Sinfonía gótica: el mejor Guillermo del Toro

Crítica de Cine

Tom Hiddleston y Mia Wasikowska en un fotograma de esta fascinante historia de terror.
Tom Hiddleston y Mia Wasikowska en un fotograma de esta fascinante historia de terror.
Carlos Colón

22 de octubre 2015 - 05:00

LA CUMBRE ESCARLATA

Terror, thriller, EEUU, 2015, 119 min. Dirección: Guillermo del Toro. Intérpretes: Mia Wasikowska, Jessica Chastain, Tom Hiddleston, Charlie Hunnam, Doug Jones, Javier Botet, Jim Beaver, Burn Gorman, Leslie Hope, Kimberly-Sue Murray, Emily Coutts. Cines: Málaga Nostrum, Vialia, Plaza Mayor, La Verónica, Pixel, Alfil, Miramar, La Cañada, Goya, Rincón de la Victoria, Ronda, El Ingenio.

Guillermo del Toro acierta más cuanto menos trascendente se pone. Es un excelente artesano con capacidad visionaria en Cronos, Mimic, Blade II, Hellboy y hasta la machacona Pacific Rim. Pero resulta pedante, sin perder nunca su capacidad visionaria, cuando a través de la fantasía y el realismo mágico se interna en mundos más complejos, caso de El espinazo del diablo y El laberinto del fauno. Para fundir magia y guerra civil española hay que tener la altura poética de un Erice, único capaz de introducir a Frankenstein en un retrato del opresivo silencio y la represión de la posguerra. Afortunadamente en La cumbre escarlata Del Toro juega con el universo de la literatura y el cine gótico -con algún añadido gore- desplegando mejor que nunca su innegable capacidad visionaria en un juego que homenajea y reconstruye todos los tópicos temáticos del género gótico y toda su iconografía.

Desde Roger Corman a Tim Burton pasando por Mario Bava y Terence Fisher, desde los prerrafaelitas a los pintores académicos victorianos de paisajes ruinosos y desolados pasando por las ilustraciones de las novelas sensacionales, desde Matthew G. Lewis hasta Henry James pasando por el Poe de La caída de la casa Usher o el W. H. Hodgson de La casa en el confín de la tierra, desde la Charlotte Brontë de Jane Eyre hasta sus reescrituras por Daphne Du Maurier en Rebeca o por Standish en La senda de los elefantes pasando por la Emily Brontë de Cumbres borrascosas, todo el universo gótico-romántico parece estar citado, haber servido de inspiración o ser homenajeado. El acierto mayor de Del Toro es recurrir a dos grandes talentos para hacer realidad sus visiones: el director de fotografía danés Dan Laustsen (El vigilante nocturno, Mimic -la primera película hollywoodiense de Del Toro, producida por Ole Bordenal con quien Maustsen ha colaborado en la mayor parte de su obra-, En la oscuridad, Silent Hill) y sobre todo el genial diseñador de producción Thomas E. Sanders (Drácula de Bram Stoker, Hook, el Capitán Garfio, Braveheart, Salvar al soldado Ryan).

En parte gracias a los talentos de Laustsen y Sanders logra evitar el pastiche y crear una deslumbrante sinfonía visual gótica que fascina con independencia de la trama. La imagen se impone sobre la narración y arrastra a un dócil espectador que se entrega desde el principio a los placeres conjuntos del reconocimiento y el descubrimiento. El trío Mia Wasikovska (¿es casual que fuera la intérprete de la Jane Eyre de Fukunaga?), Jessica Chastain y Tom Hiddleston pone carne a personajes que sin su talento hubieran podido naufragar en las debilidades del guión escrito por Del Toro y Matthew Robbins, con quien ya había colaborado en Mimic. Los tres intérpretes -y muy especialmente las dos actrices- redondean la que sin lugar a dudas es la mejor película de Del Toro. Aquí el desasosiego de un universo podrido parece olerse, supurar desde la pantalla, alimentarse de todas las pesadillas soñadas, vistas o leídas.

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