Un estilo arquitectónico propio
El Paseo de Reding fue el primer tramo del antiguo camino que unía la capital con la Axarquía y aún hoy alberga algunos de los edificios más emblemáticos y señoriales de la ciudad
El Paseo de Reding debe su nombre al militar suizo Teodoro Reding, gobernador de Málaga a principios del siglo XIX y uno de los héroes de la batalla de Bailén, en la que es considerado como el verdadero artífice de la primera derrota de los ejércitos napoleónicos. Se trata del primer tramo del antiguo camino de Vélez-Málaga, que discurría por el litoral hasta la capital de la Axarquía. Este camino, más conocido después como carretera de Almería, se convirtió en la vía de acceso a las nuevas zonas residenciales que surgieron en el litoral oriental de la ciudad a partir de la década de 1880 como La Caleta, Monte Sancha, El Limonar o Bellavista cuando la burguesía malagueña fue abandonando los espacios centrales para buscar unos nuevos estándares de vida en las áreas residenciales del este, entre los montes y el mar.
El historiador Víctor Heredia aseguró que por este motivo una de las primeras líneas de tranvía que empezó a funcionar a finales del XIX fue la que conducía a La Caleta y a El Palo, ya que "existía una demanda de clientes acomodados". Aunque más adelante sí fue un recorrido muy transitado por los que se dirigían a los Baños del Carmen. En la foto se aprecian los raíles del tranvía, que a partir de 1901 sustituyó la tracción animal por la eléctrica, mientras que el uso de vehículos individuales era prácticamente testimonial en esa época. La acera de la izquierda estaba compuesta por edificios de baja altura, mientras que a la derecha el espacio libre que quedaba delante de la plaza de toros fue adornada con una doble hilera de árboles plantados cuando en los años veinte, durante la dictadura de Primo de Rivera, se llevó a cabo una nueva pavimentación del Paseo de Reding y una mejora en el ornato de lo que era por entonces el comienzo de la carretera de Almería.
Al fondo se ven tres edificios de construcción consecutiva pero de grandes diferencias formales. El más lejano, el Palacio de la Tinta, fue construido en 1908 según un proyecto del francés Julio O'Brien como sede central de la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces. Después de la absorción de ésta por Renfe en 1941 el Estado lo destinó a sede de la Confederación Hidrográfica del Sur, y ahora alberga la Agencia Andaluza del Agua. Debe su nombre popular al elevado número de oficinistas que siempre han trabajado en sus dependencias, que antiguamente necesitaban una gran cantidad de tinta para escribir. A la izquierda, las Casas de Félix Sáenz, viviendas de renta de lujo construidas por el comerciante riojano Félix Sáenz y con proyecto del arquitecto Fernando Guerrero Strachan. Su construcción data de 1922 y son uno de los mejores ejemplos del estilo regionalista de su autor. Las fachadas son muy movidas, con entrantes y salientes que forman terrazas a diferentes alturas, y decorativamente se articulan en dos edificios.
Todo un exquisito de un barrio que ha conseguido mantener su identidad hasta la actualidad.
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