"El jugador que sonríe es el que termina poniendo un buen centro"

Málaga cf José miguel González martín del campo "míchel". entrenador del Málaga

El entrenador del Málaga prima la mejoría anímica de su plantilla como antesala de las victorias

"El futbolista hoy en día está más preparado pero tiene menos ilusión", reflexiona

"El jugador que sonríe es el que termina poniendo un buen centro"
"El jugador que sonríe es el que termina poniendo un buen centro"
F. Navajas - J. L. Malo

26 de marzo 2017 - 01:41

Málaga/José Miguel González Martín del Campo Míchel (Madrid, 1963) aterriza en Málaga con un mensaje optimista y continuista. Por su cabeza sólo pasa mantener la categoría y elaborar un nuevo proyecto sobre una base que define como "buena". De momento, el madrileño porfía con un vestuario lleno de "mucha tensión" y busca en cada entrenamiento regenerar la mente de sus futbolistas. Mimbres tiene. Trabajo, también.

-En su presentación contó que desde que conoció el interés del Málaga sabía que iba a firmar. ¿Dónde le pilla aquel lunes la llamada del Málaga?

Arnau sabe que no soy una agresión para él ni una china en el zapato; soy alguien con el que colaborar en todo

-Primero me llama mi representante y me dice que Arnau está viajando a Madrid y que tenía la intención de hablar con él. Yo le dije: "¿El entrenador sabe que no va a seguir?", y él me dice: "No sé". Luego me veo con Arnau en mi casa y le digo: "¿Marcelo sabe que no va a seguir?". Y me dice que sí y de hecho lo llama delante de mí para decirle que por la noche se iban a ver, que luego se produjo así la situación. Pero yo sabía desde mucho antes que si se producía la llamada del Málaga yo iba a venir aquí, porque yo quería venir aquí también.

-También se dijo que lo llamó Olympiacos.

-Sí, yo estaba el domingo en casa viendo el Athletic-Málaga y me llamaron para ofrecerme la posibilidad de volver. Yo les dije que estaba esperando una situación, que no era cierto del todo, pero tenía que pensar en la posibilidad de volver a Grecia, porque ya veía que la situación aquí hasta el verano se había parado. La última opción de tener opciones de entrenar aquí era el Málaga.

-¿Y cómo es esa llamada?

-Pues me llama ya cuando el Málaga va perdiendo y piensas: "¿Y si pasa algo aquí?". Pero yo no tenía ninguna información, era una intuición nada más. Ni siquiera un deseo, porque de ser así iría también que echaran a un compañero y eso es muy desagradable, lo sé por experiencia.

-Y ya una vez que habla con el Málaga no se lo piensa. ¿Por qué tanta seguridad?

-Fue una sensación muy parecida a mi primera experiencia en Primera. Quedaban cinco partidos y me llamó el Getafe. Me lo avisó antes el representante de mi hijo y me dijo: "¿Vas a ir?". Le dije que sí y nada más colgar con él me llamó el presidente del Getafe. Me ofreció la opción de ir y mi respuesta fue: "¿A qué hora entrenamos mañana?". De hecho, mi representante me regañó porque no era la forma de iniciar una negociación. Aunque este año he aprendido a lo contrario. He hablado con equipos que me ofrecían garantías deportivas, pero por unas u otras razones decidí esperar y al final apareció Málaga.

-¿Tenía claro el reto que tenía por delante?

-Mira, lo que siempre me pide el cuerpo es llegar a clubes donde se pueda construir y el Málaga es un ejemplo para ello. La temporada no ha ido bien, ha sido irregular, y estamos en un periodo para intentar salvar la temporada y a partir de ahí construir. Yo a la vez que tengo toda mi mente puesta en el entrenamiento diario y en concienciar a los jugadores, tengo otra parte de mí que está trabajando codo con codo con Arnau para el año que viene. Y es ahí dónde estamos construyendo.

