El rastro del azúcar
La Axarquía fue pionera en la innovación del sector azucarero tanto en la implantación de sus fábricas como en sus sistemas de comercialización. De ello, aun quedan vestigios en la comarca. Algunos municipios como Vélez-Málaga o Nerja tratan de recuperar ese patrimonio industrial que tanto marcó su desarrollo económico en siglos anteriores, otros presentan un estado ruinoso aunque con proyectos para su recuperación. Los ingenios y las conocidas "chimeneas" bordean todo el litoral malagueño desde la capital hasta Nerja pasando por Granada y Almería. Y es que la caña de azúcar nació en estos territorios que precisan la proximidad de agua. Cuenta el técnico de Patrimonio del Ayuntamiento de Vélez-Málaga, Emilio Martín Córdoba que estos enclaves son únicos en Europa "por su originalidad relacionada con una serie de edificios y maquinarias testimonio de un pasado histórico constituido por fábricas, ingenios y acueductos". Así, una propuesta diferente para conocer estos municipios podría ser siguiendo el dulce rastro que dejó el azúcar.
En Torre del Mar hubo una fábrica construida por José García Navarrete, cuyo primer propietario se la vendió a la sociedad Hermanos Larios quienes la transformaron en la fábrica más importante de la costa. Se llama Nuestra Señora del Carmen y de ella todavía queda el edificio principal, tres chimeneas y la Casa Larios que actualmente ocupa la tenencia de Alcaldía.
En Torrox, el ingenio de San Rafael es el más antiguo y aunque en ruinas, todavía se pueden distinguir los dos edificios que lo componían. Se mantiene en pie la chimenea en forma de columna dórica. En Frigiliana, donde todavía se hace miel de caña de azúcar, están el del Carmen que se alza en la entrada del pueblo sobre el primitivo de San Raimundo; y el de La Molineta -en la carretera de Nerja- y Nuestra Señora del Rosario que todavía se encuentran activos.
En Nerja, hubo media decena de ingenios que desaparecieron, no obstante, el visitante puede encontrar vestigios de la antigua fábrica de San Antonio Abad junto al puente de la antigua N-340 y de la antigua fábrica de San José cuyos restos se han integrado en el IES El Chaparil. En la pedanía de Maro, donde merece la pena hacer una parada para conocer sus calles, y descubrir desde su plaza los acantilados, quedan restos del ingenio de Armengol y la Azucarera Alcoholera de San Joaquin.
Vinculada a ésta se construyó el Acueducto Puente del Águila. Una obra de ingeniería construida a finales del siglo XIX que bien vale conocer. Situado en el Barranco de la Coladilla está declarado Bien de Interés Cultural. Se eleva en cuatro niveles de arcadas, con dos vanos en el nivel inferior, seis en el segundo, once en el tercero y quince en el superior. Su altura aproximada es de 40 metros. Remata el conjunto un pináculo de ladrillo de base cuadrada, terminada en forma troncocónica de sección octogonal rematada con una veleta de hierro en la que se representa el águila bicéfala coronada de donde recibe su nombre. En su reciente restauración han descubierto existencia de leyendas, textos y firmas originales de la construcción en el templete central, las cuales se pretenden recuperar para su puesta en valor.
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