Maestros que dicen adiós a las aulas

La Delegación de Educación rindió ayer homenaje a 428 docentes que se jubilan este año

Un grupo de docentes junto a responsables de la Delegación Territorial, ayer, tras la recogida del diploma y la insignia.
Un grupo de docentes junto a responsables de la Delegación Territorial, ayer, tras la recogida del diploma y la insignia. / Fotografías: Javier Albiñana
Cristina Fernández

16 de noviembre 2017 - 02:12

Málaga/Pedro Olalla y Fernando Solano empezaron y han terminado juntos su trayectoria docente. Juntos estudiaron Filosofía y Letras, se prepararon las oposiciones y las aprobaron en 1981. Tres décadas y media después volvieron a reunirse en el acto con el que cada año, desde hace 20, la Delegación Territorial de Educación rinde homenaje a sus maestros y profesores recién jubilados. Fernando ha sido maestro de Primaria del colegio Vicente Aleixandre. Pedro también ha impartido clases en Secundaria. Su carrera la ha terminado en el IES Salvador Rueda, donde ha sabido sacar lo mejor de su alumnado a través del teatro. "Para mí la experiencia ha sido estupenda, he tenido un alumnado magnífico", resume Fernando Solano toda una vida dedicada a la enseñanza. En una profesión "vocacional", como explica Pedro Olalla, lo más duro es "dejarla, abandonarla".

"Lo más gratificante es el trabajo en el aula, esa gran desconocida", considera Olalla, que va a seguir con su taller teatral en el que prepara este año La divina comedia. "Esto me va a permitir de alguna manera continuar la docencia en el espacio escénico, porque el aula es lo más parecido a un escenario, ese escenario de la verdad, un microcosmos compuesto por el alumnado que viene a buscar una salida y esa somos nosotros, jugamos ese papel de ventana abierta", agrega el profesor, que durante muchos años impartió clases en colegio Doctor Gálvez Moll, en la Palmilla.

El acto pretende agradecer el tiempo dedicado a una vocación tan imprescindible

Y en una vida entre alumnos, padres y compañeros, anécdotas se pueden contar a cientos. Pedro se ríe divertido cuando recuerda cómo un alumno, en una visita al zoo, se metió en la zona del elefante y el animal lo cogió por la mochila y lo levantó con su trompa. Fernando rememora a su alumna Sara, con la que mantiene un cariño casi de padre desde segundo de Primaria. "Para mí es como mi hija, me invitó a su boda, conocemos a sus niños, tenemos su foto en casa...", comenta.

José Manuel Fernández deja tras de sí 19 años como maestro de Educación Especial y otros 19 como líder sindical de CCOO. "La trayectoria ha sido lo suficientemente intensa como para merecerme una jubilación y dejar paso a otra gente más joven", dice y asegura que se queda con "poderle aportar a estos niños el disfrutar de aquello que consiguen hacer por sí solos y que las familias vean que pueden tener una salida tanto profesional como social". Desde fuera, afirma, a veces se ven pocos resultados pero "los que estamos en este tipo de enseñanzas sí los vemos, es un trabajo muy arduo pero al mismo tiempo muy gratificante". Su lado sindicalista le lleva a reivindicar más recursos, sobre todo, en cuanto a personal. "Hace falta que se trabaje con menos alumnos, porque la enseñanza personalizada es la que da sus frutos".

Para Juana Crespo su trayectoria ha tenido de todo, "como la vida, momentos muy buenos y otros menos buenos". Y es que dar clase en el CEIP Manuel Altolaguirre de La Palmilla no es precisamente fácil. Pero hay historias que hacen que todo merezca la pena, como la de su alumno David, presente en su vida desde hace "muchísimos años, cuando el IES Guadalmedina era el colegio La Rosaleda", relata. "Desde entonces hasta ahora todas las Navidades, todas, me manda una cesta porque se sigue acordando de su maestra Juana, es conmovedor", agrega. "Como profesora lo más bonito es haber contribuido, haber aportado algo para que la enseñanza de este país sea de calidad", apunta la docente de Pedagogía Terapéutica, que critica los prejuicios hacia los barrios marginales "que, como cualquiera, tienen sus cosas positivas a la hora de abordar la educación y sus cosas negativas".

Muchos adelantan su adiós a las aulas a los 60 años, otros lo hacen con 62, pero Bienvenida Palomo pidió una prórroga y se ha jubilado con 66. Ha trabajado desde Infantil hasta educación para adultos pasando por Secundaria. Su último centro fue el CEIP Doctor Fleming y ha impartido Matemáticas, Lenguaje, Conocimiento del Medio, Música, Sociales, refuerzo del lenguaje, apoyo... de todo. "Yo me quedo con lo bueno, con los niños que veo por la calle y me dicen "hola seño", esto no está pagado con dinero", asegura Bienvenida. "Siempre hay algún niño que ha costado más trabajo pero he procurado dialogar y la verdad es que he tenido experiencias muy positivas, eso es con lo que me quedo", recalca la docente. Y concluye, "lo mejor de este trabajo es sacar a un niño adelante que partía de cero, que no sabía leer, o a esos chicos difíciles a los que consigues motivar".

Como ellos, un total de 428 maestros y profesores tuvieron ayer su momento de reconocimiento profesional. Uno a uno subieron al escenario para recoger la insignia de la educación y el diploma en un "acto de homenaje y agradecimiento, un acto sencillo pero cargado de cariño, emotividad y buenos deseos, es nuestra forma dar las gracias por el tiempo invertido en una profesión tan vocacional como esta", dijeron en nombre de la Delegación Territorial al comienzo de la gala celebrada en el salón de actos de la Escuela de Arte Dramático. Rosario Esther Ramos, Miguel Caro y Pedro Duarte fueron los primeros en subir. A ellos se les aplaudió por dedicar más de 40 años a una labor básica, imprescindible e inagotable, la educación.

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