-¿Se puede construir sobre las arenas movedizas que es el Málaga?

-Todas las temporadas cuando acaban dejan de ser arenas movedizas. Igual que un equipo que tiene una base sólida sabe que al año siguiente empieza de cero, nosotros tenemos que contar con ello. Empezar de cero pero aprender que el cero no puede durar tanto tiempo. Aprender de los errores. Yo estoy seguro que el club ha aprendido muchas cosas este año y yo a lo largo de mi carrera exactamente igual.

-¿Y hay que cambiar mucho para el año que viene?

-No, para mí la base del equipo es buena. Lógicamente la plantilla se va a reducir porque hay jugadores que acaban contrato y porque seguramente habrá alguna salida que no querríamos pero que hay que aceptar. Lo que hay que tener son preparados esos remplazos y con eso mi ilusión crece. Creo que sobre lo que existe en el mercado nosotros tenemos una buena base y esa base se va a quedar. Me recuerda, salvando las distancias, a Getafe. He estado en otros equipos en los que llegas y la situación era como ésta, pero me recuerda mucho más a Getafe por la base y porque el futuro es bueno. De hecho, esta misma frase la dije en Getafe y después fuimos a Europa.

-Aun así, la situación era mucho más complicada de la que tiene ahora, ¿cierto?

-Bueno, era mucho más arriesgada. Yo a veces no entiendo por qué hay tanta inseguridad o inestabilidad con el potencial que hay en el equipo, en la afición y con una ventaja de seis puntos. Aunque saber que no lo puedes hacer peor no te da ninguna seguridad, lo que tenemos que hacer es bajar el escalón correspondiente y ponernos a la altura en la que realmente estamos.

-¿Ha notado más miedo del que debería haber?

-Mucha tensión. Lógicamente, cuando uno está así, cuando tiene que ir cambiando los objetivos se da cuenta que la situación es más incómoda. Cuando se juega a puntuar en la zona en la que estamos los puntos saben a gloria. Es así para todos. Nosotros hemos hecho un punto en dos jornadas y estamos en la misma posición. Hay que mirar también a los otros a ver qué hacen.

-¿Le supo entonces a gloria el punto en Leganés?

-No, ese no. Pero me supo aún más amargo el esfuerzo de los jugadores el día del Alavés, en un partido que teníamos que haber ganado, de verdad lo pienso. Solamente no lo ganamos sino que lo perdimos, fue un mazazo más. Para mí no, que acabo que llegar, pero sí para los que están aquí, que ven que el equipo está un poco como los boxeadores, sonado, y que cada golpe es uno más y mucho más fuerte. Tratar de recuperar anímicamente eso es muy complicado, más que la alineación o la idea del juego, que más o menos está conseguida.

-Un debut muy parecido al que tuvo en Getafe, ¿no?

-Sí, perdimos 2-1 contra el Mallorca jugando bien. Pero sí que veía que había una base y teníamos unas ideas. Los jugadores nos vieron como una tabla de salvación y utilizamos a toda la plantilla, la cosa funcionó, nos salvamos.

-¿El Míchel entrenador echa de menos al Míchel jugador?

-No, porque me siento futbolista, pero no soy nada nostálgico. Mi tiempo ha pasado y ahora soy entrenador, creo que es la única manera que tengo de matar esa ilusión. Yo nunca les hablo de cómo era yo o de cómo me gustaría a mí cualquier tema. Siempre he conseguido racionalizar en los vestuarios los colores de pelo, la música… Tengo dos hijos de esas edades y siempre he tenido que hacerme a ellos porque es la única forma de ser su amigo.

-¿Han cambiado mucho los vestuarios? ¿Para bien o para mal?

