LA MALDICIÓN DEL QUEEN MARY | CRÍTICA
El Queen Mary convertido en el hotel Overlook
Antonio Luque (Sr. Chinarro). Músico
No hay sol, no hay bañistas, ni si quiera ha abierto su restaurante cuando Antonio Luque (Sr. Chinarro) espera en una escalinata frente la orilla de los Baños del Carmen. En ese momento no parece haber lugar mejor donde comenzar la tertulia sobre su último trabajo Perspectiva Caballera, que estrenó hace escasos días. El sevillano ha fortificado su particular atalaya en el enclave marítimo, donde vive desde hace más de nueve años. "Parece que quieren construir un hotel en el balneario, y tendrán que vérselas conmigo. Habrá que movilizarse, organizar conciertos, hacer algo", defiende. No lleva armadura, y sin embargo, el Sr. Chinarro, sigue siendo fiel a un espíritu combativo en clave de pop. Salvo que para la ocasión, lo hace en camisa de cuadros.
-¿Por qué los Baños del Carmen?
-Paso mucho tiempo en este sitio, es la parte de Málaga que más me gusta. Viajo mucho, sí, pero cuando estoy en Málaga es muy raro que cruce más allá del morlaco. Los del Palo siempre dicen "voy a Málaga", pues a mi me pasa igual. Málaga está allí, es otra cosa.
-Con la compra de estos curiosos accionistas, los cimientos de este espacio están que tiemblan. No sé si ha tenido tiempo de leer la prensa local.
-Pero aquí de nuevo no hay nada, esto es lo de siempre: una panda de amiguitos de Franco que a día de hoy siguen en el poder y están esperando dar un pelotazo. Levantar un hotel de siete plantas a menos de 50 metros de la orilla y hacer pasta, que es lo único que saben hacer. El otro día leí que en San Fernando de Henares habían hipotecado hasta la plaza del pueblo y estos, cuando menos te lo esperes, son capaces de venderle la Catedral a un chino.
-Eso sí que es una osadía.
-Sí, bueno, la Catedral no la tocan. Pero con una playa o un espacio público de disfrute para todos los ciudadanos son capaces de hacer lo que les salga de los cojones. Lo que estaban acostumbrados a hacer cuando podían mandarte al paredón. No ha cambiado tanto.
-Perspectiva caballera, ¿por qué llamarlo así?
-Viene de algo que ocurría mucho en los 80. Las canciones del disco hablan de estar encerrado en el cuarto, sin saber qué hacer. Por aquel entonces la gente se enganchaba a la heroína y se decía "por lo menos que estén ahí, tranquilitos". Perspectiva caballera juega con eso, con estar hasta arriba de caballo y decir "paso de todo, que os den a todos por el culo". Es la situación de muchas personas, y sobre todo de los músicos. No porque esté enganchado al caballo, Dios me libre, sino por estar encerrado en ese cuarto, buscando alguna reacción artística.
-¿Se cumple entonces aquel mito de los artistas solitarios?
-Nosotros trabajamos siempre en espacios reducidos, en casa. Habrá quien tenga un estudio de grabación, pero no es mi caso. Ahora se ha generalizado bastante en todos los ámbitos gracias a internet, sin ir más lejos el otro día leí un artículo que decía Cómo trabajar en casa y no volverte loco. Imagínate si no sales, si no te relacionas con la gente, no sólo porque hagas canciones si no por el hecho de estar encerrado. Puedes llegar a enloquecer. Yo me doy mi vueltecita, aunque tenga que cruzar el Morlaco.
-Lo hace con VEEMMM, su sello discográfico. ¿Cómo ha sido el salto a la autogestión?
-Llevaba desde el 2000 detrás de esta idea, entonces no tenia ni los conocimientos ni el valor. Sé gestionar bien el dinero, pero no soy ese el emprendedor que quiere Rajoy, por suerte o por desgracia para ambos. Pero ahora sé los pasos que hay que dar, sé dónde se registrar una cosa, controlo la Sgae... A día de hoy hay grupos que no registran sus canciones, como Pony Bravo, que son más anarquistas y renuncian a unos ingresos a los que yo no pienso renunciar, claro.
-¿Y en qué lugar deja esto a Mushroom Pillow, su anterior casa discográfica?
-No lo hicieron mal del todo, pero habían empezado a incumplir ciertos puntos de nuestro acuerdo y me tuve que ir antes de que los incumplieran todos.
-Según su carta de presentación, Perspectiva Caballera tiene "un sonido áspero, crudo, ligeramente ácido o amargo, como de ralladura de limón sobre arroz con leche".¿Hasta dónde vamos a llegar con las metáforas?
