¿Y si tocamos, a ver qué suena?
Los Hijos de Antonio Sánchez es el último grupo de jazz creado en Málaga, con un repertorio propio en gran parte · Hoy actúa en la Fnac de Marbella a las 20:00
Convendrán con el firmante en que poner hoy a rodar un grupo de jazz constituye un síntoma de anómala demencia. Especialmente en Málaga, donde la infraestructura es nula, las posibilidades de tocar en directo son más que remotas y la promoción de la que gozan este tipo de formaciones es prácticamente inexistente. Pero algo debe tener el género cuando lo remueven. La última experiencia aparecida en la provincia tiene nombre de fábrica de muebles, Hijos de Antonio Sánchez, un cuarteto de extraña singladura por su formación (batería, bajo, guitarra y violín), la trayectoria de sus miembros, sus intenciones y su repertorio, integrado en gran parte por composiciones propias con el hueco obligado a versiones y standards convenientemente deconstruidos.
En Los Hijos de Antonio Sánchez (en realidad el nombre es un homenaje a un veterano guitarrista nerjeño) no milita ninguna representación de la consabida vieja guardia del jazz malagueño. Se trata de un proyecto nuevo y renovador en todos los sentidos, si bien sus miembros presentan recorridos musicales notablemente significativos. Javier Fernández Berrocal, guitarrista y alma del grupo (suyas son las composiciones propias de la banda) es profesor en el Conservatorio Elemental Pablo Ruiz Picasso de la capital malagueña. El violinista y viola Pablo Fernández Berrocal es maestro de educación musical y formó parte junto a su hermano Javier del combo Perrocal, pionero en la introducción de la world music por estas lides allá a finales de los 90. El bajista Pepe Triano comenzó su andadura en algunos grupos de rock de su Vélez-Málaga natal y posteriormente estudió en el Taller de Músics de Barcelona junto a Carles Benavent y Manuel Álvarez y en los seminarios de improvisación de Tours (Francia). Emilio Salvatierra, por su parte, fue el batería de 713avo Amor, banda de rock indispensable en la historia del underground malagueño, y tras continuar junto a Carlos Desastre en Después De Nunca decidió abrir un paréntesis cerrado finalmente con Los Hijos de Antonio Sánchez.
Las composiciones de Javier Fernández Berrocal (que se introdujo en los lenguajes jazzísticos tras concluir su formación en el Conservatorio Superior de Málaga de la mano del guitarrista Carlos Pino) beben de fuentes muy diversas, desde el free jazz hasta la música contemporánea, con miradas a Béla Bartok, al jazz europeo, al Barroco y al Robert Fripp de Larks' tongue in aspic. Hay ciertas intenciones casi paródicas con el funk y el rock progresivo, y un abanico muy amplio de registros: mientras algunos temas presentan una complejidad ambiciosa, otros se resuelven con aparente sencillez. Los standards y versiones (no faltan en los programas temas de Miles Davis) han sido rebozados a gusto por el cuarteto, a menudo con mucho sentido del humor. Todo un catálogo de lecturas y libertades musicales, madurado a conciencia durante más de dos años, que podrá disfrutarse hoy en directo en la Fnac de Marbella, en el Centro Comercial La Cañada, a las 20:00.
La naturaleza de Los Hijos de Antonio Sánchez responde así a la inquietud de cuatro tipos que, después de haber seguido senderos completamente distintos, deciden reunirse y tocar juntos, a ver qué suena. Sobre lo que se puede esperar de esta formación, Salvatierra se muestra tajante al recordar que en este país "pretender vender discos es absurdo, y mucho más discos de jazz". Por ahora se conforman con tocar, lo que en Málaga suena a quimera. Mi reino por un local de jazz decente. Uno solo.
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