El estrés infantil se esconde bajo el rechazo social en el colegio
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Un equipo de la UMA demuestra que el repudio de los niños en la escuela no es efecto de la inadaptación, porque sólo lo sufren los menores con altos índices de tensiónExpertos dirigidos por la catedrática María Victoria Trianes investigan desde hace una década el estrés en niños menores de 14 años. Ahora acaban de publicar un estresómetro para medir el nivel de tensión
SÓLO los niños con niveles altos de estrés son rechazados por sus iguales en el colegio. Esta es una de las principales conclusiones a las que ha llegado el grupo de investigación de la Universidad de Málaga (UMA) que dirige la catedrática de Psicología de la Educación María Victoria Trianes, que estudia desde hace una década la convivencia escolar y el impacto del estrés en la infancia. Trianes resalta que hasta ahora se había vinculado el rechazo en el colegio que padecían determinados niños a su inadaptación. Es decir, se vinculaba este repudio social a una psicopatología. Sin embargo, las últimas investigaciones determinan que sólo aquellos menores que padecen mucha tensión concitan el rechazo de sus compañeros. En consecuencia, sin estrés no hay rechazo.
María Victoria Trianes resalta que esta demostración científica influirá incluso en los tratamientos que se aplican a los niños víctimas del repudio social. "Más que las habilidades sociales como se ha hecho hasta ahora, habrá que enseñarles a estos menores cómo afrontar su estrés", explica. Las investigaciones en torno al estrés infantil apenas sólo un par de décadas de existencia, circunstancia que justifica que apenas haya todavía herramientas científicas de trabajo. Por ejemplo, el grupo que lidera María Victoria Trianes está empezando ahora a estudiar modelos complejos en los que se tienen en cuenta varias variables al mismo tiempo. Así, por ejemplo, está siguiendo también la relación existente entre este tipo de angustia, la edad y el género. En este caso se observa que la tensión no la sufren de la misma manera ni por los mismos motivos los niñosy las niñas.
Para las chicas de entre 8 y 12 años los principales estresores proceden de las relaciones personales (el rechazo de una amiga o alguna ausencia en su cumpleaños, por ejemplo), mientras que los varones les afectan más las calificaciones escolares o los asuntos deportivos y se estresan mucho menos por las relaciones personales. Y las consecuencias también son diferentes de acuerdo con el género porque las niñas suelen sufrir mucho más que los niños los efectos a través de episodios de ansiedad, depresión o miedos.
María Victoria Trianes comenzó a investigar en torno al estrés infantil hace una década a través de una muestra de 10.000 escolares andaluces. En colaboración con el sindicato Comisiones Obreras les hizo llegar encuestas con 50 ítems para que los niños trataran de identificar los principales elementos que tensionaban su vida cotidiana. A partir de ahí publicó en 2002 el libro El estrés en la infancia y reduciendo el colectivo objeto de estudio a 800 menores de diferentes colegios de Málaga ha elaborado un estresómetro cuya primera versión se acaba de publicar en la revista científica Psicothema. Este instrumento para medir el estrés infantil se publicará también después del verano la editora de test TEA, aunque adaptado para que sea de aplicación a menores de entre seis y 14 años, "porque de seis a 10 años no hay absolutamente nada y así se le dará mucha más utilidad a este instrumento" en principio dirigido a padres y profesionales.
María Victoria Trianes estima, de acuerdo con sus investigaciones, que entre el 3 y 4% de la población infantil sufre estrés alto. Este es una combinación de variables de riesgo frente a factores protectores. Entre los primeros se sitúan los problemas socio familiares, el bajo nivel sociocultural, las dificultades en las relaciones personales originadas por la imagen personal, la sobrecarga de tareas escolares o la falta de contacto con la propia familia porque el menor pasa muchas horas solo en su casa.
Los factores de protección funcionan como amortiguadores de estos peligros potenciales y tienen que ver con la existencia de un entorno familiar relajado, la comunicación con sus progenitores y el propio carácter. "El estrés aparece cuando un niño ante un problema siente que no tiene recursos ni estrategias para resolverlo. A a lo mejor otro niño más decidido en esa misma situación no padece las mismas consecuencias".
Trianes también ha comprobado que existe una alta relación entre el estrés y las psicopatologías clínicas. Es decir, en esos casos es más probable que se produzcan cuadros de ansiedad, de inadaptación escolar e, incluso, desequilibros en la hormona cortisol DEA. En los más pequeños, el estrés se muestra a través de alteraciones en el sueño y la comida, la aparición de dolores genéricos y en la profusión de berrinches y el descontrol emocional.
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