-Creo que el futbolista hoy en día está mejor preparado pero tiene menos ilusión. El jugador siempre tiene que encontrar una motivación externa. Hay un porcentaje mucho menor de motivación propia. El jugador ahora tiene una vida más cómoda. Nosotros competíamos todos los días. Ahora hay tanto foco en el futbolista que los niños quieren serlo sólo por eso. De ahí sale luego tanta frustración en los padres, tantos casos de violencia que hay últimamente. Nosotros queríamos ser futbolistas porque era una ilusión tremenda. Ahora el jugador se rinde antes y piensa que se puede ir a otro equipo. Antes sabías que te jugabas las habichuelas y que algunas picaban.

-Ya que menciona a los futbolistas jóvenes, ¿qué sensación le dejó el filial y los jugadores que están ahora trabajando con usted?

-Hay jugadores buenos, lo hemos comprobado esta semana. Esa labor es de formación. Queremos que los chicos le den importancia a lo que significa defender a un equipo de Primera como el Málaga y que si juegan en el filial es como si juegan en el primer equipo, para mí no van a pasar desapercibidos. Así aumentas esa presión que queremos que superen cuando lleguen con nosotros al primer equipo.

-Hay talento, ¿verdad?

-En todas las canteras hay talento. Yo soy un enamorado de las canteras y estoy convencido de que la buena base de los equipos tiene que ser de jugadores locales. Más que de la cantera, locales. En este caso, malagueños.

-Se lo habrán preguntado mil veces pero, ¿qué futbolista del Málaga se parece a Míchel? ¿En quién se ve representado?

-Por su manera de ser y de comportarse, por cómo entrena, tengo una cercanía a Pablo Fornals. Eso no cambia nada porque soy igual de cariñoso o exigente con todos, pero veo en ese jugador unas posibilidades muy grandes. No sólo en el campo sino fuera de él. Es un chaval que atiende, que quiere progresar, que se ve que se cuida. Él sabe que el fútbol no dura tanto y que es mejor no dar ventaja al rival.

-¿Igual por ello le coloca en Leganés en la banda? Usted pasó de una posición más centrada al costado derecho.

-Nosotros le pusimos en la banda no porque queramos que progrese por ahí sino porque entendemos que conoce el juego y que nos iba a ayudar. Puede parecer que nos equivocamos pero también es una situación lógica de lo que está pasando el equipo, de una tensión exagerada. Eso abarca a todos los jugadores.

-¿Esa tensión se puede pulsar en jugadores como Keko y Jony? Ejemplificaron el cambio de tendencia y no han terminado de arrancar.

-Es que jugar aquí no es fácil. Ellos vienen de equipos buenos y con tradición como el Sporting, pero que siempre estará con ese cuchillo. El Málaga, con todo el respeto, es un puntito más. Pasa igual con el Eibar. Aquí cuando llegas a la ciudad, vas al estadio y ves lo que hay te das cuenta de que es un poquito más. Eso se traduce en que no te puedes relajar, a veces el hecho de no relajarte te impide ser regular. Eso hay que trabajarlo.

-¿Va en la preparación mental del futbolista?

-Es que es fundamental, en estas semanas que nos quedan lo que queremos es que el jugador se sienta confortable. Todos los entrenamientos van orientados a que el futbolista vea que es capaz de hacer las cosas. Sólo así lo trasladará al campo. Eso es lo que queremos, en los últimos entrenamientos han hecho cosas que tienen que ver con lo que queremos desarrollar y que son capaces de hacerlo. Eso es lo que proyectamos.

-Intenta trasladar un mensaje muy positivo y de convencer al futbolista. ¿Eso le lleva a preferir ver una sonrisa en un futbolista a que ponga un buen centro?

-Es que el que sonríe acaba poniendo un buen centro. Porque si está con tensión al final se le acorta la pierna. Estoy seguro de que lo van a acabar trasladando al campo porque nivel tienen.

-¿Es inevitable ser más psicólogo que entrenador en esta situación?

-Casi siempre tienes que ser más psicólogo, más padre. Se crea una base a través de eso y ellos saben que tú estás cerca de ellos hasta que toman decisiones. En un equipo de fútbol de Primera se da por hecho que los jugadores tienen una base muy buena y que tú tienes que intentar crear puentes de relación con ellos para pedir, exigir y también para dar.

