El color vuelve a la Iglesia de Santiago
Uno de los templos fundacionales de la ciudad, el único que conserva su torre mudéjar y que acogió el bautizado el insigne Pablo Ruiz Picasso, ha escondido durante décadas su verdadero color. Por razones prácticas, de salubridad y cambio de moda, las capas de cal ocultaron las pinturas que adornaron su fachada desde la segunda mitad del siglo XVIII. Ahora, la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico se ha propuesto devolverle su aspecto original. Con un presupuesto de unos 300.000 euros, los muros volverán a lucir sus decoraciones de arquitectura fingida y la piedra recuperará su esplendor. La cooperativa granadina Tarma es la encargada de llevar a cabo esta labor.
Desde el pasado mes de julio, los restauradores trabajan en el templo del que ya hicieron catas y un estudio previo hace unos dos años. Una vez que los albañiles quitaron los zócalos de cemento, los técnicos comenzaron a eliminar las capas de pintura añadidas a punta de bisturí, una labor que llevó unos dos meses a un equipo formado por seis personas. Cuando llegaron al mortero original de cal y arena, donde se encuentra el estrato pictórico, comprobaron que la decoración se conservaba en un 80%. "Los principales problemas que nos hemos encontrado son los más comunes, los parches de cemento y mortero no original, carbonatos en zonas puntuales y abolsados, pero se encuentran en bastante buen estado", comenta Santiago González, encargado de obra y miembro de Tarma. El restaurador afirma que no ha sido demasiado costoso limpiar las capas superficiales para poder encontrar un fondo ocre que simula un aparejo de sillares con llagas blancas. En sepia y enmarcando los vanos -puertas y ventanas- y los límites del edificio, se estamparon pilastras cajeadas adornadas con guirnaldas. Estas pilastras enmarcan las portadas de piedra. El esquema decorativo se repite en el segundo cuerpo del edificio originario del siglo XV, aunque es un templo que presenta numerosos añadidos. "También encontramos una cornisa que simula el ónix, una piedra semipreciosa, y la esquina que da al callejón tiene un aparejo de sillares que, asimismo, simulan ónix", añade Santiago González.
Uno de los motivos más destacados es el emblema de Santiago, que se representa con una vieira en el centro y los brazos de la cruz en color rojo. Esta pintura está parcialmente cubierta por el escudo de piedra artificial que se colocó sobre la portada central, la original mudéjar. Esta figura se encuentra depositada en una gran hornacina también fingida por la pintura y con el objetivo de resaltar el escudo.
Tras la limpieza inicial, los restauradores hicieron el picado de parches, la consolidación y el sellado, para que sufra lo menos posible el estrato pictórico. "Al mismo tiempo que limpiamos vamos consolidando, así que lo que queda por hacer es la restitución de mortero en las lagunas y la reintegración pictórica", explica el restaurador, que considera que los trabajos se alargarán hasta el primer trimestre de 2009. El criterio de restauración que se va a aplicar a los motivos decorativos aún está por decidir.
Pero no sólo están trabajando en las pinturas murales realizadas en técnica mixta, mitad en seco y mitad al fresco. También están tratando la piedra, a la que se somete a una limpieza mecánica, al picado de mortero no original, la restitución de morteros y reintegración de la piedra que falta "siempre con un criterio unitario y de máximo respeto al valor patrimonial del edificio", subraya Santiago González. No obstante, la piedra se encuentra casi en "perfecto estado". Sólo en las partes más bajas existe una pérdida de un 10% en las aristas, debido, fundamentalmente, a roces y golpes.
Cuando dentro de unos meses se quiten la lona protectora y los andamios, los ciudadanos "se van a sorprender", asegura el restaurador. "Van a encontrar el esplendor de la Málaga barroca, en la que las fachadas actuaban a modo de telón teatral", considera González. "La van a ver muy distinta, pero espero que les guste", añade.
Este proyecto ha sido posible gracias al empeño de la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico, que ya ha actuado en otros templos como San Juan, San Felipe Neri, los Mártires y Santo Domingo. "No son subvenciones, sino que ejecutamos directamente la obra con una empresa que contratamos especializada, Alberto Domínguez Blanco Restauración de Monumentos S.A.", recalca el arquitecto de la Oficina Félix Martín. "Hace unos dos años encargamos las catas y valoramos que podía tener interés la fachada de este Bien de Interés Cultural que data de 1490", añade Martín.
A partir de ese momento contactaron con el Obispado y la delegación de Cultura de la Junta. Los trámites se alargaron sobre un año y "entonces tuvimos vía libre para encargar un proyecto y un presupuesto", comenta el arquitecto. Una vez que todas las partes consensuaron el trabajo que se pretendía realizar comenzaron las obras. "Esto es fruto del interés del Ayuntamiento por recuperar esas expresiones decorativas que proliferan en la arquitectura religiosa y civil durante el siglo XVIII", analiza Félix Martín, que explica la fisonomía inicial del templo. "Los ventanales ovales sobre las puertas no son originales, son del siglo XIX, por lo que se hizo una fábrica nueva y enfoscados de cemento, un material que recibe mucha humedad y no transpira", dice el arquitecto. Este mismo problema, la humedad, ha atacado a la parte baja de todos los edificios de la calle Granada, "que era un arroyo".
Una tela tapa por el momento la fachada de Santiago, que en cuanto se descubra, lucirá mucho más rica que de costumbre.
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