Político en cien días
Antonio Vargas Yáñez
Y si hubiera sido un mango
Editorial
SENDAS mociones del grupo socialista en las dos principales instituciones municipales de la provincia han venido a recordar algunas cuentas pendientes que aún debe saldar la democracia en la semana en la que se cumplía el 33 aniversario de la muerte del dictador. Pero mientras en una de las propuestas lo único que hay que reprochar es la desidia política que ha facilitado demorar el cumplimiento de un acuerdo de Pleno, la segunda cuestión es mucho más delicada, porque afecta a personas vivas. Incluso algunos de los argumentos manejados pueden ser entendidos desde otras ópticas como una revancha en vez del estricto y legítimo ejercicio para cumplir la ley, en este caso, la de la Memoria Histórica. Hace un año el Ayuntamiento de Málaga aprobaba con la abstención del PP la constitución de una comisión para elaborar un censo con los hitos del régimen franquista que aún se aprecian en muchas calles y algunos centros públicos de la capital. El objeto era proceder a su eliminación. La delegación designada no se ha reunido ni una sola vez en este tiempo y por tanto tampoco se ha demostrado por parte del equipo de gobierno interés alguno en ejecutar el mandamiento de la Corporación.
También el PSOE en la Diputación llevará a Pleno su propia iniciativa para retirar los honores concedidos por la institución a personas y entidades ligadas al régimen de Francisco Franco. Una propuesta refrendada por Izquierda Unida y que el PP respalda, según su portavoz, porque le parece adecuado "terminar con cualquier símbolo de totalitarismo y retirar títulos honoríficos del fascismo, el nazismo o del comunismo radical". Pero en la relación de las 35 condecoraciones y felicitaciones otorgadas entre 1937 y 1975 figura el nombramiento como Hijo Predilecto y Medalla de Oro de la provincia del ex ministro malagueño de la Vivienda y posteriormente de la Secretaría General del Movimiento, José Utrera Molina, que hoy, a sus 82 años, reside a caballo entre Madrid y Nerja. La decisión de despojarle de esos honores es ciertamente controvertida. Se trata de un personaje que ocupó un cargo ministerial en los estertores de la dictadura. Curiosamente, el acuerdo del organismo se adoptó en 1975 siendo el hoy alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, presidente de la Corporación provincial. El afectado, que no renuncia a su pasado franquista, entiende, sin embargo, que fueron otros méritos los que impulsaron a la institución a distinguirle. El propio secretario de la Diputación pedirá un informe jurídico para conocer si la moción se ajusta a la letra y el espíritu de la ley, que prevé excepciones en su artículo 15, cuando estemos ante casos en los que las menciones son de "estricto recuerdo privado, sin exaltación a los enfrentados". Es de justicia que Málaga elimine cuanto antes los vestigios de la época franquista, pero no es ni urgente ni necesario que lo haga a cualquier precio.
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