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Viny, paso lento y firme

El pívot congoleño asume que está en un año de aprendizaje y valora los consejos de Ndong: "Me ayuda hasta en la alimentación"

El Unicaja quiere cautela con el pívot africano

Viny Okouo bota el balón ante Dani Díez y José Luis Ibáñez.
Viny Okouo bota el balón ante Dani Díez y José Luis Ibáñez. / Javier Albiñana
José Manuel Olías Málaga

16 de noviembre 2016 - 02:11

Como siempre que un joven realiza una buena actuación, en un club, y el Unicaja no es una excepción, se expande la cautela. "No hay que abrir ninguna botella de cava por Viny", decía Joan Plaza tras la victoria ante el Bilbao, en la que el pívot congoleño contribuyó de manera importante al triunfo. Siete puntos, seis rebotes y una presencia defensiva sólida ante pivots de buen nivel ayudaron a paliar la ausencia de N'Diaye y el precario estado de Musli. Por lo que se le vio en pretemporada (un buen partido ante el Fenerbahce, con dos tapones a Vesely y una buena pila de rebotes) y en sus momentos con continuidad, su techo está alto. Pero esa inquietud por ver cómo se esfumaron muchos jugadores prometedores hace ir con pies de plomo.

"Plaza me dice que esté tranquilo, que haga mis cosas y no tenga nervios. Intento jugar duro, molestar a los pivots rivales para que no jueguen cómodos, porque ellos tienen calidad y pueden hacer daño. Sé que este año lo natural no es jugar mucho, pero estoy aprendiendo", dice Viny, que va camino de su cuarto año en Málaga. Llegó en febrero de 2013, aún en edad cadete. Habla un buen español, el quinto idioma tras el francés, el lingala, mayoritario en el país, y los de las tribus de su padre y su madre. Hay más de 60 dialectos en todos los países. Viny vive solo en un piso desde hace dos años. En primera instancia lo hacía en la residencia de la Diputación con la que el club tiene convenio.

"El club confía en mí, pero yo tengo que responder. Este verano se fueron Kenan, Uta, Romaric... Tengo que demostrar que puedo estar aquí, luchando cada día", dice Viny, el mayor de tres hermanos. Sabe que un futuro mejor para su familia está en sus manos. En el Unicaja se destaca que su mentalidad es más dura y centrada que la de otros jugadores foráneos a los que se atrajo en el pasado. El chivatazo de Romaric, ya reclutado entonces por el Unicaja, que habló en el club de un chaval altísimo y que hacía grandes mates cuando le conoció en el campus de Serge Ibaka en el Congo, fue el origen de un proceso laborioso que incluyó el viaje de Paco Alonso hasta el Congo.

Viny Pierrot Marcel Okouo, que así es el nombre completo, tiene cerca a un referente, Boni Ndong, de quien se fía no sólo en los consejos para tecnificar su juego, sino también en la alimentación. "Me ayuda en muchas cosas, no sólo en el baloncesto, también en la alimentación. Me dice que no coma basura porque los deportistas sufren más, si comes basura te lesionas antes", dice Viny, con el que se trabaja para fortalecer su tren inferior, que aún no ha llegado a su mejor tono: "Hay gente enfrente muy fuerte de piernas y es más complicado para mí. Trabajo mucho en ello. También me enseñan Musli y N'Diaye, me fijo mucho en ellos y me ayudan". Con sus 214 centímetros, Okouo pesa 110 kilos. Más que peso ha ganado músculo en los últimos años de trabajo.

Los compañeros también detectan la progresión de Viny, del que destacan que trabaja duro, como dice Carlos Suárez. "Veíamos destellos, ya lo vimos en pretemporada, del potencial que tiene. La experiencia no la tiene, pero sí las ganas y la fuerza, lo demostró ante el Bilbao. Sobre todo para los canteranos ver jugar en el primer equipo a un jugador al que han visto en Los Guindos es un ejemplo cercano", afirma el capitán.

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