El ex jefe de la forense achaca a la "presión" el "fallo terrible" del informe policial
El fundador de la sección de antropología de la Policía Científica explica que las periciales dejaron de ir firmadas por un superior para evitar que éste fuera llamado al juicio
La polémica por el error en la identificación de los restos de huesos en la hoguera de la finca de la familia de José Bretón en Las Quemadillas continuó ayer. El fundador de la sección de antropología de la Policía Científica y ex jefe de la perito que redactó el polémico informe, Juan López Palafox, denunció ayer la "presión" que los profesionales de este departamento soportan a veces en su trabajo por parte de "muchas personas importantes" porque los resultados "tienen que salir ya". La forense hizo un "silogismo al revés": tal y como decía Bretón, supuso que los huesos de la fogata eran de animales, y "subconscientemente se anticipó a los resultados", explicó el experto durante una entrevista en el matinal de Antena 3 Espejo Público.
"Imagínense que están en una investigación y tienes a muchas personas importantes presionándote porque los resultados tienen que salir ya. Y te dicen que han quemado animales y ropa y que la hoguera ha durado poco. No es lógico que los restos sean humanos", exculpó Palafox, quien, no obstante, consideró que se trata de un "fallo terrible", aunque tiene su "justificación".
También, al parecer, porque el ambiente en el que trabajó la perito no era el idóneo. Según ha trascendido, los agentes se le acercaron en varias ocasiones mientras clasificaba los restos y urgían resultados para detener a José Bretón. El padre de los pequeños actuaba como si aquello no fuese la posible escena de un crimen: bromeaba con los policías, propuso sacar botellas de vino y se acercaba a los restos quemados con total naturalidad, de tal manera que la forense pudo haberse formado la opinión de que lo que intentaba recuperar no debían ser los restos de los pequeños.
El error "ha tardado en subsanarse porque la persona estaba convencida de que no eran humano y no los volvió a tocar", insistió Palafox, quien no obstante asumió que "cuesta trabajo entender" la equivocación. El fallo, para el fundador del departamento, no sería sin embargo sólo de una persona, sino que evidenciaría una cadena de problemas en el funcionamiento de esta sección.
Se ha cuestionado en las últimas horas, por ejemplo, por qué nadie supervisó los resultados, pues una correcta interpretación de las muestras podría haber acortado la investigación a sólo un mes. Palafox dio una explicación muy sencilla. "Hubo una época en que todos los informes periciales incluían un apartado con el visto bueno del responsable de la sección, pero esto se suprimió porque al jefe de la sección lo llamaban siempre para comparecer en los juicios", reconoció.
El jefe de la investigación de la desaparición de Ruth y José, el comisario Serafín Castro, negó el miércoles que pueda hablarse de la existencia de un error policial y, por tanto, que haya que buscar responsabilidades. Palafox lo contradijo de manera rotunda: "Habría que pedirle responsabilidades a otras personas más allá de la antropóloga", dijo. "Si todo hubiera salido muy bonito desde el principio, seguro que le habrían colgado una medalla a todos estos responsables. Ahora habría que colgarles la parte de la responsabilidad que les debiera corresponder", razonó.
El experto abogó porque, independientemente de las presiones que existan, "el perito debe tener una independencia total" y ha de actuar con "suficiente frialdad". "Los informes hay que hacerlos con tranquilidad. Las muestras se tienen que recoger con sigilo y lo mejor es no hablar con nadie, y menos con autoridades políticas ni de ningún tipo", dijo Palafox, quien insistió en que "las presiones son muy malas".
El fundador de la sección de antropología de la Policía Científica llamó la atención sobre el hecho de que los errores en la identificación de restos humanos no son nuevos en España. "Nuestro país está lleno de casos parecidos", llegó a decir durante la entrevista. Puso por ejemplo el accidente del Yak42, en el que fallecieron 75 personas el 26 de mayo de 2003 durante un vuelo del Ejército. El escándalo surgió cuando las familias supieron que las identidades de los cadáveres estaban equivocadas. El caso terminó con un general de división condenado a tres años de prisión por falsedad en documento oficial y con dos comandantes sentenciados a un año y medio cada uno por el mismo tipo penal.
El forense Francisco Exteberria, responsable del informe que ha dado el giro en la investigación al descubrir que las muestras óseas pertenecen a dos niños, aclaró ayer que su análisis no puede tratarse como una "verdad absoluta, sino como una verdad pericial". Explicó, además, que "en cualquier investigación científica lo normal es que se revisen los resultados", y más en un caso como el de los niños Ruth y José, en el que las muestras recuperadas pertenecen a porciones de huesos "quemados y fragmentados". Etxeberria dijo que, cuando se ofreció para analizar las muestras, "no tenía sospechas de nadie", sino que lo hizo por interés meramente científico. El experto se mostró pesimista sobre la posibilidad de encontrar ADN en los huesos, si bien argumentó que "eso no significa que no se deba intentar". El caso "no se va a resolver en cuatro días", advirtió.
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