"No habrá turismo de calidad sin condiciones laborales decentes"
ernest cañada. investigador social de alba sud
Ernest Cañada cree que el sector hotelero se dispara en el pie precarizando y desprofesionalizando la limpieza porque a medio plazo solo podrá competir en costes
Málaga/Ernest Cañada investigador social del grupo catalán Alba Sud sacó a la luz la tremenda precariedad y explotación de las camareras de piso de los hoteles españoles. Sus libros Las que limpian los hoteles y La externalización del trabajo en hoteles muestra las vergüenzas de un negocio con demanda histórica que ha eliminado plantillas profesionales y estables para acudir a empresas externas que pagan incluso 1,30 euros por limpiar una habitación.
-¿Qué ha sucedido?
-Hay dos factores que explican lo que sucede. Uno es esta situación de desempleo tan grande que hace que la gente tenga miedo y se adapte a cualquier situación cuando trabaja en un sector como este que es generador de ocupación. El otro es la reforma laboral de 2012 porque pierde peso la negociación colectiva en beneficio de la negociación de convenios en el marco de la empresa. Eso da lugar a los procesos de externalización con condiciones laborales mucho peores. Es decir, pérdidas de salario del 40%.
-¿Qué cobra ahora una camarera de piso?
-Antes de la crisis en torno a 1.000 euros y ahora, con la externalización y las empresas multiservicios, va desde el salario mínimo interprofesional, 707 euros mensuales, a precios de entre 1,30 y 2,50 euros por habitación.
-Se trabaja a destajo.
-Se convierte en un trabajo a destajo. No quiere decir que todas las empresas ni todos los hoteles lo apliquen, pero hay es un proceso de externalización muy amplio en todo el país. Percibimos que con la crisis se produce una sobrecarga de trabajo que se traduce en incremento del número de habitaciones y tareas a realizar, se degradan las condiciones contractuales porque se sustituye empleo fijo y fijo discontinuo por contratos temporales y a tiempo parcial, en una situación de enorme vulnerabilidad con trabajadoras contratadas cuatro o cinco horas que sistemáticamente tienen que trabajar dos o tres horas más sin cobrar para poder acabar la carga de trabajo que les imponen. Luego está la externalización de un trabajo central en el sector hotelero, como es la limpieza de las habitaciones, pagando mucho menos de lo que marca el convenio sectorial.
-¿Qué implica a largo plazo?
-Impacto en la salud física y psíquica de las trabajadoras. Esa carga de trabajo genera hernias, problemas dorsales, lumbares o en el túnel carpiano, dolencias la mayoría poco reconocidas como enfermedades laborales. La inseguridad y malestar de no poder decir que no porque si no te vas a la calle causa estrés y angustia que se acaban convirtiendo en depresiones crónicas. Además el miedo dificulta la capacidad de reacción y movilización sindical por lo que la precariedad aumenta. El último elemento que querría destacar es el problema de la pérdida de calidad en el servicio. A medio plazo va a quedar un sector desprofesionalizado que solamente va a poder competir en términos de costes. Lo que está ocurriendo no es conveniente para las trabajadoras ni para la sociedad. Para garantizar un turismo de calidad y sostenible necesitamos trabajo decente.
-¿Hasta qué punto el sector es permeable a esta situación?
-Ahora mismo se dan tres situaciones: estás las posiciones duras que asumen que esto es así, con el elemento añadido de que fondos de inversión ingleses, noruegos, japoneses o de Estados Unidos han entrado en el sector hotelero y presionan para tener un retorno a corto plazo sin importarles las consecuencias. Hay otro sector que entiende que se le ha ido la mano. Ven la externalización como un elemento de gestión pero aceptan que deberían pagar mejores condiciones. Finalmente encontramos un tercer grupo de empresarios, aún minoritario y con pocas voces públicas discordantes, como puede ser Antonio Catalán, que reconoce que hay un problema de precarización y que si no hay una mejoría en las condiciones de trabajo el sector se va a pique.
-¿Tienen responsabilidad los sindicatos en lo sucedido?
-La Unión Internacional de Trabajadores de la Agricultura, Alimentación y Hostelería (Uitah), a la que pertenecen las federaciones de servicios de UGT y CCOO, lanzó en 2014 una campaña internacional para la dignificación de las condiciones de las camareras de piso. El movimiento sindical conectó enseguida con una necesidad muy extendida. Paralelamente, además, se han constituido grupos de trabajadoras. Estamos ante un momento de emergencia de un problema que se ha hecho visible y hay mucha gente tomando conciencia de ello.
-¿No es solo un problema de España?
-Hay una problemática general e internacional en el sector hotelero que tiende a los bajos salarios y malos empleos y por eso hay una reacción del movimiento sindical internacional.
-¿Han sido los tribunales la única institución con una posición clara desde el primer momento?
-CCOO y UGT impugnaron un montón de convenios de empresas de multiservicios y han logrado la nulidad de más de 45 porque se habían hecho con representación sindical falsa.
-¿La Inspección de Trabajo ha actuado?
-Ha habido una cierta actividad, pero no ha sido suficiente. Necesita más recursos para hacer este trabajo y más decisión política para que lo haga.
-¿Y los usuarios, qué posición pueden tener?
-Necesitamos construir nuevas alianzas por la calidad democrática más allá de las propias trabajadoras y de las organizaciones sindicales, que pasen por el poder legislativo y político, por asociaciones profesionales y también hay un espacio de alianza necesario que tiene que ver con el movimiento de consumidores. Hay ya dos lugares en España que están empezando a poner en marcha iniciativas. En Baleares se están condicionando las estrellas de los hoteles a criterios de calidad laboral y en Barcelona se discute crear sellos de promoción turística que incorporen estos criterios como fórmula también para que el turista exija y demande. En Estados Unidos el sindicato United Here creó el programa Fair Hotel que a través de una web indicaba hoteles recomendados por sus buenas condiciones laborales, hoteles en riesgo y otros a boicotear por no respetar los derechos laborales. Es verdad que una parte de la clientela busca vacaciones en función del precio, pero empieza a haber un consumidor responsable y preocupado… Creo que estamos en el camino. Hace tres años nadie hablaba de las camareras de piso, eran absolutamente invisibles y hoy están presentes en el debate público.
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