Restos de una villa confirman en Ronda la producción de vino en época romana
Las ruinas serán integradas en el proyecto arquitectónico de Bodegas Morosanto · Se han hallado en el proceso de excavación un complejo termal y zonas fructuarias como un lagar romano
Al auge experimentado la última década por el sector vitivinícola en la Serranía ha venido a sumarse a un hallazgo arqueológico de excepcional valor, un verdadero argumento para esta actividad productiva que confirma que Ronda producía vinos en tiempos romanos. Porque si hasta ahora las únicas evidencias con que se contaba eran las propias monedas que acuñaba la conocida ciudad de Acinipo, en las que aparecía un racimo de uvas, ya una primera evidencia arqueológica prueba la producción de vinos en esta comarca desde el siglo III d.C.
En La Cimada, a unos 10 kilómetros de Ronda, los arqueólogos han encontrado las ruinas de una ingente villa romana, donde han sido también hallados los restos de un viejo lagar, el lugar donde se prensaba la uva. Curiosamente, las excavaciones forman parte de un proyecto para la recuperación e integración de estos restos en una nueva bodega, Morosanto, que ya tiene plantadas más de 12 hectáreas de viñedos junto a lo que fue una monumental casa de campo en los primeros años de nuestra era.
Después de 6 meses de excavaciones, cuatro arqueólogos del Museo Municipal de Ronda, dirigidos por Bartolomé Nieto, han logrado recuperar importantes estructuras arqueológicas de esta villa romana, de cuya existencia se sabía por los materiales encontrados en la superficie. Las ruinas, de hecho, estaban catalogadas, y ya se ha confirmado la existencia de una gran unidad de producción ocupada entre los siglos I y VI d.C. "Responde al concepto de villa típicamente romana, con una zona urbana y otra fructuaria o de producción", explica Bartolomé Nieto.
Han sido excavados dos grandes depósitos o cisternas para almacenaje de agua, uno de ellos vinculado a las tareas de la propia villa y otro al riego de las huertas. Y también un importante complejo termal, donde se ha detectado una natatio, una gran piscina de casi 21 metros de largo por 6 de ancho, y el caldarium, unos baños calientes: "Los modelos de ostentación del poder y monumentalización se trasladan desde las zonas urbanas al campo, y por eso en estas villas es común encontrar este tipo de complejos termales", relata el director del Museo Municipal de Ronda.
Pero es "en algún momento del siglo III" cuando esta zona de termas se reconvierte en área productiva. Y éstos restos hallados son los mejor conservados, "y también los más interesantes, puesto que son la primera constatación arqueológica de la producción de vinos en el ámbito rural en la Serranía", refiere Nieto mientras alude al lagar hallado en las ruinas. Y los arqueólogos creen que, con total seguridad, también se producía aceite en esta villa, puesto que se han encontrado además huesos carbonizados de aceituna.
La excavación ya ha terminado en la finca y ahora se está en la fase de conservación preventiva: "Ahora además hay que pensar y procesar toda esta información para poder seguir construyendo historia con lo hallado en este asentamiento", termina el arqueólogo.
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