Visto y Oído
Carmen Machi
Sevilla/Lo poco que parece claro a día de hoy en el seno de UGT-Cádiz es que quienes de verdad representan al sindicato son sus afiliados (cada vez menos por diferentes circunstancias) y sus trabajadores.
Las últimas 24 horas dentro de la organización ugetista en la provincia han sido frenéticas y ejemplo de caos interno. Y, aunque no de forma tan contundente, ayer reconocieron en UGT que había existido, cuanto menos, falta de comunicación.
Tras todo lo vivido, primero con la imputación y posterior detención del hasta ayer secretario general del sindicato en Cádiz, Salvador Mera, por su supuesta relación en el caso de los ERE fraudulentos; tras las dimisiones en bloque de los seis miembros de los siete que componían hasta ayer la ejecutiva provincial del sindicato en Cádiz; y finalmente tras la dimisión de su máximo responsable, Salvador Mera, por la mañana en Sevilla, ayer quedaron claras varias cosas.
En primer lugar, que la dirección andaluza nombrará hoy una comisión gestora formada por cinco personas. Cuatro de ellas lo harán de forma voluntaria. El quinto miembro, y presidente de dicha gestora, será José Manuel Ferrer, secretario de Organización de UGT-Andalucía. Él fue el encargado de ofrecer ayer en el edificio de los sindicatos una rueda de prensa para intentar aclarar lo sucedido.
En segundo término, quedó patente la profunda desunión (pese a las buenas intenciones que Ferrer quiso poner ayer en su comparecencia) entre las ejecutivas provincial y regional. De hecho, la primera emitía por la mañana un duro comunicado en el que acusaba a la dirección andaluza de falta de apoyo y falta de respeto. Y el propio Ferrer admitía que la dirección gaditana "no llevaba razón".
Y el tercer asunto claro es la evidente mala relación entre Salvador Mera y su ejecutiva, la que resultó elegida en el último congreso celebrado meses atrás. Fue precisamente la indecisión de Mera para presentar y anunciar su dimisión lo que provocó la renuncia al unísono de todos. Pero, a su vez, esa indecisión estaba arropada por la dirección regional del sindicato. De ahí las reacciones que siguieron durante la jornada.
Falta de comunicación
La expectación en la comparecencia de Ferrer ante los medios fue máxima. Lo primero que dijo el nuevo presidente de la comisión gestora fue que la dimisión de la ejecutiva de Cádiz se produjo por una falta de comunicación y por divergencias sobre cómo debían darse los pasos de organización interna tras la imputación de Salvador Mera en el caso de los ERE.
José Manuel Ferrer también reconoció que la propia ejecutiva regional se había visto sorprendida al conocer "a las ocho de la tarde y por la prensa", la dimisión en bloque de la ejecutiva gaditana, "porque sólo habían enviado un mensaje a un correo electrónico particular". Sin embargo, Ferrer intentó hacer equipo y aseguró que las dimisiones de Salvador Mera y del resto de los seis miembros de la ejecutiva provincial de Cádiz "muestran que la organización sindical es democrática".
Preguntado acerca de si los miembros de la ejecutiva provincial gaditana conocían la renuncia de Mera (presentada por la mañana) en el momento de anunciar su dimisión en bloque (por la tarde) Ferrer aseguró que no. Y detalló que, tal vez, el motivo radicase en que la dirección andaluza del sindicato pensaba anunciar ayer de forma oficial la renuncia de Mera. La sorpresa de la dimisión conjunta precipitó los hechos.
Pero añadió que los seis miembros de dicha ejecutiva "hicieron las cosas tal como marcan los estatutos". Además, indicó que Mera también hizo las cosas como debía, "ya que su dimisión la tiene que presentar ante el secretario general andaluz y fue lo que hizo a primera hora del lunes". Claro que, en las horas que separan las renuncias de uno y otros, nadie en la dirección regional se ocupó de transmitirlo a Cádiz.
"Posiblemente -añadió Ferrer- ha habido una falta de comunicación entre los miembros de la comisión, su secretario general y la estructura del sindicato". "Las presiones que cada uno haya tenido han llevado a esa incomunicación", explicó . El secretario de Organización regional consideró que espera que la gestora que gobernará UGT-Cádiz culmine "en el menor tiempo posible" el proceso de nombramiento de la nueva ejecutiva gaditana que, según los estatutos, no podrá dilatarse por encima de los cuatro meses.
El nuevo presidente de la gestora cree que estas dimisiones no afectarán al crédito de la organización ni al proceso judicial o la imputación de Mera. Sí dejó claro Ferrer que "todos creemos en la inocencia de Salvador Mera, tanto la ejecutiva que ha dimitido como la estructura de nuestro sindicato". Según José Manuel Ferrer, fue la propia dirección regional la que pidió a Mera, tras su imputación en el caso de los ERE fraudulentos, que actuara como "puente de consenso" y que se mantuviera en el cargo hasta poder culminar el proceso de renovación.
Pide paciencia
Incluso, explicó que "la ejecutiva regional ha hecho lo que tenía que hacer y como tenía que hacerlo" y los responsables del sindicato en Cádiz "han hecho lo que entendían que era mejor para la organización". No obstante, dijo no estar de acuerdo con el argumento expresado por los dirigentes de la organización gaditana de que UGT-Andalucía no los ha respaldado y, aunque aseguró comprender que algunos integrantes se pueden haber "sentido mal" en esta situación, manifestó que "no tienen la razón" porque "la paciencia era necesaria en estos momentos".
Ferrer también negó que exista relación entre el malestar en el seno de la ejecutiva gaditana con el nombramiento de Antonio Montoro (portavoz de UGT en Delphi y rival de Mera en las últimas elecciones sindicales) como miembro de la ejecutiva de MCA-UGT, por no ser consultados.
Mera, emocionado
Y, para finalizar una mañana intensa en el edificio de los sindicatos de Cádiz, cobró protagonismo el propio Salvador Mera. Tras finalizar la comparecencia de Ferrer, el hasta ayer máximo responsable del sindicato en la provincia permanecía en la cafetería, donde fue detenido. No tuvo inconvenientes en pronunciarse acerca de todo lo ocurrido y no pudo evitar emocionarse al acabar.
Mostró su "máximo respeto" a la ejecutiva dimitida, a la que no tiene "nada que reprochar" ni "nada que criticar". Tan solo, quizás, algo de precipitación. Admitió también que la falta de comunicación hizo que los hechos se sucedieran con mayor rapidez. Por eso, aseguró el sindicalista que "yo tenía mis tiempos y el resto de la ejecutiva tenía otros".
Salvador Mera dijo no sentirse decepcionado porque yo he hecho "todos los días del año lo que creía" y explicó que decidió dimitir "después de pensar mucho en el momento adecuado, cuándo hacerlo por si perjudicaba o beneficiaba a la organización". Incluso, dijo estar de acuerdo con Ferrer cuando afirmó minutos antes que todo lo ocurrido con las dimisiones era síntoma de que el sindicato es "democrático".
Tras tomar esta decisión "por encima de lo personal", a partir de ahora Salvador Mera se someterá "a lo que le diga la organización". "Ocuparé el sitio que me digan que tengo que ocupar, y si me tengo que ir a trabajar lo haré sin problema alguno".
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