El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
Y punto
UN recuerdo para aquellas infraestructuras que sea por la crisis económica o por la nula capacidad de los políticos por cuyas manos han pasado cientos de millones de euros, hoy son sólo retazos en la memoria. Rescato del cajón del olvido el tren litoral al ver cómo la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, firmaba días atrás un acuerdo con la compañía ferroviaria Renfe. Al ver la instantánea me dio por pensar en lo absurdo del momento. ¿Acaso los trenes llegan ya hasta esta localidad? ¿Es que Marbella ha dejado de ser la única ciudad española de más de 100.000 habitantes sin enlace ferroviario? Al ahondar en la cuestión descubro que el objetivo del convenio es buscar fórmulas para que Renfe comercialice billetes con estancia en el municipio marbellí. El modo en que los pasajeros lleguen hasta allí es harina de otro costal. Las preguntas generadas por esta fotografía afianzan la escasa confianza que muchos tienen en los que gestionan el día a día desde las instituciones y permiten recuperar las dudas sobre su capacidad para priorizar con lucidez el empleo de los dineros públicos. Durante años de bonanza, en los que nadie, fuese del color político que fuese, miraba el sentido de cada euro gastado, se invirtieron miles de millones en líneas ferroviarias que años más tarde se demuestran insostenibles. Eran los años en los que cada alcalde quería tener una estación de AVE; en los que los ministros del ramo, con tal de quedar bien con todos, asentían ante demandas que se han demostrado esconder dispendios sin sentido. Si en los pasillos del Ministerio de Fomento se firmaban los documentos avalando la construcción de líneas de AVE por doquier, en Andalucía la Junta apostaba por hacer autonomía llevando las vías desde Sevilla a Antequera (eje transversal)... Pero nadie se percató de que era preciso responder a uno de los territorios más productivos desde el punto de vista económico del país: la Costa del Sol. Los buenos deseos de los políticos de turno, repetidos hasta la extenuación más de una década, murieron sin llegar si quiera a ver una traviesa sobre el terreno. Si cuando había miles de millones para invertir se miró hacía otro punto del territorio, hoy, con las arcas vacías, es iluso pensar que tan significativa intervención vaya a ser prioridad para unas administraciones que entienden como una victoria capear el temporal. No parece que en la agenda de Ana Pastor o de Elena Cortés esté hoy el tren litoral. Hasta que llegue ese momento, habrá que contentarse con ver a la alcaldesa de Marbella firmar acuerdos con Renfe a pesar de que sus trenes no llegan a las puertas del municipio.
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