-¿Nota a los jugadores más sueltos que cuando llegó?

-Sí, aunque el otro día en Leganés la tensión era desmedida en la primera parte. No es fácil descubrir el epicentro de esta tensión. A los chicos les va a venir este parón, vamos a descargar y a entrar con muchas ganas contra el Atlético. Eso va a demostrar que los jugadores saben en qué terreno se mueven y que no podemos dar ventaja a nadie.

-¿Echa cuentas por la salvación?

-No, me hace gracia que todos echáis cuentas pero cuando llega el desenlace nadie vuelve atrás a pensar qué calendario era peor. Esas estadísticas no son ciertas, porque si así fuera el Málaga estaría jugando contra el Villarreal, contra el Eibar, Athletic…¿no?. Sin embargo está jugando por otros objetivos.

-¿Al final se irá al pozo el que peor gestione la situación anímica?

-Eso siempre pasa, yo lo que quiero es que mis jugadores sepan que mi confianza y mi seguridad es total. No me cabe en la cabeza otra cosa que salvarnos. Cómo voy a pensar que el año que viene no voy a estar aquí en Málaga. No pienso en ello.

-A nivel personal, ¿qué le supone vivir en una ciudad como Málaga?

-A mí el mar me encanta. Nosotros siempre estamos en Ibiza, en el mar, y hay algo en él que me da gasolina. No sé si inspiración, tampoco soy tan romántico. El mar me ayuda a no levantarme ni un día mal porque cuando uno está regular mira al mar y ya está. El día que llegué al despacho mandé una foto a mi familia y amigos para que vieran dónde estoy. Es muy difícil no ser optimista mirando hacia el mar.

-El otro día aparece Llorente en el once inicial, ¿cómo lo encuentra anímicamente cuando llega?

-Llorente desde que salió de la cantera del Madrid ha tenido revolcones. Sólo ha vivido en tensión. Yo lo que quiero es que el jugador se sienta seguro, pierda esa tensión y saque sus cualidades que son muy buenas. El otro día en Leganés fue un jugador fiable y eso es lo que queremos.

-En esa dinámica de cambios, ¿la portería es un cambio diferente? ¿Hay que pensárselo dos veces?

-La portería forma parte de una estructura básica del equipo. Igual te digo con los centrales, un mediocentro o un delantero centro. En ese sentido, no hay que volverse loco. Nada de lo que hemos visto indica que tengamos una gran ventaja ni un gran déficit. Hay que tener tranquilidad con eso. Eso sí te digo, si algún día pensamos tiene que jugar otro portero y lo hace bien, ese portero se queda. Yo no he venido con ninguna carga y eso los jugadores lo saben.

-¿Cómo se gestiona la no convocatoria de Demichelis? ¿Piensa que por la semana que había llevado era mejor que descansara o era un castigo?

-Yo no creo ni en las multas ni en los castigos. Yo hablo con Demichelis y teníamos clara la situación. ¿Cuándo va a volver? Cuando consideremos que está entre los 18 mejores del equipo. No hay que darle más importancia, se la damos porque es un jugador reconocido y con un prestigio. Ha tenido una magnífica respuesta, es un tío que conoce perfectamente su papel.

-¿Igual Demichelis se martirizó demasiado?

-Es normal, cuando uno viene en estas circunstancias a Málaga, en una segunda etapa, quiere acabar bien y la situación no era agradable. Da igual la edad que tengas, es así.

-Ha trabajado bajo distintos estilos de presidencialismo, algunos muy particulares como el de Ángel Torres o el del presidente del Olympique de Marsella. Tampoco le va a sorprender tener a un jeque como máximo responsable, ¿no?

