Juan A. Navarro Arias

Animadoras

La puntilla

23 de agosto 2009 - 01:00

NUNCA entendí el rol de las animadoras en las competiciones deportivas. Creo que sólo sirven para alegrar mentes calenturientas. De otro modo, en los toros también hay animadoras. Unas pueden resultar simpáticas, aunque habrá quien las vea como un simple icono sexista, pero de las que hablo ahora son maleducadas e improcedentes. "Música, maestro", hay un señor en La Malagueta (por su voz debe ser un hombre, eso seguro, aunque pudieran ser varios) que todas las tardes nos alegra con su simpatía. Hay otros que no dudan en dar sus recomendaciones al torero durante la lidia, pese al peligro que entraña. Y finalmente está el gran público, que los aficionados del blog Malaka Taurina llaman Mundo feliz, que son los que sacan sus pompones blancos avivados por la masa sin tener ni idea. Luego llegan los críticos taurinos de la prensa nacional y dicen, no sin razón, que en Málaga se aplaude todo lo que se mueve. Es cierto aunque me doy con un canto en los dientes una vez visto lo que pasa en algunas plazas andaluzas y en otras con gran tradición ubicadas al norte de Despeñaperros. Pero mal vamos si nos conformamos con lo que tenemos. Desconozco cómo se puede educar al público, que no sería mala cosa. Pero aunque los tendidos se pueblen de turistas, los profesionales deben de estar a la altura siempre. Hablo del señor que riega. Ayer otro esperpento saliendo antes del paseíllo. Pareciera una animadora. De banderilleros como los de Antonio Barrera, que jalean al público para conseguir orejas. También cual animadores. O a la propia empresa y su megafonía. No es ético anunciar un cartel, sólo porque será del agrado del público, cual animadora, y silenciar los toros que se van a lidiar. Hágase de la fiesta una liturgia, algo serio, y dejémonos de animadoras.

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