Un teatro poco accesible
Tras dos décadas de rehabilitación, el Teatro Romano sigue sin ser plenamente visitable por personas en silla de ruedas · El Ayuntamiento se queja también de los problemas que presenta la entrada al Centro de Interpretación, recientemente inaugurado
Veinte años después de que se impulsasen las primeras tareas de restauración del Teatro Romano, el que es uno de los enclaves más visitados de la Málaga cultural sigue siendo un obstáculo prácticamente insalvable para los turistas y ciudadanos con problemas de movilidad. Porque acceder a tan señalado monumento y visitarlo en su integridad es un imposible para aquellos que pretendan hacerlo con silla de ruedas, para los que no existen rampas habilitadas por las que transitar hasta el mismo escenario del recinto.
Los escollos, no obstante, no se limitan al monumento en sí, sino que se extienden igualmente al recientemente inaugurado Centro de Interpretación del Teatro Romano, inmueble en el que la Junta de Andalucía ha invertido la nada despreciable cifra de 2,3 millones de euros. Esta construcción, en forma de rectángulo, dispone de una entrada fácilmente visible desde la calle Alcazabilla formada por una secuencia de cuatro escalones y por la que es inviable el paso de personas con algún tipo de discapacidad, que se ven obligadas a pasar al interior de las instalaciones por la parte trasera, donde hay una rampa.
Sobre esta situación se pronunció ayer el concejal de Accesibilidad del Ayuntamiento, Raúl López, para el que la Administración autonómica incumple el artículo 64 del decreto andaluz de accesibilidad, en vigor desde mediados del año pasado. El citado precepto determina que "al menos un acceso desde el espacio exterior al interior, que deberá ser el principal" ha de cumplir una serie de condiciones, como que esté al mismo nivel de la cota exterior siempre que sea posible y, en caso de que haya un desnivel superior a los cinco centímetros, el mismo habrá de realizarse mediante rampa, tapiz rodante o ascensor.
"Es un error además de un incumplimiento del decreto de accesibilidad, no tener una entrada principal al centro, cuando además era posible haberla habilitado", expuso López, quien consideró que la disposición de una entrada trasera "condena a las personas con alguna discapacidad". El edil del PP va a más y hace hincapié en la imagen que se ofrece al turismo foráneo que a diario llega a la ciudad.
La interpretación que hacen desde la Delegación de Cultura de la Junta varía. Su responsable en la provincia, Manuel García, precisa que tanto el acceso con escalones como el de rampa son considerados como "principales", con lo que no se vulneraría norma alguna. "El centro de interpretación tiene una entrada principal con dos accesos laterales y ninguno es más principal que el otro", comentó el delegado a este periódico, que subrayó que una muestra de que se cumple con las exigencias legales es que el complejo cuenta con la licencia de primera ocupación otorgada por el propio Consistorio. Un permiso que, según indicaron en su momento los responsables de la Administración autonómica, se demoró alrededor de un año.
Sobre lo que no parece haber excesiva excusa es sobre los problemas de recorrido en el teatro. "Son los problemas de todo monumento, ya que por sus características es muy complicado que sean totalmente accesibles", argumenta García, mientras que para el concejal del PP la situación en la que se encuentra el monumento "dificulta, en lugar de facilitar, una visita guiada dentro del teatro, cuando se podría haber hecho sin escalones". Cuando se le pregunta al delegado de Cultura por la opción de haber sustituido los escalones que hay en las pasarelas del interior del teatro por rampas, indica que habría que haber hecho una rampa "con una pendiente de caída que hubiese obligado a ocupar parte del escenario".
Desde el exterior del teatro se pueden comprobar visualmente cada uno de los escollos con los que hasta no hace excesivo tiempo se han topado las personas en silla de ruedas que querían visitar el teatro. Porque antes de la apertura del centro de interpretación, la única entrada era la situada al final de una cuesta de escaleras a la que llegaba desde el inicio de Alcazabilla.
Desde el área de Accesibilidad del Consistorio apuntaron, además, que los contenidos del Centro de Interpretación del Teatro Romano no están adaptados a sordos y ciegos. "Es verdad que no está en lenguaje de signos ni en braille", admitió el delegado provincial de Cultura, quien confió en que en "las sucesivas mejoras que se introduzcan" se dé respuesta a unas carencias que, según dijo, no son obligatorias por ley.
Sobre este punto el director administrativo de la ONCE en Málaga, Cristóbal Martínez, introdujo un matiz y apuntó que este tipo de medidas sí están planteadas en la Ley de Integración Social de la Persona con Discapacidad, documento en el que se incluye un marco temporal de varios años para su aplicación. "Es de sentido común que eso se recoja", comentó.
El Teatro Romano ha recibido en lo que va de año 306.961 visitas, siendo el número de visitas de extranjeros mayores que los nacionales. La cifra se dispara a casi dos millones de visitas desde la apertura al público del espacio en julio de julio de 2004.
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