-No, porque, con el máximo respeto, yo en los clubes en los que he estado no tenía que hablar con el presidente o el propietario. Mi jefe directo y absoluto es Arnau. Y a partir de ahí es en lo que tenemos que trabajar. Supongo que el dueño de este club tendrá un director económico, uno social, otro de comunicación… Nosotros somos esa parte deportiva en la que arriba del todo está Arnau. Lógicamente al presidente le podré dar explicaciones cuando él me las pida, pero el presente y el futuro lo tengo que hablar con el director deportivo. Dicho esto, me parece una situación normal. Es algo habitual ya en el mundo del fútbol. He tenido presidentes dispares, dispersos, variopintos…de todo. Todos con sus ideas y todos con el buen instinto o la buena idea de ayudar, de crecer.

-Hablaba de Arnau, ¿cómo fue aquel encuentro? ¿Qué sensaciones le transmite?

-No habíamos hablado nunca y la sensación que tuve es una que se ha ido correspondiendo con el tiempo. Creo que él sabe que yo no soy una agresión para él ni una china en el zapato sino alguien con el que colaborar en todo. Espero que sea así. Con todos los directores deportivos con los que he trabajado he tenido una buena relación. Con todos. Entiendo ese principio de autoridad, yo doy mi opinión pero las gestiones y las decisiones las toma el director deportivo. Si le logro convencer en algunas cosas, igual que si él me convence de otras, funcionaremos mejor como equipo.

-¿Le convencería para traer por ejemplo a su hijo Adrián? En Getafe llega y él está allí pero, ¿se lo ha planteado a la inversa? ¿Recomendar su fichaje por la buena temporada que está haciendo? O ya piensa que es mejor que sus caminos vayan separados.

-Pero es que no puedo romper mi premisa ni aunque sea mi hijo. Yo no soy el que le dice al club vamos a por uno u otro jugador. El club tiene muchos más datos en muchos ámbitos para la contratación de un futbolista. Yo no puedo ir al propietario y pedirle 50 millones de euros sólo porque yo tenga unas ideas muy buenas. Aunque quisiera y me los diera nos tenemos que meter en una línea que es la económica. Siempre he respetado al director deportivo y tiene que ser él el que me diga a qué jugadores podemos aspirar. Esto son cestas y huevos, dinero y jugadores. Si mi hijo estuviera en esa supuesta lista de jugadores yo daría mi opinión profesional y ya estarían los que me creerían y los que no.

-Usted, cuando Adrián se va del Getafe, dice que lo echan porque era su hijo. No sé si eso le hace pensar a la hora de plantearse volver a coincidir profesionalmente.

-No, porque yo a todos los jugadores los tengo que valorar por igual. Si, por decir un número, sabemos que hay 320 futbolistas en el fútbol profesional, yo no puedo decir que hay 319 más uno. Yo a todos los jugadores los veo igual. A Adrián lo he tenido en mi equipo y como rival, y no he cogido a mi portero y le he dicho que se dejara un gol. Además, el que me conoce sabe que soy competitivo y que jamás intentaría beneficiar a nadie.

-Y a la hora de que le quiten un jugador capital, ¿saca más las uñas?

-No, porque cuando llegamos a esa conclusión hay una parte de mí que lo entiende. Es decir, para mí es importante que haya continuidad en las ideas y en la base, pero lo que hago es preparar el camino porque hasta el último minuto siempre puede llegar algún equipo más poderoso a llevarse a un jugador. Lo que tenemos que hacer es preparar las alternativas porque puede pasar de todo en un equipo como el Málaga. Tengo experiencia en Olympiacos. Después de cada primera jornada de cada año de los que estuve, el Benfica nos quitó al mediocentro defensivo. Y se preguntaban que cómo era posible que nos quitaran un jugador el lunes y el martes tuviéramos el recambio. Eso es así porque ya teníamos la idea de que algo podría pasar.

-Hablando de mediocentros, ¿hay que ir buscando un recambio para Camacho?

