el segundo puente de la Bahía de Cádiz, o el nuevo acceso por Despeñaperros. Por eso, extraña el tibio respaldo recibido por la ministra en Andalucía cuando era asediada por los socialistas catalanes, que la culpaban del retraso del AVE a Barcelona y de los problemas surgidos en las obras, basadas por cierto en un trazado que le fue impuesto. Ante los ataques, Álvarez mostró su versión más agresiva, algo que no ha favorecido a su imagen en el resto de España, que la ve como la ministra más polémica del Gobierno Zapatero. Más política de hechos que de formas, en un mitin sacó a relucir de una desconocida antología de dichos andaluces un "antes partía que doblá" que sonó a provocación y falsa impostura. También salió a relucir su lado más irritable tras la catástrofe aérea de Barajas y el caos sufrido en el aeropuerto por un temporal de nieve.

La ministra también ha jugado un papel muy importante en el PSOE de Málaga, apoyando a su amiga y secretaria provincial socialista, Marisa Bustinduy, hasta sus últimos días, y aceptando el cargo de presidenta del partido que le propuso el candidato oficialista, Miguel Ángel Heredia, el verano pasado. No en vano no le faltan puestos futuribles en la quiniela abierta por la crisis de gobierno en Madrid y Sevilla. Aunque siempre se la ha barajado como candidata a la Alcaldía, no se descarta una vuelta a la Junta de Andalucía o un papel protagonista en el nuevo mapa financiero andaluz que se dibujará en los próximos meses.

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