Sangre y energía

Sangre y energía
Sangre y energía
Ignacio F. Garmendia

01 de noviembre 2015 - 05:00

MACBETH

William Shakespeare. Ilustraciones de Raúl Arias. Trad. Luis Alberto de Cuenca y José Fernández Bueno. Reino de Cordelia. Madrid, 2015. 198 páginas. 24,95 euros

En su memorable aproximación a Shakespeare, La invención de lo humano, afirma Harold Bloom que entre los protagonistas de las obras del dramaturgo es Macbeth -"gran máquina asesina"- el más desdichado y también el menos libre, pues ni le abandona la consciencia de sus crímenes ni al cometerlos, llevado por la ambición y por una voluntad destructora sustentada en el más crudo nihilismo, hace otra cosa que someterse, por más que no lo sepa, al destino que han vaticinado las Brujas. Breve, vertiginosa, aterradora, la tragedia del usurpador interpela a los lectores de un modo brutal que los convierte casi en cómplices, aunque los episodios narrados remitan a una Escocia lejana, casi mitológica, de la que importa no tanto el contexto histórico (siglo XI) como la densa atmósfera -oscura, violenta- en la que se suceden las profecías, las visiones y las fantasmagorías.

Publicada en vísperas del cuarto centenario de la muerte de Shakespeare, que los ingleses ya han empezado a celebrar, la presente, espléndida edición de Macbeth (1606) tiene su origen remoto en una representación colegial de la obra, dirigida por Carlos Luis Aladro, en la que participaron los adolescentes Luis Alberto de Cuenca (Malcolm) y Fernando Savater (Duncan), como el segundo ha contado en sus memorias (Mira por dónde) y recuerda ahora el primero, en un prólogo titulado (Signifying nothing) a partir del mismo fragmento -el famoso soliloquio en el que el protagonista, poco antes de ser destronado y de sucumbir a la espada de Macduff, define la vida como "sombra que pasa" o "cuento contado por un idiota"- del que Faulkner extrajo el título (El sonido y la furia) de una de sus novelas más celebradas.

Traducido en impecable verso castellano (endecasílabos y alejandrinos) por el propio De Cuenca y José Fernández Bueno -que ya colaboraron en las versiones de dos poemas de Keats, La víspera de Santa Inés y Lamia, publicados por la misma editorial, Reino de Cordelia- el volumen se presenta elegantemente compuesto -el texto original se dispone al pie, en tinta roja y a doble columna, con las notas en los márgenes exteriores de la página- y enriquecido por las estupendas ilustraciones de Raúl Arias, teñidas de un aire expresionista que recoge muy bien el "exceso de sangre y energía" al que se refiriera Nietzsche.

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