El ruido como norma

'Málaga Hoy' realiza un recorrido con un sonómetro por los principales puntos de la ciudad para detectar las zonas más sonoras · Los niveles que marca la nueva ordenanza municipal se superan hasta en los hospitales

J. A. Navarro Arias / Málaga

17 de mayo 2009 - 01:00

Mucho, mucho ruido. Con un sonómetro en la mano, Málaga cumple el tópico mediterráneo de ciudad ruidosa, tal y como ha podido comprobar este periódico, con un técnico de una empresa malagueña (Aistec) acreditada por Enac, el organismo designado por la Administración para evaluar la competencia técnica de acuerdo con las normas internacionales, en este caso del ruido. Las directrices europeas están orientadas a minimizar la contaminación acústica. El Pleno del Ayuntamiento ya ha aprobado una nueva ordenanza que reduce los umbrales máximos de ruido permitidos a niveles casi utópicos. Así, según el texto legal, cualquier actividad cotidiana podría penalizarse, no sólo tocar un violonchelo en casa o ensayar con una banda de cornetas en la calle, como ya ha sido el caso. Los complejos hospitalarios de la capital analizados, por ejemplo, están sometidos a un ruido sancionable.

Dice la nueva ordenanza, en fase de alegaciones todavía tras su reciente aprobación por el Pleno, que los niveles sonoros dentro de la habitación de un complejo sanitario no pueden superar los 35 decibelios A (dBA) durante el día (25 por la noche). Esta unidad expresa los resultados de las mediciones para la determinación de riesgo auditivo. Se trata de un decibelio ponderado, ya que el oído humano no percibe igual las distintas frecuencias y alcanza el máximo de percepción en las medias. Para aproximar más la unidad a la realidad auditiva, el sonómetro pondera las unidades con las llamadas curvas isofónicas.

El viernes al mediodía, el aparato marcó 55 dBA en el interior de una habitación de la segunda planta del Carlos Haya -lo mismo que en el Gálvez-, donde accedió este periódico para realizar las mediciones. Y 60 dBA en los pasillos interiores, un tercio más del máximo permitido. Estos niveles acústicos no sólo estarían prohibidos en un centro hospitalario en horario de mañana, sino que no son tolerables en ningún espacio interior de ningún tipo de inmueble, según el Real Decreto 1367/2007 por el que se desarrolla la Ley 37/2003 del Ruido, en lo referente a zonificación acústica, objetivos de calidad y emisiones acústicas, de donde la nueva ordenanza malagueña toma sus referentes.

Tras realizar mediciones auditivas en una veintena de enclaves de la capital, queda patente que la ordenanza es utópica. Los niveles se superan con creces en todos los casos. Aunque el objetivo de estas políticas es elaborar planes de acción a medio plazo, de modo y forma que los niveles se cumplan algún día, como explica Alan Antich, inspector de ruido de Aistec e ingeniero de Telecomunicaciones por la Universidad de Málaga y master en Ingeniería Acústica por la Universidad de Cádiz.

La ciudad es ruidosa y los malagueños, también. En el trabajo de campo realizado, el ruido ambiente no baja de 60 dBA en ninguna medición callejera. Unos niveles por encima del ruido máximo que por Ley debe soportar un ciudadano en un suelo de uso residencial (55 dBA). La experiencia realizada demuestra que el ruido que se genera dentro de un mercado es igual al de una taladradora de una obra. También al ensayo de una banda de cornetas y tambores, asegura el técnico.

La nueva ordenanza establece que dentro de un dormitorio debería existir menos ruido del que hay en el interior de la Catedral de Málaga una mañana cualquiera (45 dBA), cuyo silencio sólo se rompe por el trasiego de algún turista. Pero hay mucho, mucho ruido. La planta baja de la Biblioteca General de la UMA es el lugar más silencioso del trabajo de campo realizado (40 dBA), del resto de habitáculos de la instalación mejor ni hablar, todos superan los 50 dBA, cuando en una sala de lectura no se debería superar los 30 dBA. Los niveles serán utópicos o en Málaga hasta el silencio es ruidoso.

"Las nuevas leyes impedirán construir una autovía junto a una zona residencial, como ocurre en la mayoría de países europeos, donde suelen respetarse las zonas de transición, pero en España no se han tenido en cuenta tradicionalmente", explica Antich. En este sentido, la ronda oeste malagueña ya cuenta con pantallas acústicas para aislar del ruido de los coches a las zonas residenciales, aunque según Antich su eficacia es relativa. "Hacen poquísimo en comparación con la inversión que supone", matiza. Tras realizar mediciones a la altura del Palacio de Ferias, se comprueba que estos muros aíslan unos 11 dBA. Las zonas analizadas, en los aledaños del Cortijo de Torres y San Rafael, doblan los índices máximos, también en los espacios donde hay pantallas acústicas.

El sonómetro no mide el sonido, pues no existe un instrumento que lo haga de forma eficaz tal y como es percibido por el oído humano. Este aparato sirve exclusivamente para medir el nivel de ruido que hay en determinado lugar y en un momento dado. El trabajo de campo de este reportaje se realizó el pasado viernes entre las 10:00 y las 14:00. Para realizar mediciones con objeto de redactar un parte sancionador, debe aislarse la actividad a medir. Por ejemplo, si se quiere ver el ruido que genera un extractor de aire, se analiza en horario nocturno, para que ningún otro ruido condicione su medición. Luego se le aplican los índices diurnos, pues se entiende que genera los mismos decibelios a cualquier hora del día. Según explica Antich, cada medición debe constar de tres muestras, realizadas con una diferencia de al menos tres minutos; y una muestra más del ruido de fondo del entorno. Como mínimo debe existir 3 dBA de diferencia entre ambas, para que la citada actividad se considere ruidosa. Pero en Málaga, el ruido es la norma.

stats