Crean un sistema único en el mundo para detectar fugas de agua

El grupo malagueño Aganova ya vende el 'Nautilus' en más de una decena de países

Tiene 30 empleados y contratará más en 2017

Agustín Ramírez, fundador y presidente de Aganova, posa para este diario en su despacho con la esfera de 'Nautilus'.
Agustín Ramírez, fundador y presidente de Aganova, posa para este diario en su despacho con la esfera de 'Nautilus'.
Ángel Recio Málaga

13 de noviembre 2016 - 02:06

El Nautilus, un sistema que permite detectar fugas de agua en grandes tuberías, es pionero en el mundo y ha sido creado por la empresa malagueña Aganova, a la que prácticamente le están quitando el producto de las manos numerosas compañías de gestión de agua nacionales e internacionales. Ya lo están vendiendo en Estados Unidos, Canadá, Chile, Holanda, Taiwan, Emiratos Árabes, Colombia, Cuba, México, Hungría y en varias ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Guadalajara o la propia Málaga. Además han lanzado ofertas para cerrar posibles contratos en Portugal, Kuwait, Argentina, Rusia, Australia y Brasil y, de cara al próximo año, el objetivo es entrar en el Reino Unido, Francia, Italia y China. Este despliegue ha supuesto que, por una parte, se vayan a disparar las ventas un 89% este año, hasta alcanzar 1,2 millones de euros, y que se estime volver a duplicar la facturación en 2017 hasta los 2,4 millones de euros. Y, en segundo lugar, está provocando un considerable aumento de plantilla, pues en estos momentos tienen 30 trabajadores tras contratar a cuatro personas en este último mes y quieren contratar a ocho más entre el departamento comercial y de investigación y desarrollo para el año que viene.

El fundador de Aganova es Agustín Ramírez. Estudio Trabajo Social y Topografía, pero empezó a trabajar con 18 años en la Empresa Municipal de Aguas (Emasa), donde ejerció durante 15 años. "Recibíamos muchas llamadas porque todas las compañías de agua llegaban hasta el contador cuando había una fuga, pero en el interior de las casas se tenía que hacer cargo el particular", recuerda Ramírez, que pensó en la posibilidad de crear una empresa que detectara y solucionara las fugas de agua en los hogares o empresas. Era 2007 y así puso en marcha la firma Fugaqua. Empezó solo y, tras firmar acuerdos con varias aseguradoras como Mapfre, AXA, BBVA o Caser, abrió delegaciones en Madrid y Barcelona, la plantilla creció hasta la decena de personas y ahora van a empezar a operar en Alicante y Valladolid.

Con los recursos económicos de Fugaqua Ramírez pudo crear Aganova en 2012. "Hay tecnología para detectar fugas de agua en tuberías pequeñas, pero no había ninguna para hacerlo en las grandes, las que tienen un diámetro desde 200 hasta 2.000 milímetros, y nos pusimos a investigar una fórmula para conseguirlo", narra este empresario malagueño. Las fugas se detectan gracias al sonido. En las pequeñas tuberías es relativamente fácil porque tienen un diámetro escaso, pero las grandes suelen estar a mucha profundidad y el sonido de la circulación de vehículos dificulta la escucha. "Si el sonido no llegaba a nosotros, teníamos que ir nosotros a buscar el sonido", comenta Ramírez y tras muchos meses de investigación patentaron internacionalmente el sistema Nautilus.

Consiste en introducir en la tubería una esfera de 60 milímetros que viaja impulsada por el agua. Este producto graba los sonidos internos y, tras extraer la esfera mediante una red, se envían los datos a un software, que los procesa mediante un algoritmo matemático e indica el lugar donde hay una fuga con un margen de error inferior a dos metros. Con este sistema, explican, han llegado a detectar fugas de hasta 0,04 litros por segundo y realizar inspecciones de diez kilómetros en apenas cinco horas.

"Ahora mismo somos la única empresa en todo el mundo que ha desarrollado esto. Hay algo en Canadá, pero no es igual y resulta mucho más costoso", señala Ramírez, quien reconoce que ya ha tenido ofertas de compra de la compañía por parte de multinacionales. Por ahora, el 80% de Aganova es de Ramírez y el 20% restante de un grupo inversor malagueño.

Está fabricado en Málaga y patentado internacionalmente, pero son conscientes de que todo se puede copiar, máxime en algunos países donde no respetan el derecho de propiedad intelectual. Para defenderse "lo que podemos hacer es estar en el mercado lo antes posible y tener una evolución continua del sistema", indica el empresario. Los clientes, aparte de detectar las fugas, les están pidiendo prevenir y predecir las fugas, obtener más información sobre la presión del agua o incluso los planos exactos de las tuberías, siendo en estas líneas en las que está trabajando el departamento de I+D.

Han creado una filial en América, ubicada en Canadá, y ven que hay aún numerosos nichos de mercado por cubrir. Plantean que el sistema también se podría utilizar en las redes de hidrocarburos, aunque aún no han dado el paso a ese sector.

Con este sistema se evita la pérdida de agua, un problema que afecta a todo el mundo y que es especialmente sensible en países como España donde, según Ramírez, "de cada 100 litros que van por las tuberías se pierden 25 en fugas". En Chile la pérdida es del 35% o en México del 50%, pero en Dinamarca es solo el 4%. La diferencia estriba, según el empresario malagueño, en las labores de mantenimiento que se realicen y subraya, por ejemplo, que en Reino Unido hay un ranking de empresas en función del agua que pierden. "Se debería exigir a las empresas en España que no perdieran agua mediante algún tipo de ley porque luego, cuando se firman los decretos de sequía, se pide al ciudadano que consuma menos y no se piensa en el agua que las empresas pierden por el camino", denuncia.

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