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Jaime Sicilia
Jornada de caídas
Inmigración de menores
Son ya 11.174 los menores extranjeros no acompañados (MENA) tutelados por las comunidades autónomas, con Andalucía a la cabeza, y su número sigue creciendo. A lo largo de los nueve primeros meses de éste año se han más que duplicado -a finales de 2017 eran solo 4.760- poniendo a prueba todas las estructuras de acogida existentes en España.
Las autoridades de Rabat se han mostrado finalmente dispuestas a hacer un gesto que alivie la situación, a aplicar con condiciones el acuerdo que suscribieron con Madrid en 2007 sobre el “retorno concertado” a Marruecos de los menores marroquíes que emigraron irregularmente a España. Pese que más de un 80% de los chavales extranjeros tutelados son marroquíes el acuerdo es hasta ahora papel mojado.
El ministro del Interior de Marruecos, Abdeloufi Laftit, hizo el sábado una visita semi clandestina a Madrid porque no fue anunciada de antemano y solo un medio de comunicación español, la agencia Efe, fue invitado a recoger sus declaraciones. Se reunió durante alfo más de una hora con su homólogo español Fernando Grande-Marlaska.
La conversación entre ambos vertió, en buena medida, sobre los menores de los que Laftit subrayó que solo eran “presuntamente marroquíes”. Aun así recalcó que Rabat “está dispuesto a encontrar una solución siempre en el marco del interés superior del menor y del respeto de los derechos fundamentales”.
La solución consiste, según han dejado caer las autoridades marroquíes, en aceptar la devolución de los menores identificados como marroquíes, pero solo si España se compromete a cambio a costear su educación y manutención en Marruecos hasta su mayoría de edad. La oferta, que se está estudiando, puede parecer atractiva a primera vista porque en España los centros de acogida están saturados y es más barato educar en Marruecos.
Si no va aparejada de un compromiso marroquí de luchar con firmeza contra la emigración irregular de menores a España la propuesta es engañosa, señalan fuentes conocedoras de las conversaciones hispano-marroquíes sobre la inmigración. “A día de hoy sufragaríamos los estudios de cerca de 10.000 menores devueltos a Marruecos, pero al ritmo al que están llegando por mar y a través de las fronteras de Ceuta y Melilla dentro de un par de años podrían ser el doble”, añaden las mismas fuentes. “Puede tener hasta un efecto llamada sobre familias que no pueden sacar adelante a sus hijos”, concluyen.
Aunque las cifras varían, según el departamento de la administración que las proporcione, Andalucía es la que más menores acoge, cerca del 40%, seguida por Melilla. Por el tercer puesto compiten Madrid, Cataluña y quizás el País Vasco y a continuación figura Ceuta. En la cola se sitúa La Rioja que solo tenía bajo su tutela a un menor extranjero. De ahí que algunas comunidades se quejen de la falta de solidaridad y que el Gobierno haya puesto en septiembre 40 millones de euros sobre la mesa para fomentar una mejor redistribución.
Para justificar su ofrecimiento de repatriación a cambio de educación las autoridades marroquíes recuerdan que el artículo 7 del acuerdo sobre el retorno de menores firmado con España hace 11 años estipula que la parte española asumirá la financiación de las acciones de regreso de los chavales y cofinanciará las acciones de prevención de la emigración irregular. Sufragar sus estudios y su manutención es una forma de prevenir que, tras ser devueltos a Marruecos, quieran de nuevo ponerse en camino hacia España.
El acuerdo hispano-marroquí suscrito en 2007 suscitó en su momento entusiasmo por parte de las comunidades autónomas como Madrid o Cataluña, que empezaron incluso a erigir centros de acogida en Marruecos para los menores devueltos, pero prácticamente no se ha aplicado. Las autoridades de Rabat no se han esforzado en identificar a los menores tutelados en España y en localizar a sus familias en Marruecos para poder repatriarles. Estas tampoco son siempre proclives a colaborar.
La emigración de un hijo varón es, a veces, un proyecto colectivo respaldado por toda la familia con la esperanza de que el chaval salga adelante en Europa, envíe remesas a casa y quizás despeje el camino al hermano que seguirá su senda. Hay otros muchachos que se han marchado sin el consentimiento de sus padres y entonces resulta más fácil dar con sus progenitores para preparar el regreso. Aun en estos casos el juez decano de Melilla, Fernando Germán Portillo, tachó en mayo, en una conferencia, de “muy deficiente” la colaboración de Marruecos.
Aunque son muchos menos que en España, también hay menores marroquíes en ciudades europeas, sobre todo francesas, empezando por París donde varios centenares malviven en la calle, en el distrito XVIII, por voluntad propia. “Es verdad que los robos y las agresiones cometidas por estos jóvenes son cada vez más violentas”, reconocía el 25 de septiembre Michel Delpuech, prefecto de policía, ante la Junta municipal de la capital.
A principios del pasado verano las autoridades marroquíes accedieron a enviar a la capital francesa a un pequeño equipo de policías y trabajadores sociales para identificar a los chavales con vistas a su repatriación solicitada por París. Solo identificaron a 120 de los que determinaron que 41 ya habían alcanzado la mayoría de edad. De los 71 restantes ninguno ha sido devuelto a día de hoy a Marruecos.
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