Juan A. Navarro Arias

Realidades

La puntilla

22 de agosto 2009 - 01:00

LA burra siempre vuelve al trigo, como los bailes de corrales a La Malagueta y los mansos al rubio albero malagueño. Será simple casualidad o tacañería del empresario, que cada uno piense lo que quiera. La realidad es que huele a chamusquina ver como en Málaga a José Tomás le echan siempre toros con pitones y que embisten y el resto de días, la Fiesta queda en una pantomima. El de Galapagar se marchó y ya no queda ni su estela, como de la noche a la mañana hemos pasado de la catarsis colectiva al bochorno de los corrales. La corrida torista de ayer fue un fracaso, aunque al menos venía en puntas. Pero el movimiento de la jornada de ayer en los corrales habla mal de la plaza malagueña. Los toros lidiados en la nocturna de anoche, cuya crónica será publicada en la edición de mañana, se aprobaron durante el festejo vespertino con un remiendo ganadero incluido. Ya imagino las presiones para mantener al menos cuatro toros del hierro titular de anoche, Jaralta, para que el aficionado que paga no pudiera devolver su entrada. Ver a los diestros por la tarde entrando al patio de cuadrillas para realizar el paseíllo, mientras un camión llegaba con más toros del campo fue esperpéntico. Pero es que el encierro de esta noche también fue rechazado al completo, en este caso incluso se tuvo que cambiar de hierro, Vallosino por Albarreal. ¿No se supone que los toros se compran en el campo e incluso se les sigue su evolución los meses previos al festejo? Pudiera ser que todos se lesionaron o que simplemente eran los más baratos y no dieron la talla en el reconocimiento gubernativo. O que los presidentes son muy malas personas. Yo supongo que las cabezas de camada hay que pagarlas como cuando torea José Tomás. Qué dura es la realidad.

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