El marzo lluvioso no impide la mayor sequía en seis décadas en Andalucía
La primavera ha sido húmeda pese a la sequedad de abril y mayo, según la Aemet, pero el año registra un déficit del 11%
Todas las primaveras desde 2019 han sido más cálidas que la media desde 1961
Los embalses del Guadalquivir pierden el consumo de agua de 4,5 millones de personas en un mes
Las borrascas Mónica y Nelson no tuvieron sucesoras y las copiosas lluvias caídas en marzo no han impedido que la sequía que soporta Andalucía desde 2016 sea el periodo más prolongado de escasez pluviométrica de las últimas seis décadas, en concreto desde 1961, según informa la delegación territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Y todo ha sido porque Mónica y Nelson, concentrados en marzo, no han conocido sucesoras bautizadas como Olga u Olivia en abril y mayo, por citar dos nombres femeninos que empiecen por la letra correspondiente a la siguiente borrasca.
La primavera ha sido húmeda en Andalucía, eso para empezar. En total, en resumen, ha sido un 19% de excedente de agua recogida en la Cuenca del Guadalquivir en comparación con el tiempo de referencia (desde 1991 a 2020), aunque este excedente se deba al 302% de más registrado en marzo, debido a las dos borrascas, Mónica y Nelson, que llegaron a la región de modo consecutivo. Este superávit de precipitaciones se vio contrarrestado por apenas el 36% de lluvia registrado en abril y por el escaso 10% en relación a la media caída en mayo. El resultado, en conjunto, ha sido una primavera húmeda. Más en conjunto, el recuento del año hidrográfico registra un 11% menos de lluvias en comparación con la media desde 1991 a 2020.
Una primavera muy cálida
El resumen de la Aemet, presentado este viernes por su delegado en Andalucía, Ceuta y Melilla, Juan de Dios del Pino, también refleja un análisis sobre las temperaturas registradas en las ocho provincias andaluzas durante los tres meses de primavera. El resumen del conjunto de la región es que la primavera ha sido muy cálida. Con una temperatura media de 16 grados centígrados, ha sido la primavera con la octava temperatura media más alta desde 1961. (El valor promedio desde entonces ha sido de 15 grados en Andalucía.) Se trata de un alivio si se compara con la primavera de 2023. El año pasado por estas fechas, los ciudadanos lamentaban y los científicos se asombraban de que en los tres meses primaveras la temperatura media había sido de 17,1 grados, lo que significó una anomalía de 2,1 grados sobre el nivel normal de las últimas seis décadas. La Semana Santa vivió la anomalía de frío más significativa de un total de cuatro periodos de fresco, mientras que ha habido otras cuatro anomalías de calor, con días de hasta siete grados por encima de lo normal, repetidos hasta durante dos semanas.
La Aemet ha resaltado dos datos de tendencias de las temperaturas: que trece de las veinte primaveras más cálidas desde 1961 se han producido en el nuevo milenio y que desde 2019 todas las primaveras han sido más cálidas que la media. La agencia de meteorología destaca analiza también que las temperaturas han sido más altas en las provincias orientales que en las occidentales, teniendo en cuenta los valores promedios y la comparación con los registros desde 1961.
Una gota fría muy rara a principios de junio
También se detiene la Aemet en examinar los datos los registros anómalos de este mes de junio que entra en su última semana, destacando el desplome del termómetro que sucedió del 6 al 7 de junio. Fue una bajada de 11,1 grados de un día para otro, señala el resumen de la Aemet, debido a un cambio de la masa de aire debido a una gota fría o DANA que ocurre de modo muy excepcional estadísticamente hablando, unas dos veces de cada mil ocasiones, puntualiza Del Pino.
En cuanto a la predicción para los próximos tres meses de verano, Del Pino siguió la línea de previsiones apuntadas en las últimas semanas e informó de una “alta probabilidad de que la temperatura sea superior a la normal”. Este fin de semana servirá como preámbulo.
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