Político en cien días
Antonio Vargas Yáñez
Susana’s revenge
Selectividad 2019
En cuestión de semanas, miles de estudiantes afrontarán la temida Selectividad. Entre las recomendaciones que reciben estos alumnos, que están a la puerta de entrar en un grado universitario, destaca una. A la Selectividad se va con el pelo recogido.
El coordinador del proceso en la Universidad de Granada (UGR), Juan Luis Benítez, explica que a los alumnos se les advierte, tal y como se establece en la normativa de la prueba, que "tienen que dejar los pabellones auditivos al descubierto". Así, afecta tanto a quienes lleven el pelo largo como a quienes usen pañuelo para cubrirse. El motivo es "evitar el uso de audífonos" durante los exámenes, que este año coordina, precisamente, la Universidad de Granada.
El llevar el pelo recogido también permite controlar mejor el desarrollo de los exámenes y evitar que alguien tenga la tentación de ocultar en la melena dispositivos o algún tipo de chuleta. Las coletas ayudan a que los responsables de aula "puedan estar pendientes de si hay algún tipo de utilización de medios tecnológicos", indica Benítez.
Las pruebas, que se desarrollarán en la convocatoria ordinaria del 11 al 13 de junio, cuentan también con normativa específica sobre el uso de materiales permitidos y las consecuencias de copiar. Se establece que "en el caso de que se detecte que un alumno está copiando" éste "deberá abandonar inmediatamente el examen". Además, no podrá presentarse a ningún otro examen de la convocatoria y "los exámenes ya realizados serán calificados con cero puntos". También se fija que en este caso de detectarse a un alumno copiando, no se devolverán las tasas abonadas para hacer la Selectividad.
Se establece claramente que se considera copiar "la tenencia de calculadoras, audífonos, teléfonos móviles u otros dispositivos electrónicos que sean programables, con capacidad para el almacenamiento" de voz o datos y que permitan la transmisión de esos datos. También se incluye en la lista de elementos prohibidos los relojes que permiten almacenar datos o ser programables.
En cuanto a las calculadoras, que se emplean en los exámenes de Física, Matemáticas II o Matemáticas aplicadas a las Ciencias Sociales, entre otras asignaturas, se indica que "no parece coherente suprimir" estos aparatos. Se delega en el alumno la responsabilidad de saber "si su calculadora cumple o no los requisitos exigidos". Se apostilla, además, que "dispone de tiempo suficiente (todo el Bachillerato) para elegir qué calculadora usar".
En el caso de que haya dudas por parte de los responsables del aula donde se desarrolle el examen, se prevé que se tome una foto o se tome nota del modelo de calculadora y se levante acta que quedará firmada por los profesores, el alumno y un representante del centro al que pertenezca el estudiante. Si posteriormente se comprueba que la calculadora no está permitida -por ser programable o tener capacidad de almacenamiento de datos- quedará anulado el ejercicio y se le dará al alumno una nota de cero.
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