Rajoy reclama "una gran poda" en las administraciones públicas

El líder del PP asegura que su formación tiene las soluciones para rebajar los índices de desempleo y pone como ejemplo lo sucedido en 1996 · Alrededor de 17.000 personas se dan cita en el mitin de Antequera

Mariano Rajoy, durante el acto celebrado ayer en la plaza de toros de Antequera.
Mariano Rajoy, durante el acto celebrado ayer en la plaza de toros de Antequera.
S. Sánchez / Antequera

20 de septiembre 2010 - 01:00

Economía y empleo. Dos pilares sobre los que el presidente nacional del Partido Popular, Mariano Rajoy, sustentó ayer su intervención en el mitin celebrado en la plaza de toros de Antequera y en el que estuvo arropado, además de por los primeros espadas de la formación a nivel regional y provincial, por alrededor de 17.000 militantes y simpatizantes de la organización llegados de numerosos puntos de la región. El líder popular incidió, de un lado, en criticar duramente la mala gestión del Gobierno en materia económica, en especial en lo relativo a la tasa de desempleo, y, de otro, en reclamar una "gran poda" en las administraciones públicas, al objeto de aminorar los gastos "que no sirven para nada".

"Es la gran asignatura pendiente de la democracia española", afirmó, al tiempo que apuntó que el dinero ha de destinarse a materias como la sanidad y la educación y rechazó de plano la idea del Ejecutivo encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero de congelar las pensiones. Un argumento que el PP pretende consolidar con la presentación de mociones en todos los ayuntamientos del país y en los parlamentos autonómicos al objeto de que se respete lo manifestado en el Congreso de los Diputados y el Senado, según anunció el presidente del PP-A, Javier Arenas.

Haciendo honor al mensaje del acto de ayer, Con el cambio + empleo, el jefe de la oposición en el Congreso dijo no resignarse "a que haya 4,7 millones de parados" y confirmó la disposición de su partido a dar solución a este mal. De hecho, puso como ejemplo lo ocurrido en 1996, cuando por vez primera los populares, con José María Aznar a la cabeza, alcanzaron el Gobierno central, ejercicio en el que, según apuntó, el nivel de desempleo ascendía al 22%, cifra que cayó al 10% cuando el PP abandonó La Moncloa.

"En seis años de Gobierno del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero nos ha devuelto a la situación del 96, con una tasa 22% y estamos dispuestos a solucionarlo como ya hicimos en su día", confirmó Rajoy, quien en su breve comparecencia, de apenas 16 minutos, fue interrumpido en varias ocasiones por los asistentes al grito de "Zapatero, dimisión" u "Oa, oa, oa, Rajoy a la Moncloa".

En este apartado, hizo especial referencia a los jóvenes, de los que recordó el 42% se encuentra en paro, "el doble que en el resto de Europa". Por ello, se comprometió a trabajar para que esos desempleados "tengan un futuro mejor que sus padres". "Hay muchos con un horizonte difícil por delante y muchos muy cualificados que no encuentran un trabajo que se corresponda con su cualificación profesional; esto tiene solución", apostilló.

Y arremetió contra la política de gasto de Zapatero. "Gasta lo que no tiene y le quita el crédito al sector privado español, que es el que tiene que crear riqueza y empleo", comentó, al tiempo que subrayó que una de sus prioridades serán las pequeñas y medianas empresas y los trabajadores autónomos. "No hay razón para ser pesimistas porque a Zapatero le queda poco al frente del Gobierno", dijo Rajoy en una premonición en la que incluyó también la próxima llegada de Arenas a la Presidencia de la Junta de Andalucía.

El líder nacional del PP subrayó la labor de la militancia popular, que llenó el coso antequerano, hasta donde se desplazaron casi 300 autobuses de diversos puntos de la comunidad andaluza, y en el que tuvieron su cuota de protagonismo los candidatos de la formación en la comarca antequerana a las próximas elecciones municipales. En especial Manuel Barón, cabeza de cartel en Antequera, quien demandó una ciudad "justa", alejada de las prácticas de "enchufismo" y "amiguismo". El acto de ayer, a juicio de los máximos representantes populares, representó el inicio del cambio político en Andalucía y España y la recuperación del "espíritu" de Dos Hermanas, donde la formación logró reunir a varios miles de simpatizantes. Ambas ciudades andaluzas con un denominador común, son feudos tradicionalmente socialistas.

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