"Comprar una obra de arte para meterla en un banco es insultar al artista"
El mecenas balear, que exhibe una parte de su colección de cerámicas picassianas en la Fundación Casa Natal, anunció ayer su intención de adquirir una pieza "única" del genio malagueño para la institución
El mes pasado, dentro del programa del octubre picassiano, se inauguró en la Fundación Picasso Casa Natal una exposición con parte de la colección de cerámicas de Picasso perteneciente al empresario Pedro Serra, presidente del Grupo Editorial Serra (que mantiene dos cabeceras de periódico en las Islas Baleares) y uno de los coleccionistas de referencia en Europa. Serra, que ya prestó parte de su colección para una exposición en 1998 en la misma Casa Natal, visitó ayer la muestra actual (vista sólo en octubre por más de 8.000 personas) después de que el alcalde, Francisco de la Torre, le agasajara el pasado martes con una cena de gala en el Ayuntamiento. Hecho a sí mismo, Serra pertenece a una raza ya extinta. Este año recibió en Santander la Medalla de Oro de las Bellas Artes de manos del Rey. El periodista que lleva dentro le sale nada más poner el entrevistador su grabadora sobre la mesa, con prisas y en un despacho de la Fundación.
-Perdone usted las condiciones de este encuentro, lo ideal habría sido prepararlo con más tiempo.
-En absoluto. El periodismo es esto. El día que deje de ser esto ya no será periodismo. Y no falta mucho.
-¿Se muestra pesimista ante la transformación del sector?
-Hay muchos cambios y retos pendientes. El negocio se está transformando con mucha rapidez.
-Su anterior visita a la Casa Natal se produjo en 1998 y tengo entendido que salvó in extremis una inauguración a la que asistió el Rey.
-Aquel año se inauguró una ampliación de la Fundación y el entonces director envió una invitación a la Familia Real, convencido de que si recibía una respuesta afirmativa dispondría de un plazo de dos o tres meses. La respuesta fue positiva, pero para un plazo mucho más breve, casi inmediato. Así que se vieron en la tesitura de inaugurar nuevas instalaciones sin nada que exponer en ellas. A través de un amigo común la Fundación se puso en contacto conmigo y me pidieron un préstamo. Les cedí 25 cerámicas y sí, creo que les saqué del apuro. Lo hice encantado.
-¿Cómo está actualmente repartida su colección de cerámicas?
-Tengo en mi colección unas 140 cerámicas repartidas en distintos museos, en el Es Baluard de Palma de Mallorca, la Fundació Tren de l'Art, donde también tengo grabados, y otros muchos.
-¿Pertenecen las obras que actualmente se pueden ver en la Fundación al préstamo que hizo al Es Baluard de Palma de Mallorca?
-Sí y no. Cuando se inauguró el Baluard hice entrega de unas 60 cerámicas, de las que algunas van recorriendo distintos museos del mundo por peticiones diversas, otras están fijas y otras, más de veinte, nunca se expusieron y estaban guardadas en almacenes. Cuando he tenido oportunidad de exponerlas en otra parte, lo he hecho. Considero que como coleccionista mi primera responsabilidad es no coartar la libertad de un artista, y cuando un artista crea lo hace para que la gente vea su obra. Si compras obras de Magritte, Miró o Picasso y las metes en un banco estás insultando al artista. Por eso procuro que toda la obra de mi colección se vea, que esté expuesta al público.
-Usted comenzó a coleccionar cerámicas de Picasso cuando se consideraba un formato menor dentro de la producción del artista. ¿Se considera un pionero?
-Un poco adelantado, sí. Pero todo ocurrió de manera circunstancial. Hace unos veinte años conocí a una familia de California que tenía allí galerías de arte y bodegas. Esta familia venía cada año a pasar los veranos a Mallorca y allí organizábamos con su ayuda exposiciones de artistas americanos, como una especie de vacaciones pagadas. Un día, el matrimonio, que se había admirado porque lo habíamos vendido todo, me ofreció una cerámica de Picasso que tenían en Mallorca al mismo precio que ellos habían pagado: 500.000 pesetas. Así empezó todo. Poco después comencé a ampliar mi colección en Sotheby's, en Christie's, y también en exposiciones y subastas españolas hasta llegar a las 140. Después paré porque pensé que ya era suficiente.
-Es una de las colecciones más importantes del mundo en su género.
-Sí, bueno, está la de la familia Picasso, ahí es muy difícil competir.
-Las cerámicas que pueden verse ahora llegaron este año con un plazo de cesión por cinco años. Su apuesta por Málaga es evidente. ¿A qué se debe este compromiso?
-Principalmente a que aquí nació Picasso. Y a que el equipo de la Fundación Casa Natal ha hecho un trabajo formidable. Cuando conocí la institución no había nada, estaba desnuda. Pero la han convertido en una verdadera maravilla.
-¿Podría ampliarse el plazo de la cesión más allá de cinco años?
-Eso depende más de las autoridades públicas que de mí. Ya se verá. Dependerá en gran medida de si continúa el actual alcalde, Francisco de la Torre, al frente del Ayuntamiento y de si, en caso de que hubiera un sucesor, éste mantuviese una sensibilidad parecida hacia mi colección y la valorara de igual modo. De todas formas, desde que participé cediendo aquellas 25 cerámicas en 1998 he recibido mucho de la Fundación y quiero corresponderle: por eso, estoy decidido a adquirir una obra de cerámica de Picasso única y regalarla a la Casa Natal. Resultará difícil porque la mayoría de las cerámicas de Picasso están realizadas en serie, pero mi empeño se centra en una pieza única. Haré todo lo que esté en mi mano, y puede estar seguro de que cuando se presente la oportunidad en Sotheby's o en Christie's no la dejaremos pasar. Me siento tan malagueño como mallorquín, es lo mínimo que puedo hacer.
-Málaga, como Palma de Mallorca, aspira a la Capitalidad Cultural de Europa en 2016. ¿Qué opina de sus posibilidades?
-Si hay alguna ciudad europea que merece ser Capital Cultural, ésa es Málaga. Palma también presentó su candidatura, pero ninguna institución se ha interesado: sólo unos ciudadanos alemanes se han ofrecido a hacer algo. Aquí la situación es muy distinta, hay una apuesta fuerte y una implicación institucional. Creo que Málaga tiene un 90% de posibilidades de conseguirlo.
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