Y llegó la hora de la verdad...

Las Claves

En clave nacional. Sánchez y Feijóo estarán atentos a los resultados de las urnas andaluzas, donde Moreno no se le escapará el triunfo, aunque tiene la incógnita de si necesitará a Vox

Juanma Moreno saluda a una vecina de Granada.
Juanma Moreno saluda a una vecina de Granada. / Pepe Flores / Efe
Pilar Cernuda

19 de junio 2022 - 06:00

Se acaban las especulaciones, los sondeos, las filtraciones interesadas, las fake news y las true news. Se acabó la campaña andaluza y se vive la reflexión que antecede a las urnas. Después, llegará el recuento y, con los datos en la mano, el entusiasmo y el valle de lágrimas. En política nunca se puede dar nada por seguro, pero entre las sorpresas que se auguran no va a estar que Juanma Moreno pierda las elecciones.

A lo mejor no se acerca a la mayoría absoluta, pero también podría ocurrir que se arrimase o incluso que la alcanzara. Sin embargo, mal deben ver las cosas sus rivales cuando han puesto en circulación una falsa entrevista en la que, con un manipulado corta y pega, se muestra abierto a pactos con Vox y hace propuestas que nunca han estado en su proyecto. El origen del engaño no se ha identificado, pero sí que la falsa entrevista ha salido de España, México y Colombia, administrada por una misma persona. Es decir, que no se trata de un juego de niños.

Las incógnitas sobre lo que puede ocurrir hoy son infinitas, con preocupación muy visible en la izquierda. En las últimas horas se ha advertido un movimiento creciente a favor del partido de Teresa Rodríguez, Adelante Andalucía, que podría empatar en escaños con el conglomerado que se creó en torno a Podemos, Por Andalucía. Como ocurra, el cataclismo de Iglesias, Yolanda Díaz y Montero está cantado, pero como ya hemos dicho es mejor no caer en la tentación de las especulaciones, que no conducen a nada, y esperar a las 22:00.

Habrá nervios desatados en las sedes de los partidos, las andaluzas y las nacionales, miles de llamadas a los interventores para intentar pulsar el ambiente de los colegios electorales y también a los amigos que trabajan en las televisiones y emisoras que a las 20:00 harán públicas las israelitas, los sondeos a pie de urna.

Estrategia errónea de Vox

Todos los partidos han apostado muy fuerte por estas andaluzas. Probablemente Vox es el que se ha significado más, basa su estrategia en llegar a las generales con cierta experiencia de Gobierno. Forman parte ya del de Castilla y León, pero Andalucía sería para ellos la joya de la corona. Se han atrevido a correr el riesgo de presentar candidata a uno de sus valores más firmes, Macarena Olona, aun sin ser andaluza. Pero sus duras intervenciones parlamentarias la han convertido en una figura nacional , y sus compañeros Abascal y Espinosa de los Monteros acordaron que se presentara. Olona lo aceptó sin dudarlo, aunque el asunto no le ha ido tan bien rodado como esperaba el partido.

Primero, con la polémica de su empadronamiento, y segundo y más grave, una desacertada estrategia de campaña que no ha impulsado su figura sino que, al contrario, ha afectado negativamente a su figura. La forma en que ha exigido formar parte del Gobierno la ha hecho aparecer como una persona que busca el poder por encima de todo, más que velar por los intereses de los andaluces. Al capítulo de desastres se une la invitación a su socia Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia, para intervenir en la campaña. Daba miedo. Por el tono y por lo que defendía. El entusiasmo del público asistente fue muy manifiestamente mejorable, y eso que eran seguidores incondicionales de Vox.

En contraposición a la exigencia de gobernar de Olona, ha estado en su sitio el candidato de Cs, Juan Marín, que asumió su papel de perdedor que aspira a colaborar con Juanma Moreno allá donde lo necesite si consigue algún escaño. Lo ha hecho además con humor, con buen ánimo y dando ejemplo de lealtad al partido que le dio oportunidad de ser vicepresidente andaluz.

Ha sorprendido la imagen de jaula de grillos que se ha transmitido desde Por Andalucía, con personalismos muy marcados. Yolanda Díaz ha bajado al sur pero no ha tenido el exitazo que se le presuponía, aunque la candidata elegida por ella, Inmaculada Nieto, ha hecho mejor papel del esperado. Se ha visualizado una vez más el desapego entre Díaz e Iglesias, y el de la primera con Belarra, perfectamente conocidos por indisimulados. Y ha entrado en escena Errejón, de la mano de Díaz, aunque la relación de éste con Podemos está rota desde hace años, desde que se fue del partido para formar uno propio. Un lío. Estas elecciones andaluzas en principio no auguran nada bueno para Podemos, pero habrá que esperar al resultado para comprobar si lo que se percibe se corresponde con los afectos políticos de los andaluces.

Juanma vs. Espadas

Lo que más importa hoy es qué número de escaños conseguirá Juan Espadas para el PSOE y Juanm a Moreno para el PP. Porque lo que determina el gran interés de estas elecciones es que del éxito o fracaso de los dos candidatos dependerá en buena parte el éxito o el fracaso del PSOE y del PP en clave nacional, de Pedro Sánchez y de Alberto Núñez Feijóo como aspirantes a la presidencia del Gobierno.

Los dos andaluces llegan a esta cita en situaciones previas muy distintas. Moreno tiene las encuestas a favor por el trabajo de sus tres años y medio de Gobierno, que pasa por aprobado alto incluso para un buen número de militantes y votantes socialistas; cuenta además con el llamado efecto Feijóo que se vive en España desde que el gallego decidió dar el paso que le pedían desde hace años, y que se consideraba indispensable tras la deriva hacia abajo del PP de Casado y Egea.

Espadas arrastra no sólo que era bastante desconocido; le perjudica el efecto Sánchez

En caso de Espadas es completamente diferente. Nunca pensó ser candidato, estaba muy bien en la Alcaldía de Sevilla, pero se vio obligado a optar por la Junta ante la presión de Sánchez. No sólo se le ha visto descolocado en esa candidatura, entre otras razones porque no era un político muy conocido más allá de Sevilla, sino porque el efecto Sánchez le está perjudicando. Es vox populi ente los socialistas no sanchistas, crecientes en número, que el presidente y secretario general del partido es un lastre para las siglas. Se vio en las elecciones de Madrid en las que el PSOE quedó tercera fuerza, por debajo incluso del partido de Errejón. Y no hay analista sobre las elecciones de este 19-J que no haya responsabilizado a Sánchez de la falta de apoyo popular hacia Espadas.

En el propio entorno del presidente hay personas que reconocen que la situación electoral no la tienen fácil, y si el resultado andaluz no es mínimamente bueno será difícil que el PSOE gane las próximas generales. El problema es que en la campaña se ha visto que las perspectivas han ido a peor. Se habían puesto como suelo los 33 escaños conseguidos por Susana Díaz en las últimas elecciones, luego pasaron a 30 y este viernes ya había miembros del equipo de Sánchez que se conformarían con esos 30 que antes consideraban inaceptable.

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se juegan el tipo. Harán la lectura que les convenga, pero los españoles identificarán perfectamente al ganador y al perdedor de estas elecciones en las que ninguno es candidato. Pero los dos han dado el do de pecho en la campaña y se han implicado a fondo porque del resultado del 19-J dependerá en gran parte el cantar victoria cuando se celebren las elecciones generales, a finales del 2023. O antes, es una fecha que decide el presidente de Gobierno.

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