La Junta de Andalucía se enreda sola con la ley del aborto
La Ley del solo sí es sí, sirve de paraguas a la consejera de Salud
Mañueco niega que sus medidas sean antiabortistas
Sevilla/Eran preguntas que la consejera de Salud debía haber previsto y tener más que ensayadas. Catalina García se enfrentaba después del Consejo de Gobierno al polémico protocolo que Vox quería imponer a las mujeres que tienen la intención de un aborto y a quienes el vicepresidente de Castilla y León quería someter a la escucha de los latidos fetales y a la visión de una ecografía 4-D. Todo ello llegaba aderezado con las manifestaciones del portavoz popular en la Diputación de Huelva, Juan Carlos Duarte –integrante de la Ejecutiva regional– que comparó el aborto con un asesinato. A esto se añaden las acusaciones de Por Andalucía, en boca de su portavoz, Inma Nieto, de haber subvencionado a asociaciones antiabortistas con 700.000 euros, una medida que la pasada legislatura acordaron con Vox.
El portavoz del Ejecutivo, Ramón Fernández-Pacheco, sí se limitó al argumentario sostenido por el presidente de la Junta, Juanma Moreno, quien unas horas antes expuso la apuesta del Gobierno andaluz por “la libertad de las mujeres”. La consejera de Salud apartó de él y apenas al final de su intervención aseguró que “en Andalucía no se van a ampliar la cartera de servicios” en los casos de interrupción del embarazo, una manera de marcar distancias con lo acordado por un presidente castellano leonés a quien, como hizo Juanma Moreno, defendió al asegurar que “lo aclaró todo después”.
A partir de ahí fue un desfile de paños calientes con la Ley del solo sí es sí como justificación. Este texto legislativo que ha permitido rebajar la pena a cientos de acusados y condenados por delitos contra la libertad sexual, le sirvió para justificar el rechazo del Gobierno central a las intenciones de Vox en Castilla y León y, aunque en ningún momento se le cuestionó por ella, García aseguró que era lo que el Ejecutivo tenía en mente a la hora de rechazar las medidas contra las restricciones en los abortos.
También le sirvió para justificar al propio Juan Carlos Duarte, de quien dijo que se había disculpado (aseguró que su tuit en el que comparaba los abortos con asesinados fue “desafortunado”) y concluyó con que la petición de dimisión no procedía, ya que “otros deberían dimitir también y no lo hacen”. Por cierto, seguro que por problemas de agenda, pero fue la única de los tres consejeros que no se quedó a los tradicionales corrillos después del Consejo de Gobierno.
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