-Ya, te entiendo, pero para hablar de música se necesitan esas metáforas. Si te pones a hablar de escalas, tonalidades y demás la gente se aburre muchísimo. Para empezar no sabría hacerlo porque soy músico autodidacta y muchos términos no los conozco. A fin de cuentas relaciono la música con la cocina, siempre me ha parecido un paralelismo muy curioso.
-Pese a las metáforas, las letras de Perspectiva Caballera suenan con bastante integridad.
-Las letras vuelven a ser raras, pero sí, no tienen nada de aquel simbolismo francés que tenía cuando era un chaval. Entonces me creía otro poeta maldito, como Rimbaud. La poesía sigue ahí, pero está donde tiene que estar. Tengo 43 años para 44 y no se me da.
-Perspectiva Caballera sigue sonando combativo, pero sin llegar al punto de crítica social que alcanzó con anteriores trabajos como ¡Menos Samba! o Presidente. ¿Qué ha cambiado?
-Sigo por ese camino, pero ahora desde un punto de vista mas subjetivo. En lugar de protestar desde un punto de vista más genérico y abstracto, como en los discos que comentas, lo hago partiendo de mi profesión. Cuando la gente escuchaba canciones como Mr. España o Tu elixir se preguntaban: "¿Pero a quién está dando la razón?". Tanto era así que a veces ni yo mismo sabía a quién dársela. No se entendían tan bien como lo hacen León Benavente o Nacho Vegas. Yo ahora protesto, pero de lo mío.
-¿Suele componer pensando en el interés comercial?
-Claro que lo piensas, haces conciertos y ves lo que le gusta a la gente. Hay una parte de profesión que es inevitable. Los artistas a la hora de componer estamos en una burbuja, pero la farándula es un trabajo como otro cualquiera.
-Se cumplen 20 años desde el lanzamiento de su primer LP homónimo. ¿Se arrepiente de algo a estas alturas?
-Me arrepiento de no haber sido más profesional desde el principio. No haber sido consciente del talento, grande o pequeño, que tenia en aquellos años. Era un problema de autoestima, estaba más anulado y no quiero pensar porqué. Sería por timidez o por salir a escena más bebido de la cuenta, cosa que también me podría ocurrir a día de hoy pero con más disimulo. Si me hubiera preocupado un poco más por esas cosas al principio, quizás ese cambio que viví hace 8 o 9 años habría sucedido antes. Pero porque aquel disco me lo tomé más en serio e hice mucho caso a los consejos de J de Los Planetas. Lo que vino después, unos han gustado más, otros menos, pero todos son de Chinarro.
-En cuanto a conciertos, parece que empieza a resurgir la música en directo en el centro de Málaga. ¿Cree que se está empezando a tomar conciencia?
-Parece que sí, hay un par de sitios en el centro, son salas pequeñas y ojalá sigan mucho tiempo. Pero también son necesarias grandes salas para traer grandes grupos.
-Pero esas grandes salas quedan relegadas a los polígonos.
-Es un gran problema. A esa hora, el transporte público no llega a los polígonos y tampoco puedes tomarte una copa ya que la única forma de llegar es en coche. No me gustan nada los polígonos industriales. Me recuerda a cuando trabajaba con mi padre con el aceite. Es pisarlos y me pongo enfermo.
-Tanto por redes sociales como en sus conciertos es muy crítico con el estado de la ciudad. ¿Se ha reconciliado ya con Málaga?
-Yo soy crítico con Málaga porque ya me duele. Son nueve años viviendo. También porque los sevillanos somos un poco puñeteros, probablemente por eso Sevilla ofrece un aspecto más aseado. Aquí hay mogollón de cosas que no entiendo: las plaga de palmeras, las aceras blancas que luego terminan negras de mierda... Un sevillano no lo permitiría.
-De hecho muchas canciones tienen su origen en esa crítica malagueña: La decoración, Vacaciones en los plásticos del mar...
-La hay en todas partes, lo que pasa es que yo la veo aquí. Me asomo al balcón y veo esa lengua negra entrando en el mar y digo: "Joder, con tanto paro que hay y mira cuanta polución, estarán buscando empleo con el coche sino no me lo explico". Y de plásticos del mar, no tenemos ni idea la cantidad de mierda microscópica que nos estamos comiendo y vete a saber por dónde va a salir eso. Y nuestro querido alcalde sigue votando a favor de plataformas petrolíferas en Málaga. Ya no sólo nos vamos a comer el plástico sino que nos vamos a comer el petróleo sin procesar.
-¿Cuando mostrará su Perspectiva Caballera en Málaga?
-Me gustaría tocar en el Echegaray y no se con quién tengo que hablar. Hay grupos que han tocado muchas veces y yo ninguna. Si pasa un año y no he tocado allí, que sepáis que hay algo raro. Sabed que hay alguien que no nos deja.
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