Andalucía cerró el 2023 con 17,5 grados de temperatura media, la más alta desde que hay registros

Supone elevar casi un grado la alcanzada apenas un año antes y está muy por encima del valor de la serie histórica

Los golpes de calor han provocado cinco muertos y 29 ingresos este verano en Andalucía

Vivir en la calle a más de 40 grados

Imagen de una de las olas de calor vividas en Sevilla el pasado verano.
Redacción Andalucía

08 de enero 2024 - 16:19

El Consejo de Gobierno ha tomado conocimiento del Informe de Medio Ambiente de Andalucía correspondiente a 2023, un diagnóstico completo realizado por la Consejería de Medio Ambiente que recoge que la comunidad cerró el año 2023 con una temperatura media de 17,5 grados, la más alta desde que hay registros. El estudio tiene en el clima uno de sus puntos focales en los que se confirma que la temperatura media de 15,7 grados, supone 0,8ºC más que en el año anterior. Además, el valor de 2022 se sitúa por encima del valor máximo de la serie histórica 1991-2020 (16,2ºC), por lo que se califica como extremadamente cálido.

En lo relativo a las precipitaciones, en 2022 continúan su tendencia a la baja (458 litros por metro cuadrado), encontrándose por debajo de la media histórica del periodo de referencia 1991-2020 (541,9), empeorando con ello la situación de sequía iniciada en el año 2019, e incidiendo negativamente en el estado fisiológico de la vegetación. Los resultados del indicador del estrés hídrico de la vegetación para el año hidrológico comprendido entre octubre de 2021 y septiembre de 2022 muestran un porcentaje de superficie estresada en la región del 22%, la mayor cifra de estrés de la vegetación observada desde 2009.

En este contexto de escasez generalizada de precipitaciones, el informe afirma que la región se encuentra en una situación grave de sequía. Para el seguimiento del cambio climático, se usan indicadores como el Índice de Calentamiento Global (ICG), que muestra la evolución creciente que siguen las temperaturas y el incremento de su ritmo de crecimiento desde finales de la década de los años 80 del siglo pasado. El ICG para Andalucía en 2022 fue de 11,8 frente al 10,6 del año 2021. En la misma línea, la anomalía térmica registrada en el conjunto de la región se ha situado en +1,6°C, en 2022 frente al +0,8°C de 2021.

Respecto al agua en Andalucía, se trata de un recurso estratégico de gran importancia económica, ecológica y social, cuya gestión se aborda de manera integral para conseguir un aprovechamiento racional que garantice su disponibilidad al conjunto de ciudadanía, en cantidad y calidad suficientes. La calidad de las aguas superficiales es, en conjunto, aceptable, con una calificación buena en nitratos, aceptable en clorofila A y regular en amonio, fosfato y plaguicidas, mientras que la calidad de las aguas subterráneas fue clasificada como regular, ya que todos los parámetros estudiados han empeorado ligeramente en comparación con el año anterior, a excepción de los plaguicidas, que han mejorado.

En materia de residuos, los últimos datos cerrados y disponibles corresponden al año 2021, produciéndose un aumento del volumen total del 4% en relación con el año anterior. Sin embargo, mejora la capacidad de tratamiento de los residuos, por la disminución del porcentaje de residuos destinados a vertido controlado, pasando de un 20,4% en 2020 al 13,4% en 2021. Al mismo tiempo mejora la recogida selectiva, especialmente en lo que respecta al vidrio, cuya cifra de recogida pasa de 12,3 kilos por habitante en 2020 a 13,0 kilos en 2021.

El informe también destaca la aprobación de la Ley 3/2023, de 30 de marzo, de Economía Circular de Andalucía para el impulso de una economía circular que fomente el uso eficiente de los recursos, alargue la vida útil de los productos y minimice la generación de residuos. Detalla en qué consiste el proyecto piloto de economía circular en la Sierra de Cádiz ya que los residuos de origen domiciliario representan una oportunidad única para empezar a curvar la linealidad del modelo de producción desde la perspectiva del consumidor final, permitiendo a los ciudadanos, dentro de sus hogares y establecimientos, sentirse verdaderos protagonistas del nuevo sistema. Esto les faculta a tomar conciencia de su propio papel, abonándose el terreno para una nueva conciencia ambiental, aspecto éste que resulta esencial en la consecución del éxito del nuevo modelo económico que promueve la Junta de Andalucía.

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