Inmaculada Nieto: “La ciudadanía no es más conservadora. Sí ha sufrido mucho”
Entrevista |Candidata de Por Andalucía a la Presidencia de la Junta
La candidata destaca el potencial de transformación de un estatuto de autonomía “casi sin estrenar”
Considera que "la derecha andaluza no se ha enganchado al signo de los tiempos y al PSOE le está costando"
Cuentan quienes la conocen desde muy joven que Inmaculada Nieto (Algeciras, 1971) lleva la reivindicación y la defensa de los derechos sociales por bandera desde que era estudiante. También la capacidad discursiva que ha ido desarrollando hasta ser alabada por su oratoria en el Parlamento andaluz. Ahora, tras décadas en política, afronta el reto no solo de ser la candidata de Por Andalucía a la Presidencia de la Junta, sino también de liderar una recompuesta coalición de izquierdas y conseguir que perdure, cerrando los convulsos últimos años en el ala izquierda del Parlamento.
Han tenido una legislatura agitada y un arranque de campaña también difícil. Alberto Núñez Feijóo dudaba hace unos días si los votantes de izquierda votarían a quienes no se ponían de acuerdo ni para presentar una candidatura. ¿Teme que eso ocurra?
Núñez Feijóo también puede pensar cómo va a votar la gente a partidos que han traficado con mascarillas cuando estaban muriendo personas porque no las tenían. Hay una intencionalidad manifiesta de la derecha en que siga habiendo ruido con este enredo, para que no se hable de los problemas de la gente, que no solo no han resuelto, sino que han agravado. Cuando comenzamos a caminar juntas IU y Podemos en el seno de la anterior coalición, tomamos la decisión de estar en el mismo barco con la misma camiseta. Y a día de hoy, a pesar de lo que pudiera parecer, IU y Podemos siguen trabajando juntas. No hay tal fractura, sino que entonces éramos esas dos organizaciones y ahora somos seis y hemos reconstruido un panorama de izquierda de transformación social, que quiere gobernar y que comparte un modelo para Andalucía y un modelo de país, que es inédito. Creo que la derecha no está para dar lecciones.
Ha habido una parte que se ha escindido.
Fue esa formación la que decidió voluntariamente separarse.
Existe la fragmentación entonces.
La formación que no está será la que tenga que explicar qué es lo que no comparte del diagnóstico y del programa de gobierno para Andalucía. No vamos a perder energía en hablar de formaciones que no han estado gobernando cuando lo que queremos es hacer ver a la ciudadanía que la realidad que viven tiene que ver con un Gobierno de la Junta que no ha sido capaz de darles las respuestas adecuadas a sus problemas, y que volver a entregarle la responsabilidad otros 4 años sería agudizarlo.
¿Por Andalucía será el intento definitivo?
No es una coalición electoral, es para gobernar, para dar respuesta a una ciudadanía que no se resigna. Nace con rotundidad y robustez, dinamismo, y con ganas de generar expectativas en otros territorios que les lleven a ver lo bueno que es trabajar juntas en beneficio del bien común.
Las últimas encuestas muestran un cambio sociológico, un vuelco electoral a la derecha. ¿Cómo interpreta esos datos?
Con mucha cautela, porque el histórico de las encuestas en Andalucía ha llevado a sorpresas a quienes habían hecho análisis muy sesudos basándose en esas estimaciones. ¿Se muestran tendencias en las encuestas? Sí. ¿Están escritas en piedra? No. No creo que haya un mayor conservadurismo instalado en la ciudadanía. Lo que sí creo es que la ciudadanía ha sufrido mucho y que ha estado muy desconectada de las consecuencias de las decisiones que se estaban tomando, porque lo que les absorbía era el problemón que había entrado por la puerta de casa. Creo que en esa situación, además con la sobredosis de crispación que tiene ahora mismo la política alimentada por la derecha, es normal que la gente esté medio resignada. Pero también creo que es normal que si ahora se moviliza las cosas se resitúen donde son, y es que la mayoría social necesita otras políticas que no les va a ofrecer la gente que les ha hecho esto.
¿No hay también algo de demérito de la izquierda, de pérdida de confianza?
Creo que no. Seguro que nos hemos equivocado. Pero tomamos una decisión en un momento crucial que ha tenido en parte una consecuencia en la construcción de un perfil de la derecha. En lo peor de la pandemia, cuando se estaba muriendo la gente, en Andalucía decidimos que no íbamos a hacer oposición ni a buscar la oportunidad de horadar partidistamente al Gobierno de la Junta. Pusimos por delante la responsabilidad de entender que la gente no estaba para eso. Mientras nosotras estábamos reforzando mensajes de las autoridades sanitarias y arreglando problemas, la derecha en Madrid le estaba tirando los muertos de la pandemia a la cara al Gobierno central. Claro que hay consecuencias. Pero creo que hicimos lo correcto.