-Lo que me niego a que busquen, porque sería una mala noticia para el Málaga, es a un entrenador (risas). Ya sé que Camacho es un jugador codiciado, cómo no lo voy a saber. Y ya sé que tenemos que tener alternativas no sólo para Camacho, sino para otros tres o cuatro y para ese quinto o sexto que no sabemos si se puede marchar porque algún equipo se encapriche. Esa es mi manera de trabajar y creo que con Arnau en ese sentido somos complementarios.

-Ahora llega un calendario bipolar, o contra los de abajo o contra los que pelean por títulos o Europa. ¿Es de los que piensa que quizá contra los grandes los jugadores pueden dar más potencial?

-Los grandes equipos son una fuente de motivación. Eso se va a plasmar en el campo. Ya sabemos lo que genera en nosotros la tensión y la responsabilidad mala, ya lo sabemos. Vamos a buscar la responsabilidad buena que parte de trasladar lo que entrenamos a los partidos. Esa es la responsabilidad buena. Si el primer partido es el Atlético ya sabemos lo que hay. Cualquier error se paga muy caro. Es cierto que el equipo sin mí ha jugado bien y no ha tenido que perder. Los chicos se merecen una alegría porque trabajan mucho y merecen ganar un partido para que vean que no todo lo hacen mal. Lo que tenemos que entender todo el mundo es que son chavales. Más allá del nivel económico o social son humanos, y a veces esa humanidad hace que la tensión se les triplique.

-¿Ha palpado en la afición cierta dosis de miedo?

-No, he palpado lo mismo que en los jugadores. Que si se aspira a una cosa pero te quedas atrapado en el ascensor, lo normal es que haya incertidumbre. La afición del Málaga sabe lo que es pasar por momentos mucho peores de los que está ahora, el equipo a lo largo de la historia mira por dónde ha pasado.

-Usted se vio beneficiado por un gol fantasma en una Copa juvenil y perjudicado por otro en un choque contra Brasil. Teniendo esas dos visiones, ¿qué opinión tiene de la implantación de la tecnología en el fútbol?

-Indudablemente es necesaria, pero entramos en una confusión que es que la gente cree que cada cinco segundos hay que parar por si hay un fuera de juego. Hay jugadas básicas y entendibles que son por las que hay que parar. Los errores humanos entran dentro del espectáculo, pero hay algunas acciones en las que tiene que entrar la tecnología, no cuesta tanto. En el Mundialito mezclaron los conceptos por los que hay que parar el juego, eso es una confusión para los árbitros.

-Usted ha sido partícipe de los medios de comunicación, incluso como comentarista, ¿cree que pobre del entrenador que no entienda que dentro del circo hay que relacionarse con los medios?

-Es una parcela fundamental para el entrenador entender y respetar el trabajo de los periodistas. Pero hay que haceros caso en la medida justa de vuestro trabajo. Me preguntaban hace poco que si leía los periódicos aquí en Málaga y no lo hago. Pero no lo hago porque sé que a ti te gusta que juegue Charles y a ti que juegue Michael Santos, entonces quién de los dos lleva razón. No quiero crear una confusión en mí que vaya más allá de acertar con lo que quiero desarrollar. Me parece que cada uno tiene una opinión y la vuestra [por la prensa] es muy válida.

-Hablaba antes muy bien de Fornals y también lo ha hecho muy bien en otras ocasiones de Ontiveros. ¿Tiene la sensación de que la tensión no va con él?

-Mira, ese desparpajo es muy bueno pero también tiene que tener un punto de responsabilidad. El jugador tiene unas grandes condiciones pero tiene que empezar a entender el juego, eso le hará mucho mejor. En su mano está. Él tiene algo que otros tienen que fabricar. Tiene que desarrollarlo en unas zonas determinadas en unos momentos determinados. Si no será uno más. Aunque yo los intentos no los castigo. El talento es que cada uno sepa lo que tiene que hacer dentro de sus características y él tiene que aprenderlo.

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