La izquierda cambia un puesto en la Mesa por un eslogan
Inicio de legislatura
Adelante Andalucía no tenía que votar a nadie para obtener una vicesecretaría del Parlamento, sólo a sí misma, pero cambió el puesto por un inútil pataleo
Ya advirtió Lenin que el infantilismo era uno de los males de la izquierda. Adelante Andalucía, alianza de IU y de Podemos, rechazó el puesto de vicepresidente tercero del Parlamento que le ofreció Ciudadanos, a pesar de que ni tenía que votar a un partido distinto ni recibirlo de otro. Es más, el documento que Vox firmó con el PP para repartirse los miembros de la Mesa, un prolijo manual de instrucciones de cómo se debía votar en la sesión de investidura, no se nombraba ni a Adelante ni los votos que le iba a prestar Ciudadanos. Nada, compromiso cero, a cambio, es verdad, de que Ciudadanos y Juan Marín quedasen un poco más centrados, tras el abrazo de Vox.
Pero en Adelante primó la ética de los principios sobre el principio de realidad, o ética de la responsabilidad, por lo que rechazó el apoyo de Ciudadanos, pidió auxilio al PSOE y se quedó, limpio e inmaculado, sin vicepresidente y sin miembro en la Mesa. Eso sí: se conformó con un fenomenal pataleo, tan estéril como sus últimos tres años y medio en el Parlamento andaluz.
A Adelante Andalucía le corresponde una representación en la Mesa, según recoge el artículo 36 del Reglamento del Parlamento, un texto tan obsoleto, por lo demás, que conserva artículos que van en contra del Estatuto de autonomía, epígrafes tan esenciales como el que explica cómo se elige al presidente de la Junta. Pero sí: exige que todos los grupos tengan representación en la Mesa.
En 2015, al inicio de la anterior legislatura, IU también se quedó fuera, una vez elegidos los siete miembros de la Mesa. Para solucionarlo, Luis Pizarro, que era presidente de la mesa de edad, quitó a Patricia del Pozo, del PP, y puso al siguiente: José Antonio Castro, de IU. El Tribunal Constitucional, en sentencia del 5 de diciembre de 2016, anuló ese modo de proceder. No la obligatoriedad de que IU estuviese, sino el modo: Del Pozo no podía ser despojada de su derecho una vez elegida.
Por eso, la protesta de Antonio Maíllo, al verse fuera de la Mesa, carecía de sentido. Ya sólo cabía una solución, que la Mesa se vuelva a reunir y amplíe el número de personas que rigen la Cámara. Ni derechos cercenados ni miles de votantes sin representación, Maíllo y Teresa Rodríguez sabían que ésa es la única solución. Si la nueva Mesa lo decide, Inmaculada Nieto, que es la que se quedó fuera, puede tener hasta voto, coche y sueldo.
Eso sí: el socialista Mario Jiménez salió en defensa de Maíllo, a pesar de que desde 2016 ni al PSOE ni al ex presidente Juan Pablo Durán le dio por reformar el reglamento. Jiménez quiere que la Mesa se reúna ya para que entre Adelante. "Esta tarde mejor que mañana", aseguró.
Adelante Andalucía se estrena tal como Podemos hace tres años y medio: más allá de sus eslóganes y de su infantilismo izquierdista en la promesa del cargo, no hubo nada. Incluso, uno de sus parlamentarios, José Luis Cano, se levantó de su sillón y se empeñó en jurar sobre el Estatuto, de pie y bajo el estrado, a pesar de que la presidenta Marta Bosquet solicitó que había que decir sí o no desde el asiento.
Nada, ahí se fue, tal como sonámbulo, el tal Cano, con su chupa de cuero, porque no sé cuántos derechos fundamentales se le habían violado esa fría mañana de invierno.
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