Ha hablado de analizar una posible abstención para evitar la entrada de la ultraderecha en el Gobierno de la Junta. ¿Cuáles serían las condiciones, las líneas rojas?
Yo dije que ese escenario indeseable, de darse, deberíamos de llevarnos a la reflexión. Y lo dejé ahí. Pero ahora añado: el primero que tiene que pensar es el PP. ¿El PP quiere coser su futuro en las instituciones a la extrema derecha? Esa reflexión debe ser colectiva, en lo social y lo institucional. El que más tiene que reflexionar es el señor Moreno Bonilla, que es presidente gracias a la extrema derecha. El PP comparte agenda económica con Vox y ha tomado decisiones muy lesivas para Andalucía de la mano de Vox teniendo geometría variable en la Cámara para tomar las contrarias. Yo tengo la íntima convicción de que no va a suceder y si hay que abordarlo desde lo teórico, claro que hay que pensar.
¿Ve posible establecer un cordón sanitario a la extrema derecha en Andalucía?
Puedo hablar por nuestra coalición, en ella tomamos las decisiones por consenso. El cordón sanitario no es algo inédito ni que estemos abordando de manera iniciática en Andalucía. Venimos de unas elecciones francesas donde ya sabemos lo que ha hecho la derecha europea, que es infinitamente más moderna que la española.
¿Qué tres ideas destacaría de su programa?
Hay tres patas fundamentales: ecologismo, feminismo y unas condiciones dignas de trabajo. La sostenibilidad ambiental no puede ser ajena a ninguna decisión que tome el Gobierno. Si queremos un futuro para la sociedad y para la economía productiva necesitamos garantizar que nuestros medios nos sostienen. El feminismo, porque tampoco ninguna decisión puede eludir la igualdad efectiva, con todo lo que eso quiere decir. Tiene que estar en la agenda de gobierno cruzando todas las prioridades. Y las condiciones de vida y trabajo, poner la vida en el centro. Vamos a trabajar por vidas dignas de ser vividas.
Recuperan la idea de una banca pública que ya se intentó cuando IU estuvo en el Gobierno, pero no se consiguió. ¿Sería posible en este contexto tan complicado? ¿Qué ha cambiado?
No se consiguió porque la señora Susana Díaz le quitó un año a la legislatura. Ha habido cambios. Cuando se produjo la crisis del pinchazo de la burbuja inmobiliaria llevamos a debate cuestiones como intervenir el mercado de la vivienda, diversificar la economía, la progresividad fiscal. Cuando decíamos todo eso éramos como raros. Una década después lamentablemente, porque la factura del sufrimiento social ya no hay estado ni conciencia que la pueda pagar, la derecha homologada europea ha llegado a estas conclusiones. La gente que tiene que tomar las decisiones ya sabe que mantener esa política genera un sufrimiento que no se puede costear. La pena es que la derecha andaluza se ha quedado atrás y no se ha enganchado al signo de los tiempos. La forma de traducir en empuje social las decisiones políticas responden a una clave que el PP no ha visto pasar. Y al PSOE le está costando. Las formas de participar en política y las necesidades de los ciudadanos han cambiado, las respuestas de las instituciones tienen que cambiar. Damos la bienvenida a poner a la gente en el centro.
Todas las formaciones están remarcando en esta precampaña y campaña la idea del andalucismo como central.
Nosotros siempre hemos sido un espacio político muy andalucista y muy convencido de la potencia de nuestro estatuto y nuestras instituciones. Y muy orgullosas de haberlos heredado tal cual son de nuestros mayores, que los pelearon en la calle. Andalucía tiene un papel de liderazgo que jugar en los próximos años si tiene unas instituciones empoderadas, en financiación autonómica, en los recursos públicos en cantidades desorbitantes que vienen y que habrá que invertir con mucho talento. Pero como el mejor decir es el hacer, creo que el andalucismo de cada quien se puede medir en qué ha hecho con las instituciones y competencias propias de la Junta y recursos propios de Andalucía. Nosotros tenemos confianza plena en un estatuto que se reformó en 2007. Tenemos un estatuto con mucha potencia de transformación de Andalucía prácticamente sin estrenar.
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