La humildad de este oficio
La colección poética 'Puerta del Mar' de la Diputación incorpora dos títulos de Antonio Carvajal y Alfonso Canales bajo la dirección de Manuel Salinas
Bajo la nueva dirección del poeta Manuel Salinas y con un cuidado diseño editorial de José Manuel Cabra de Luna (especialmente dirigido a fomentar el mimo al lector de poesía como verdadera rara avis de nuestro tiempo), la colección Puerta del Mar que publica el Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (Cedma) añade dos títulos a su ya más que amplio catálogo poético. Y lo hace por tanto convenientemente renovada en sus formas, aunque con el interés primordial de celebrar la calidad de nuestra poesía más cercana como estandarte común en el fondo. El criterio de Salinas, excelente poeta de cariz unamuniano y machadiano a partes casi iguales, ejerce aquí un poderoso magisterio que el lector agradece con un necesario gesto de confianza (o dicho de otra manera: las de Salinas son buenas manos por las que dejarse guiar). Los dos títulos ahora añadidos son, en este sentido, incontestables: Sol que se alude, del poeta granadino Antonio Carvajal, Premio Nacional en 2012; y Poemas de 'La teja', del muy recordado y presente Alfonso Canales.
Sol que alude, de Antonio Carvajal (Albolote, 1943), cuenta con un prólogo de Dionisio Pérez Venegas, quien recuerda en el mismo que este título corresponde a una obra que integró, junto a los cinco primeros libros del granadino, el volumen Extravagante jerarquía. Su ligera extensión (doce poemas) "no parecía dar bastante materia para una edición convencional exenta", apunta Pérez Venegas, si bien "su autor lo ha considerado siempre un libro abierto, en proceso, que un buen día terminaría por cerrarse". En estos versos Carvajal rinde homenaje a sus maestros, desde Vicente Aleixandre a Rafael Alberti pasando por Blas de Otero (al que dedica una sextina inicialmente incluida en Siesta del mirador), Jorge Guillén, Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca. Aunque quizá la dedicatoria más llamativa es la que abre el libro, dirigida a Ernesto Che Guevara, sobre todo si se tiene en cuenta que fue escrita en 1967. El carácter presumiblemente metapoético de Carvajal queda así en entredicho, pero nunca sin traicionar su voz ni su primer compromiso con la belleza. Sirva como ejemplo de esta aproximación al mundo desde la virtud de la hermosura en la palabra este fragmento del poema Naturaleza muerta, dedicado en 1981 a Pablo Picasso: "Un paraíso siempre es un comienzo / un rebullir, un borbollar, un quiero, / un hágase la mar, un yo te venzo, / un pasa, un ven con tu lebrel de acero / -que es lo que el culto llama bicicleta / y el mercantil rodajas de dinero-". La edición de Sol que se alude queda completada con un amplio conjunto de versos bajo el epígrafe Otros poemas afines así como con el Cuaderno de Castilla.
En cuanto a Poemas de 'La teja', del malagueño Alfonso Canales (1923-2010), se trata de una edición que, como apunta en el prólogo el poeta y profesor Francisco Ruiz Noguera, incluye dos títulos del autor igualmente breves, Poemas de 'La teja' (1998) y Nuevos poemas de 'La teja' (2000), y que se completa con tres poemas inéditos. En ambos cuadernos figura la misma cita inicial: "Sentado sobre la ceniza, se limpiaba la úlcera con una teja" (Job 2,8). Y es éste el espíritu que sacude el libro: "Y cuando al fin suceda / ya nunca más abril, ¿para qué larvas / de otra inusitada podredumbre el tierno/ verdor del tiempo renovado un otro / fingimiento propicio / será a la eternidad?" Como la expresión más honda de ese humilde oficio llamado poesía.
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