Emasa quiere incentivar el gasto de agua e informará del fin de la sequía

Los usuarios recibirán una carta con la factura de este mes en la que se les notificará que ya pueden regar sus jardines y llenar piscinas con agua potable · El consumo ha bajado un 26% desde 2005

Un joven se lava los dientes mientras mantiene el grifo de la ducha abierto.
Un joven se lava los dientes mientras mantiene el grifo de la ducha abierto.
Raquel Garrido / Málaga

13 de abril 2009 - 01:00

Después de casi cuatro años en los que la Empresa Municipal de Aguas (Emasa) de Málaga ha insistido a los consumidores en la necesidad de apretarse el cinturón para hacer frente a la sequía, el gasto de agua no para de disminuir. Ahora la situación ha cambiado con el fin de un largo periodo seco y la empresa de abastecimiento de la capital pretende recuperar los valores normales de consumo informando a todos los usuarios mediante una carta de que ya pueden regar sus jardines y llenar las piscinas con agua potable. Aunque eso sí, todavía con algunas limitaciones.

Hasta un 26% ha disminuido el consumo de agua en Málaga en estos últimos años. Ni las abundantes lluvias del pasado invierno ni el anuncio de la Consejería de Medio Ambiente de que da por finalizado el periodo de sequía han logrado reactivar el gasto en la capital. Emasa ha llegado a mínimos históricos de facturación, ya que de los 270 litros de media que cada malagueño consumía antes de que comenzara la sequía a principios de 2005 se ha pasado en la actualidad a tan sólo 215 diarios.

Por eso, durante este mes Emasa enviará junto con la factura del agua una nota a todos sus clientes para informarles de que desde el pasado 5 de marzo, fecha en la que se publicó en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) la resolución de la Agencia Andaluza del Agua sobre el fin de la sequía, la cantidad de agua potable permitida al día por habitante pasa de los 230 litros que marcaba el decreto a 250.

Con el fin del decreto de sequía hace poco más de un mes, que ha estado en vigor durante tres años y medio en la capital malagueña, también se podrá utilizar el agua potable para el riego de jardines tanto públicos como privados pero siempre y cuando no se superen los 500 metros cúbicos por hectárea y mes.

En el caso de las piscinas también se levanta la prohibición de llenarlas con agua potable como ha ocurrido en los tres últimos veranos, aunque a partir de ahora sólo se podrá hacer una vez al año para evitar el despilfarro.

Pero la nueva situación de tranquilidad por la recuperación de los pantanos de la provincia parece que no ha calado aún entre la población, ya que en los primeros meses de este año el gasto de agua se ha mantenido en los mismos niveles bajos del año pasado a pesar de que fuera uno de los más lluviosos que se recuerdan.

La caída del gasto de agua ha sido progresivo a lo largo de todo este periodo. Las continuas campañas de concienciación puestas en marcha por el Ayuntamiento de Málaga y la Consejería de Medio Ambiente han surtido tanto efecto que, según los datos de la propia empresa municipal, si en 2005 metió en red algo más de 60 hectómetros cúbicos a lo largo de todo el año para abastecer a la ciudad, esa cantidad se redujo hasta los 49 el año pasado.

O lo que es lo mismo. Si justo unos meses antes de que se decretara oficialmente la sequía en Málaga fueron necesarios en algunos casos meter en red más de 2.000 litros por segundo, ahora la cifra no suele ser nunca superior a 1.300 litros.

El descenso más brusco se produjo en los dos primeros años de la sequía. Entre 2005 y 2006 el gasto de agua disminuyó unos siete hectómetros cúbicos anuales, mientras que en 2007 volvió a bajar dos más y se situó en los 51 hectómetros cúbicos anuales.

A pesar de la iniciativa puesta en marcha para informar a la población, Emasa calcula que la tendencia a la baja se mantendrá al menos durante los próximos dos o tres años como ya ocurrió tras la sequía de 1995. El gasto se redujo entonces de los 300 litros por habitante y día a sólo 150 y no fue hasta 1998 cuando el consumo se situó en los datos normales.

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