Agujero negro blanquiazul (1-2)

laliga santander

Dos errores de Demichelis, el segundo grotesco y en el descuento, lastran la remontada que estaba obrando el Málaga de Míchel

El Alavés acabó con diez y chutó tan sólo dos veces

Las imágenes del Málaga-Alavés
Ontiveros se lleva las manos a la cabeza tras una acción de ataque. / Marilú Báez
José Luis Malo

12 de marzo 2017 - 08:17

Málaga/Ni las 11 jornadas que quedan por delante. Ni las cosas buenas desarrolladas en la segunda mitad. Ni el hecho de que la zona de descenso continúe a siete puntos. Ni que con Míchel se aventura un cambio. No hay consuelos que quiten el olor a segundazo con el que se fueron las camisetas de los aficionados de La Rosaleda. El Málaga se ha convertido en un agujero negro que absorbe todo lo malo que se pueda imaginar en un terreno de juego. Con Míchel fue la misma derrota con diferente collar. El final del partido es algo más que cruel. Con los más positivos incluso aventurando el tanto de la remontada en el descuento, llegó una acción que es la radiografía de un alma, el retrato de jugadores que no están ni se les espera, un gol que echó por tierra todos los estímulos cosechados antes. Demichelis sumó otro fallo grosero en su carrera y regaló el 1-2 a un equipo que media hora antes ya firmaba un punto. Si el Málaga termina descendiendo, el de ayer se estudiará como el capítulo en que el alma blanquiazul quedó hecha añicos. Por suerte, aún quedan tiempo, oportunidades y excusas para aferrarse.

Levantarse de esta costará muchísimo. Lo bueno, y lo malo a la vez, es que el próximo domingo la herida puede cicatrizar si se gana en Leganés. O hacerse más profunda todavía, algo que cada vez cuesta menos imaginar.

La caída en picado del central argentino está dejando en segundo plano el rol de Kameni

Míchel iba para debut épico, con remontada extemporánea y la dinámica cambiada en 180 grados, y ahora tiene problemas con nombre propio. Lo que hizo ayer Demichelis fue indigno de la élite, el colofón a una trayectoria de un mes en la que ha llenado de razones a los que dudaban de su cualificación a los 36 años que había en torno a su rendimiento. Si el córner que regaló en la primera parte, a la postre el gol de Feddal ya fue sonrojante, no hay palabras para el balón que perdió en el descuento, cuando el Alavés tenía la lengua fuera y suplicaba el pitido final. Se podría decir que él solito regaló el triunfo al Alavés de no ser por la colaboración de un Kameni que hizo de peor actor secundario y que también suma varios encuentros llenos de fragilidad. Demichelis trajo la seguridad y el liderazgo y Demichelis ha llevado la ruina a la defensa en los últimos partidos. A su lado Luis Hernández parecía inexpugnable y ahora se ha contagiado de su vulnerabilidad. Un señor problema jugar con el enemigo en casa.

Son, de manera inevitable, protagonistas de un duelo con cosas horribles y otras esperanzadoras. Keko es otro que ingresó en el club de las decepciones. Fue otro partido inoperante del madrileño. No obstante, trajo algo bueno: signos de reacción y esperanza con Míchel. Porque el madrileño no esperó para sustituirlo al descanso, ya con 0-1, y dio entrada a Ontiveros. El cambio que habría ganado en cualquiera encuesta hecha en la grada, y hecho sin más demora. El técnico imantó la remontada a la hora de juego, dando entrada a Juan Carlos por Miguel Torres. Y así el encuentro, tedioso, lento y en el terreno que convenía al Alavés, se electrificó para dar más sentido a las piezas blanquiazules. Precisamente Juan Carlos, casualidad o no, taladró uno de los huecos que antes no aparecían para empatar.

La suerte empezaba a cambiar, porque tres minutos antes Sandro chutó al palo y aún no se entiende cómo el rechace pasó tan cerca de Charles sin poder embocarlo. El brasileño no sólo se redimió con esa asistencia, un minuto después forzó la segunda amarilla de Feddal. Ya estaban todos los ingredientes sobre la mesa para el plato perfecto: el Alavés entregó la cuchara, En-Nesyri relevó a un extenuado Sandro, Ontiveros estaba desatado y José Rodríguez tomó los galones de líder. Pero En-Nesyri falló lo indecible, a Charles le faltó puntería... y Demichelis disparó en el pie del malaguismo.

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