Falta cultura emprendedora

UNA encuesta reciente realizada por Cepes entre 1.300 jóvenes andaluces vuelve a reflejar la escasa presencia de la cultura emprendedora en nuestra comunidad autónoma. En todas las universidades de Andalucía se cursan estudios de Administración y Dirección de Empresas, y de hecho hay más de doce mil alumnos matriculados en estas carreras, pero el 42% de los entrevistados creen que el mejor futuro laboral al que pueden aspirar es convertirse en funcionarios, el 23% aspira a trabajar como asalariado y sólo el 32,8%, algo menos de uno de cada tres, se decanta por el autoempleo. También es significativo que el espíritu emprendedor disminuye conforme aumenta el nivel de estudios alcanzado, de modo que entre los titulados universitarios se reduce todavía más el porcentaje de los que piensan que montar una empresa propia es la opción prioritaria. Todo ello apunta a que un buen número de jóvenes anteponen la seguridad en el empleo -en la medida en que en la situación actual ello es factible- al riesgo de crear un negocio propio y tratar de triunfar al frente del mismo. Sea por las dificultades económicas, el miedo al fracaso o la falta de ideas originales, el caso es que muchos jóvenes estudiantes o universitarios con título siguen apostando por alcanzar un puesto de funcionario en alguna de las administraciones públicas existentes, para lograr la estabilidad en el empleo, antes que por ejercer a fondo el derecho a la iniciativa privada en forma de empresa ideada por ellos mismos para insertarse en el mercado con audacia, conocimiento y ambición. Las circunstancias económicas que atraviesa Andalucía no parecen las más propicias para que triunfen y se desplieguen las ideas de emprendimiento y creatividad, pero también existe un problema cultural de fondo: la actividad empresarial sigue lastrada por prejuicios y tópicos que la hacen escasamente atractiva para demasiados andaluces. Es un mal que la región padece desde hace tiempo y que requiere un tratamiento intensivo y estructural.